Hola, otro capítulo de Prisionero en su Prisión.- Sshhh guarden silencio, montón de mandriles!- berreó Adonis mientras ajustaba su oído sobre la puerta de
la oficina central.Había escuchado los rumores desde el patio.
- El jefe estaba furioso!
- El crío tiene las horas contadas.
- Vi al rehén acercarse al lugar- comentaba el recluso, preso de la atención del los demás hombres - Lampher no estaba muy contento con la visita.
No pudo contenerse con el último comentario y aunque evitaba deambular por los alrededores, mucho más, después de lo ocurrido bajo el terreno de la cúpula, tal tentación era demasiado para él y su curiosidad no podía ser contenida.
Adonis no estaba recuperado del todo.Las lesiones en su recto aún no habían consolidado por completo, así que evitó toparse con aquellos que seguidamente le acosaban no con buenas intenciones mientras se hacía camino al lugar de los hechos.
Casi de forma sobrenatural pudo llegar en una pieza al segundo piso, teniendo mucho cuidado de no toparse con la escoria que lo acosaba.
Dió gracias porque durante el trayecto su culo no fue asaltado por ninguna polla, literalmente.- No puedo escuchar nada- maldijo mirando hacia ambos lados- Hanmsel, ¿ hace mucho que están dentro?
El castaño no respondió.
El dolor del golpe había desaparecido dejando solo un amago de molestia en su abdomen y en estos momentos otro pesar le embargaba: había desepcionado a su hermano.
Con desgano adoptaba una posición de cuclillas, descansando la espalda en el concreto de la pared justo frente a la oficina. Su cabeza estaba gacha y portaba una expresión decaída en sus ojos.- «Lampher está furioso»- pensó. Nunca debió acceder a la petición del doctor si prevía con claridad como terminaría todo.
- Tch- chasqueó el pelirubio evidentemente mofado de que el castaño ni sé inmutara con su pregunta- ¿Con que ahora me ignoras...? Jum.
Refunfuñando ante la actitud retraída del contrario colocó nuevamente su oído sobre el frío metal de la puerta mientras cerraba sus ojos intentando concentrar su audición en lo que ocurría dentro.
Gritos, llantos, golpes o la voz imponente de Lampher. Rogaba poder escuchar cualquiera de ellos, algún rastro de vida, forcejeo. ¡Cualquier cosa!- «Demasiado silencio...Acaso Lampher... ?»- pensó y horrorizado cubrió su boca ante la espeluznante escena que se plasmaba en su mente, escena en la que el cuerpo silencioso del médico yacía cubierto de un nítido rojo en el suelo.
Tales ideas le hicieron estremecer. Lampher era como un animal, se regía por sus instintos y si terminaba cansándose de la actitud del doctor, las horas del médico estarían contadas.
Algunos días atrás hubiese estado rebosante de felicidad con dichas suposiciones sin embargo justo ahora un intenso sabor a hiel subía de su estómago y se apoderaba de sus papilas gustativas en tanto sacudía su cabeza ignorando dichos pensamientos.Un chirrido metálico crujió de las bisagras de la puerta. El pelirrubio retrocedió y el resto de reos que merodeaban fijaron su mirada prácticamente al unísono.
- Doctor!- exclamó Adonis- « Está vivo!»
Sanner salió de la oficina, sus ojos azules observaron con desgano al de cabellos rubios.
Lucía algo pálido y malogrado pero vivo. Estaba vivo. Su boca fruncida en un rictus amargo lucía como un corte sobre su piel.- Adonis...- respondió únicamente.
¿Alivio?
Pues sí, aunque no podía explicárselo, Adonis estaba feliz de que el médico estuviese a salvo.
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Prisionero en su prisión
De TodoSanner Manso al terminar sus estudios universitarios es enviado a la prisión de Kleinsburg para ejercer como doctor en el lugar. Una prisión alejada del mundo, donde todo parece estar en calma hasta que estalla una revuelta planificada por sus propi...