Hola, otro capítulo de Prisionero en su prisión! Espero les guste!!
...
Ambos, se habían detenido justo en la entrada de aquella habitación. No había puerta que impidiese que el doctor huyera del lugar pero este no lo hacía. Se mantenía pacíficamente descansando sobre el colchón, con ambos ojos cerrados. Su tórax se expandía pausadamente, indicativo de que aunque portaba ese lastimoso aspecto desvitalizado, por lo menos era capaz de conciliar el sueño.
— No acepta comida...— dijo Hanmsel desde afuera.
El narco apenas se inmutó. Sobre la mesita descansaba la coca y el sándwich, los cuales no habían sido tocados. Hizo un gesto con la barbilla que fue captado por el segundo, el cual retrocedió discretamente antes de desaparecer del lugar.
Lampher entró dirigiéndose con suaves pasos hacia la cama. El minúsculo chico sobre la sábana, pálido pero a la vez hermoso no daba por enterado sobre la presencia que lo observaba. Se inclinó sentándose sobre el colchón y rugió molesto. Para su insatisfacción, la sábana cubría el pequeño cuerpo desde su cintura hasta sus pies así que tomó de la tela jalando de ella. Las facciones del narco se mantuvieron inertes pues la piel que creía descubierta tenía puesta una pillama médica.
— Jum...— resopló al verlo y por un instante deseó atormentar su apacible sueño.
No sé detuvo ante sus instintos. El dorso de sus dedos pararon sobre la piel de aquella cintura, siguiendo el trayecto que él mismo trazaba a través de la cadera. Había visto esa figura completamente desnuda, temblando y sollozando bajo él pero nunca lo había admirado de esta nueva forma. Siempre abandonaba la habitación tras mantener relaciones con el muchacho, verlo tan calmado era una nueva faceta, que el mayor sabía: era un lujo de admirar. Los dedos y sus ojos seguían tanteando con suma suavidad intentando no perturbar la tranquilidad ajena. Lampher se controlaba, encerraba toda su violencia y fuerza, todo su deseo por tomar aquellas piernas y liberarlas de estrecho pantalón. Ayer, por una extraña razón había controlado su instinto, pero no lo habría una segunda ocasión. Deseaba poseerlo por completo,ya sea porque él se le ofreciese voluntariamente o no. Ansiaba terminar dentro de él, deleitarse de esas reacciones, de sus quejidos, de sus gestos de sorpresa.
Sumido en aquellos morbosos pensamientos, no se había percatado de que el menor había abierto sus ojos, confundido parpadeó varias veces hasta conseguir enfocar los objetos a su alrededor incluyendo a Lampher. El mayor sonrió divertido pero el chico se sobresalto a sobremanera con solo notarlo. Sorprendido se levanta de tope e instintivamente se encoje sobre cama hacia una esquina enterrando su rostro entre ambas rodillas.
Lampher rió calmadamente ante el gesto de huída, su mano llegó nuevamente hasta aquellos muslos, el dorso de sus dedos jugueteó con la suave tela de la pillama hasta percibir la carne bajo está, presionándola adrede causando una leve sensación de pellizco.— Ah!— exclamó asustado rehuyendo lo más que pudo hacía el extremo de la cama.
Lampher lucía satisfecho y estiró su mano intentando llegar a la cintura de aquel chico que había escapado de entre sus dedos. Palpó la superficie de piel libre que quedaba descubierta y pellizcó por segunda ocasión.
— Ah!— se quejó aterrorizado mirandolo confundido y con ojos llorosos . ¿Que sucedía con él? ¿ Por qué disfrutaba atormentándolo?
En cambio aquel hombre se divertía, quería saltar sobre él y someterlo, pero por el momento solo ver su rostro asustado y confundido resultaba más que suficiente para satisfacer su morbo, aquel chico era tan predecible.
El narco se levantó de la cama acercándose a la mesita para tomar la coca y el sándwich, luego volvió en sus pasos ubicándose sobre el colchón e hincadose de rodillas hasta situarse muy cerca del contrario.
ESTÁS LEYENDO
Prisionero en su prisión
RandomSanner Manso al terminar sus estudios universitarios es enviado a la prisión de Kleinsburg para ejercer como doctor en el lugar. Una prisión alejada del mundo, donde todo parece estar en calma hasta que estalla una revuelta planificada por sus propi...