20- La Huelga de Hambre culmina

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Hola, un nuevo capítulo de Prisionero en su prisión.

Narrador

- Lampher, por favor... POR FAVOR!!!!!- rogó Adonis mientras era arrastrado por el suelo del pasillo.

Fue ignorado por el mayor y continuó siendo empujando. El chico luchaba débilmente contra el puño de Lampher que se asía fuertemente a sus cabellos, pero en vano. El narco daba grandes zancadas llevándolo consigo hasta que unos minutos más tarde una luz tibia chocó contra los párpados cerrados del de cabellos rubios logrando que la molestia por el resplandor le hiciese abrir los ojos.

- ¿ Q-Que?- musitó, sintiendo que al hablar el desagradable sabor metálico se fundía en su paladar.

Se encontraban en el exterior, pero que a su vez era el interior de la llamada cúpula. El lugar era una enorme jaula de acero entrecruzado dónde no se podía mirar al cielo sin evitar recordar que se hallaban en una prisión, pues todo el lugar estaba cubierto por el metal. Lampher lo soltó y el chico aliviado, frotó sus hebras que ardían al contacto. Por primera vez contempló realmente su camisa ensangrentada por el goteo de sus fosas nasales y sus ojos enrojecidos dejaron escapar dos enormes lagrimones. Miró a su agresor desde abajo y notó la diminuta pupila en su centro perforar su cuerpo.

- Estoy harto Adonis, has acabado con mi paciencia.- dijo Lampher secamente.

- La- Lampher. No es así...

El recluso colocó su mano tras su nuca e hizo crujir su cuello fuertemente haciendo oídos sordos al lloriqueo del menor.

- Yo te amo, Lampher!!!! Ese imbécil se interpuso- lloró- te amo!!!!

En respuesta el mayor sonrió como es característico en él mostrando sus blanca dentadura en una sonrisa perversa.

- Las cosas son más sencillas que eso Adonis...- dijo mientras se acercaba consiguiendo que la figurita en el suelo se encojiera en el momento que se agachaba frente a él- No estás satisfecho. Ese agujero que cargas atrás no está completamente saciado. He estado pensando en cómo resolver ese problema y la solución ha estado frente a mis ojos todo este tiempo.

- Te amo, te amo, te amo con locura, Lampher!

- Shhhhh- silenció colocando la punta de su índice sobre los labios pintados de rojo por la sangre- Hoy serás un buen chico ¿Verdad?

Adonis sonrió levemente con la mitad inferior de su rostro ensangrentado. La escena no era hermosa.

- Si...- dijo ridículamente feliz- Yo haré lo que sea que me pidas.

- Excelente.- escupió irguiéndose frente a él. Coló su mano en el bolsillo de su pantalón sacando una caja de cigarrillos y dió una calada lenta luego de encender uno de ellos mientras escaneaba la pequeña figura a sus pies- Me aseguraré de que tú cuerpo quedé completamente satisfecho, Adonis.

- Si.- el chico se estremeció. Los ojos del contrario se afilaron, parecían navajas sobre él.

- Aprenderás...y creo que te gustará.

El narco arrojó el cigarrillo al suelo, pisandolo con zaña. El pelirrubio observó la acción con algo de nervios, por alguna razón sentía que el palpitar ser su corazón golpeaba sus oídos con fuerza.

- Jefe...- se escuchó tras el líder.

- Jum...encarguénse de él.- soltó de imprevisto haciendo que el pequeño de cabellos rubios alzará la vista desencajando sus órbitas anteriormente fijas en el suelo.

No sabía en que momento había sido rodeado de tantos presos; afros, norteamericanos e hispanos todos juntos habían acudido al lugar donde habían visto entrar a su líder y en cuestión de minutos habían rodeado al pelirubio en el suelo.

Prisionero en su prisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora