Narrador:
- Levántate- ordenó Lampher.
Sanner lanzó su cuerpo al piso implorante juntando ambas manos en el centro de su pecho en forma de súplica. Respiraba jadeante soltando suspiros entrecortados y quejidos lastimosos.
-No ando de buen humor...- siseó el recluso- He dicho levántate.
El chico se quejó aún más fuerte dando rienda suelta a sus llantos. Con sus ojos empañados se esforzaba por enfocar entre el tumulto de personas borrosas que se fucionaban las unas con las otras..
- Por favor!!! Te lo suplico!!
El doctor se arrastró por el suelo gateando e intentando llegar hasta la silueta más enorme de todas. Si debía besar sus pies, lo haría. Imploraría como si su vida dependiese de eso. Ese mounstro tenía pensado lanzar su cuerpo como si fuese un objeto a los placeres del resto de sus hombres. Rogaría por su piedad y misericordia, haría lo que fuese con tal de evitar aquello.
- Por favor- dijo con un hilillo de voz.
Lampher contempló a sus pies al implorante joven, sus ojos enrojecidos y sus rostro bañado por las lágrimas era deliciosamente tentador. Tenía ambas manos unidas en una súplica sobre su mentón mientras intentaba hacer contacto visual a través de sus ojos bañados en lágrimas.
< Deliciosamente tentador>- pensó relamiéndose.
- No, no, por favor.
El jefe alzó la barbilla prepotente, mientras entrecerraba peligrosamente sus ojos a la vez que arqueaba una ceja dudoso.
-¿no?
-No por favor, no quiero.
- ¿No quieres?- dijo relamiéndose.- ¿Como no quieres?
Sanner llevó sus manos unidas por las palmas hasta sus labios, no antes de limpiar su rostro húmedo con el dorso de su mano.
- De... - el chico se detuvo para inspirar profundamente.- Déjame ir...por favor.
Lampher levantó la comisura de su labio, deleitado por el espectáculo frente a sus ojos. Ayer no había podido degustarlo apropiadamente.
Poseía cabellos negros recortados cuidadosamente, labios carnosos y piel pulcra, aunque la cualidad más interesante lo era su mirada, tan ansiosa como expresiva hacían que un hombre como él se perdiese en el deseo y se llenará de posesividad.-Yo...Yo no he hecho nada malo.- titubeó mirando al peligroso narcotraficante desde el suelo.- Déjame ir, por favor, por favor...
Sanner se inclinó casi completamente encorbando su espalda y contorsionando su tórax casi esculturalmente hasta que su frente estuvo en contacto con el suelo. El resto de los hombres que acompañaban al jefe se mantenían contemplativos en espera de una orden por parte de su líder.
- Jum- Lampher resopló divertido sonriendo maliciosamente.—¿Hanmsel, y ese ojo?
El susodicho dió unos pasos al frente frotando su cuenca con brusquedad. De un gesto en su barbilla señaló al chico que mantenía su postura en el suelo, sin moverse.
- Jajajajaja.- Lampfer rió de buena gana- No es tan inofensivo como pensaba!!
El narco colocó su bota sobre la espalda del doctor, presionando ligeramente en busca de una reacción de su parte. Sanner se mantuvo inmóvil en el suelo.- El muy idiota pensó que podía escapar.- intervino Hanmsel- Al parecer se percató que no era posible e intento noquearme, hermano.
- ¿Está pequeña mierda intentó noquearte ?
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Prisionero en su prisión
RandomSanner Manso al terminar sus estudios universitarios es enviado a la prisión de Kleinsburg para ejercer como doctor en el lugar. Una prisión alejada del mundo, donde todo parece estar en calma hasta que estalla una revuelta planificada por sus propi...