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Su estómago rugía desenfrenado, eran apenas las doce del medio día pero contando con el hecho de que su desayuno había sido solo una taza de café sabía de ante mano que no aguantaría otra media hora para almorzar, sumando el hecho de que el aroma a la salsa se apreciaba desde la sala. Volvió a inhalar gozosa cuando otra oleada a comida ingresó, contando los minutos para terminar aquella mínima tortura y comer hasta explotar.
Había despertado a las ocho de la mañana debido a Alice y su entusiasmo por probar los zapatos por lo que, colocándose el vestido que había preparado la noche anterior decidió llenar una taza térmica de café para saludar rápidamente a su padre y partir hacia la morada de los Cullen.
-¿Nude o crema? - levantó dos cartillas la muchacha de cabello corto-.
-¿Qué no es lo mismo? - trataba de encontrar una mínima diferencia entre ambos pero se le hacía imposible-.
-¡Iris! - reprendió desesperada-.
Caminaba mirando sus pies, ignorando los reproches de Rosalie con respecto a su postura y su andar. Recién era el primer día que caminaba con aquellos zapatos era imposible que se acostumbrara tan deprisa, tenían cinco meses aún.
No eran demasiado altos pero tampoco eran los zapatos que Iris acostumbraba a usar, además de que ella estaba completamente segura que no eran de su talle sino no se explicaba el porqué quedaban tan apretados. El cuero le ajustaba al punto que sabía que al retirarlos era segurisimo que quedará una marca. Volvió a suspirar pesada señalando la cartilla de la izquierda aún sin saber si era color nudeo crema. Aquella mínima desconcentración causó que su pie se doblara perdiendo el equilibrio rápidamente sin embargo, no alcanzó a tocar el suelo puesto que su novio la sostuvo centímetros antes de caer en seco.
Los presentes en la sala la miraron serios mientras que ella reía a carcajadas debido a su momento de torpeza. Supo allí que habían sido demasiadas horas problandolos por aquel día y que, la práctica de postura y andar con aquel infierno iba a seguir durante otros largos meses. Aliviada desprendió el abrojo del costado del zapato para así dejarlos en el suelo y disfrutar del contacto de su piel con la suave alfombra, cerró sus ojos ante el alivio.
Su estómago volvió a rugir desesperadamente cuando Esme ingresó a informarle a la rubia con una sonrisa que su almuerzo ya estaba listo, saltó en su lugar para correr energética hacia la mujer ignorando a su novio y a sus dos amigas. Abrazando por el hombro a su suegra ingresaron a la cocina, la rubia no paraba de agradecerle el hecho de cocinar para ella puesto que no era su obligación aunque Esme siempre le respondía que era un placer dar a notar su talento en el arte culinario.
-Asi que Amélie se lo tomó genial el hecho de la boda - afirmó el patriarca al notar la presencia de la humana en la mesada-.
-Más que eso - tomó asiento mientras cortaba la lasagna- creo que está más emocionada que Emmett y yo - rió junto al matrimonio-.