13-Prisionero en su prisión V (Parte II)

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Los ojos empañados por las lágrimas le impedían ver adecuadamente a través del agua. El joven doctor observaba su palma mientras intentaba enfocar la lesión sobre la cual no era capaz de definir si era lo suficientemente profunda o no.. El ardor era terrible y desagradable lo que le forzaba a pensar que aún le quedaban restos de estillas en su interior. Llevó su palma al centro de su pecho con mucho cuidado, notando como la punta de sus dedos se encontraban frías mientras que el resto de la piel se percibía caliente, bañada por la sangre.
Estaba completamente empapado, y la ropa se le adhería a la piel desagradablemente luciendo su tonalidad blanquecina. El recluso se había recostado a la pared, frente al lavamanos desviando su mirada hacia el pequeño espejo quizás para otorgarle algo de privacidad al menor.
Con mucho cuidado el chico desabotonó su camisa, sacando su hombro a través de esta para después liberar con mucha más calma el brazo que continuaba con la mano dañada.

- Ughh- sé quejó percatándose que al mover los dedos un latigazo de dolor recorría su palma.

Hanmsel se volteó tras escuchar el gemido, observando el goteo sanguinolento recorrer el antebrazo del doctor. El chico había sacado la camisa pero aún faltaba el resto: los zapatos y el pantalón. Torpemente continuó desabotonando su bragueta. Para ayudarse se sostuvo con dificultad a la pared mientras intentaba sacarse la prenda que húmeda se adhería a su piel.

- Tanto así duele?-dijo Hamnsel percatándose de que el chico tenía dificultadas para desvestirse al mantener su mamo lesionada protegida en su pecho.

- No demasiado- mintió al notar que el mayor instaba por acercarse.

Ansiaba un mínimo de privacidad, pero el recluso se mantenía en el cuarto de baño contemplándolo.
El pantalón calló al suelo haciendo un sonido encharcado. Sacar su ropa íntima sería más sencillo pues la suave tela se deslizaría con menos dificultad, dió un vistazo al reo que nuevamente lo ignoraba apuntando su mirada hacia el diminuto espejo. Sanner estaba agotado así que no le importó mucho que el hombre se mantuviera allí, terminó desnudándose y luego se ubicó bajo el chorro frío, dejando que el agua arrastara las impurezas de su cuerpo,su palma lesionada aún goteaba el fluido caliente pero el agua  a pesar de provocarle dolor punzante, borraba los restos de sangre seca, lo que resultaba reconfortante. Ignoró el latigazo doloroso y tomó la pastilla de jabón. Darse un baño le era difícil, si se usaba una sola mano, le tomaría más tiempo de lo esperado.
Comenzó limpiando sus piernas, usando su mano sana para frotar su cuerpo.

El mayor devolvió su vista hacia el cuerpo bajo la ducha que ante la incomodidad de la presencia del recluso se había volteado dándole la espalda, sin embargo rió perspicazmente y un fugaz pensamiento rozó sus instintos. La piel del chico en serio era realmente blanca, tanto que era capaz de fundirse con el blancor de la losa que cubría las paredes del baño. Pudo descubrir uno que otro lunar en su espalda, así mismo recorrió la curvatura de su columna hasta terminar en las nalgas del menor manteniendo su vista fija por un lapso de momento. Sanner dió un paso hacia atrás haciendo que el recluso sobresaltado despertara del ensueño, volviendo a fijar su rostro en el diminuto espejo. Pasó su mano por su cara pensando que en serio debía de estar muy necesitado de sexo si extasiadamente había contemplado el trasero de otro hombre.

- Tch- chasqueó la lengua, tensando su mandíbula.

Sanner ladeó su cabeza con timidez,sin atreverse a darle el frente.

- He terminado. ¿ Podrías traerme algo de ropa?

- No. Sal tu mismo y ve por ella.

Sanner se giró un poco más para mirar el reo un poco confundido.

- Reconozco a una zorra cuando la veo. No intentarás nada mocoso. Ve tu mismo.

El joven doctor se sintió confundido, solo pensaba que no quería voltearse frente a ese extraño pues era suficiente con tenerlo en el baño supervisandolo. El mayor, divertido resopló contemplando su atónita expresión

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