Dieciocho

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Si Emmett Cullen hubiese tenido la oportunidad de llorar seguramente lo hubiese hecho, pues apenas no había terminado de estacionado el Jeep que ya sentía el peculiar aroma de Iris Olsen

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Si Emmett Cullen hubiese tenido la oportunidad de llorar seguramente lo hubiese hecho, pues apenas no había terminado de estacionado el Jeep que ya sentía el peculiar aroma de Iris Olsen.

Esperaba ansioso que la chica le abriera la puerta y le gritara que no quería verlo más incluso esperaba que golpeara su rostro y le dijese que lo odiaba, esperaba cualquier reacción impulsiva de la chica menos que lo ignorase.

-Papá - había pronunciado su amor- no estoy aquí, ¿si? - aquello había causado que el chico temblará, estaba seguro que si tuviese su corazón latiendo se hubiese roto o hubiese dolido como miles de puñales-.

Aún así, seguía en el umbral de la casa, esperando que el señor Olsen abriese la puerta y lo mirase con todo su odio.

-Cullen - había fingido sorpresa para luego poner una mueca seria- ¿se te ofrece algo, muchacho?-.

-Buenos días, señor Olsen - aclaró su garganta- ¿se encuentra Iris? - levantó su cabeza un poco intentando mirar hacia adentro-.

-Temo que ha salido a dar una vuelta - juntó un poco la puerta de su entrada- le diré que has venido - asintió como respuesta-

-Señor Olsen - lo miró con pura tristeza- amo a Iris, señor. Por favor, dígale que necesito hablar con ella-.

-Gracias por venir, Emmett - comenzó a cerrar la puerta- Le diré que te llame cuando llegué -.

Se quedó allí unos segundos, oyendo la conversación entre padre e hija. Fue allí cuando supo que debía hablar con la muchacha. Debía pedir disculpas por mentir, debía solucionar las cosas hablando.

Oyó al patriarca encaminarse hacia la salida y fue allí cuando echó un breve vistazo hacia su alrededor, ningún vecino estaba a simple vista por lo que, se metió a su Jeep y avanzó unos cuantos metros, adentrandose al bosque. Lo dejó estacionado a una distancia respetuosa del corazón verde y se encaminó rápidamente hacia la ventana de la chica. Sabía de ante mano que ella no querría verlo, que se ocultaria de él por lo que, trepó por el árbol continúo y dió un perfecto salto hacia la ventana, cual gato sigiloso.

Maniobró para no romper la traba de la ventana, aquella que tanto le molestaba, una vez que la abrió comenzo a ingresar cuidadosamente aunque tambaleó ante el grito que la chica le dio.

-¡¿Qué demonios?! - la taza de té, que humeaba se encontraba en trizas en el suelo de madera- ¡Mierda! - volvió a maldecir al quemarse con el líquido-.

-¿Te encuentras bien? - se acercó con una velocidad prudente-.

-¡No te me acerques, Emmett! - retrocedió varios pasos pegandose a su mesa de luz- Mí padre está abajo y si intentas - balbuceó miedosa- llamará a la policía-.

ADORE YOU ~ EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora