7- Motín.

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Narrador

Sanner Manson arreglaba su cabello en el cuarto de baño mientras debatía. Hoy consultaría a nuevos reclusos. Debía interrogar a la mayor cantidad o el plazo de los ocho meses se cumpliría sin haber finalizado con la mitad de los reos de Kleinsburg. El clima había bajado algunos grados y un viento frío soplaba en el exterior. Pese a que el centro penitenciario estaba constituido por habitaciones en su mayoría cerradas herméticamente, el frío traspasaba las paredes y el clima de forma general no era satisfactorio para el joven doctor. De mala gana colocó una bufanda alrededor de su cuello y observó su silueta en el espejo del baño haciendo una mueca. De un golpe arrancó la prenda la cual lo hacia ver cómo un completo idiota.
Palpó superficialmente los bolsillos a los costados de su camisa.
- Dónde lo puse?- dijo mirando a ambos lados consecutivamente- ¡Oh!
Aquí !!!
Corrió hacia la pequeña mesita para tomar el bolígrafo y lanzarlo en su bolsillo. Sanner no esperaría por Albert. Llevaba pocos días ejerciendo , y no seguiría molestándolo. Conocía el trayecto hacia la oficina médica e iría por su propia cuenta. Tomó el teléfono de la mesa y hojeando la pequeña guía telefónica tecleó la numeración que el oficial le había dado para contactarlo personalmente.
Colgó y volvió a marcar. Al parecer, Albert estaría ocupado pues no respondía la llamada. Sin preocuparse demasiado Samner pensó en contactarlo por tercera ocasión desde la consulta.
- Bien ... Guardé el bolígrafo y mi identificación. Ahora voy en...

Un estruendo fuera del lugar hizo repentinamente que las paredes de su cuarto temblaran y que el joven doctor se tambaleara sorprendido.
- Que fue eso...?- dijo algo asustado.
El doctor retrocedió algunos pasos.
Fuera se podía escuchar los ruidosos golpeteos de las suelas del tumulto de personas atravesando el pasillo con suma rapidez. Solo podía escuchar desde el interior de su habitación algunas palabras distorsionadas que se perdían al fondo del pasillo.
- Pero que ...
Abriendo de golpe la puerta salío hacia el exterior, que ya se había vaciado y estaba desierto por completo. Fuera del lugar se podía distinguir con mayor precisión la naturaleza del estruendo. Los ruidos se percibían desde cierta distancia, aún así podía identificar que eran disparos.
- Hey!! Hay alguien?!!
Corrió por el pasillo bajando las escaleras saltándolas de 2 en 2.
A medida que a abanzaba los disparos se oían más cercanos. Se detuvo en seco y un temor desconocido lo invadió.
< Mejor... Vuelvo. Intentaré contactar a Albert>
Frotó sus manos intentando calmar un leve temblor conocido . Los disparos se hacían más intensos y numerosos, seguido de las voces del grupo de guardas.
- Fredrick, sal de allí!!
Una ráfaga de disparos sacudió la puerta convirtiéndola en pedazos de astillas. Se agachó instintivamente cubriendo su cabeza a la vez que cerraba sus ojos con fuerza.
- Ah!!!- gritó.
< Que está sucediendo?> Que está sucediendo??> ¡¡Maldición!! Maldición!!
- Debo... Debo volver... Debo...-abrió sus ojos débilmente aún en cuclillas sobre los escalones que llevaban a la primera planta. Respiró profundamente, tomando una bocanada de aire.
< Es... Es...>
- Albert!!! Albert!!! Que está sucedi...
Una ráfaga de disparos enmudeció su voz que intentaba hacerse oír por el oficial.
Albert portaba un arma y se ocultaba tras la pared de la oficina de interrogatorios, su rostro se encontraba pálido y su mano  descansaba sobre su ensangrentado hombro derecho que había sido baleado. La sangre brotaba a través de sus dedos que hacían presión sobre la herida.
- ALBERT!!!!- grité a todo pulmón.
El oficial volteó su mirada clavándose en mi rostro. Su visión horrorizada al percatarse de mi presencia perduraría siempre en mi memoria.
- Que hace aquí?!- gritó desde el otro extremo.
- Albert!!
- Doctor!!! Vuelva a su cuarto!!! Doctor Manson!!!!
Una ráfaga de disparos unido a una explosión provocaron que el suelo bajo mis pies temblara. Realmente no podía creerlo: ¿los reos se habían amotinado? la prisión de Kleinsburg estaba siendo tomada.
En estos justos momentos un leve estado de estupor cundía los pensamientos del joven. Una siguiente ráfaga de metralla despertó sus débiles instintos entumecidos
- Vuelva!!! VUELVAAAA!!!- vociferó el oficial.
- Si... Si...- susurró aturdido mientras impulsaba su cuerpo prácticamente postrado sobre los escalones  ayudándose con la fuerza de sus manos. Sus piernas habían perdido toda su vitalidad y cedían a los intentos de posicionarse en pie.
Subió la escalera paso a paso. Mientras su vista comenzaba a nublarse. < ¿Por qué era así?>¿ Porque era tan cobarde?>
Su cuerpo temblaba como una hoja
y por más que intentará no era capaz de controlarlo.
En lo que fue una eternidad Sanner consiguió llegar a su habitación. Su rostro pálido y sudoroso fue invadido por intensas náuseas que el mismo intentó ignorar. Cerró tras si y colocó la silla bajo el llavin  asegurándo la puerta de esa forma.  Dió una ojeada a su habitación y caminó con dificultad hasta el pequeño closet-casillero, entrando en susodicho y acurrucándose en su interior. En el proceso algunas de sus prendas cayeron sobre él, aunque apenas lo percibió.
- Ughh- arqueó- No...
Colocó sus manos en su boca presionando con fuerza mientras cerraba sus ojos.
< la prisión de Kleinsburg...> Un leve quejido salió de sus labios.
- No...- gimió a punto de echarse a llorar.

BAM!!!
Un golpe bastante cercano hizo entremecer al doctor. Alguien desde afuera intentaba forzar la puerta.
- Albert...?- susurró
Tras un segundo golpe hubo una leve pausa y seguido del leve chasquido del seguro de un arma. Una ráfaga de balas eran disparadas hacia el interior , destruyendo el llavín que salió impulsado en pedazos hacia todas direcciones. De un tercer golpe la puerta era derribada en su totalidad. En este punto Sanner mordió su labio  intentando silenciar los jadeos y leves quejidos. No podía controlar su respiración así que enterró su rostro entre las  rodillas.
Unos pasos fuertes y calmados se adentraron en la habitación. El sujeto no pronunciaba palabra alguna. Inspeccionaba  de un lado a otro con suma calma. Los pasos  recorrieron el baño saliendo casi instantáneamente y terminaron por detenerse justo frente al closet permaneciendo allí por unos segundos.
Los nervios del joven doctor estaban casi desechos. Estaba casi a punto de perder el conocimiento. Por desgracia su temor se volvía realidad y la puerta de su closet se abrió con tanta fuerza que sus bisagras casi fueron arrojadas lejos.
- Mmm... No sabe ocultarse, doctor.
Aquel sujeto entrecerró sus ojos maliciosamente y una sonrisa salvaje se asomó en su rostro. Aún aturdido, pudo reconocerlo a simple vista. Era la misma persona que había confrontado hace 2 días, Lampher Drhoskin, recluso 00456.

- No...- negué aturdido.
- No?- rió divertido ladeando su rostro.- ¿ Que es no?
- No...- repetí fuera de mi, negando consecutivamente. No podía creer lo que sucedía, mis ojos se negaban a ver la realidad.
- Ponte en pie - ordenó.
Sin procesar aún lo que ocurría me quedé observándolo embobado.
El recluso tomó uno de mis hombros apretándolo con fuerza impulsándome mientras me posicionaba derecho frente a él.
-Ughh- me quejé de dolor por la fuerte potencia de la tenaza de su brazo.
- Suel... Suéltame...- dijo reuniendo fuerzas para intentar safarlo de si.
Lampher era como una figura de mármol imponente. Los dedos sobre la piel de su hombro dejarían marcas tanto era la presión que ejercía.
Lampher tomó con brusquedad el mentón del chico que se resistía.
- Le advertí. Le dije que diera media vuelta, pero usted se quedó.
Lampher curvo sus labios de forma extraña.
- Ahora le pregunto- continuó-. ¿ que pasará a continuación.?
- Que... Que está sucediendo? - dijo el menor.
Lampher lo acercó bruscamente, invadiendo su espacio personal.
- No sabes?
El contacto visual entre ambos le hacía sentir mareado. Fuera de su habitación había un ruido insoportable. No podía interiorizar, no razonaba cuerdamente. Agitándolo  con brusquedad Lampher lo lanzó hacia la cama, mientras desabrochaba su cinturón.
-  Mejor déjeme decirle que sucederá.

El capítulo es corto.
El próximo capítulo contendrá narraciones que pueden herir la sensibilidad del lector. Temas como violación explícita serán descritos. Si siente adversión por este tipo de narración, no lea. Recuerde mantener la discreción. La historia es totalmente ficticia.
😙😙♥️💜🖤🤍.

Prisionero en su prisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora