22- Prisionero en su prisión VI

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Hola, aquí el siguiente capítulo de prisionero en su prisión sin ánimos de lucro y con mucho amor para ustedes.

Narrador:

Sanner se estremeció con fuerza. Aquella masa de músculos fuertes lo observaba, no había expresión alguna en su rostro, sus ojos afilados como dagas hirientes se deslizaban como tajazos sobre su cuerpo haciéndolo estremecer. Con los nervios a flor de piel clavó su mirada en la rejilla del lavabo. El agua seguía brotando de la pluma y al unísono desaparecía por el tragante, el chico parecía hipnotizado con aquello. Sabía que el momento llegaría, lo había esperado toda la tarde pero enfrentarse a lo que estaba viviendo suponía otro nivel de fortaleza que presentía no poseía.

- Doctor, no se encontraba tan mal si pudo sostener el arma de esa forma- habló finalmente.

Su voz era muy grave y pausada, como si saliese desde lo más profundo de un abismo.
Rememorando, Sanner había sacado fuerzas de lo más profundo de su ser y en un impulso que más tarde pesaría en su consciencia, había intervenido en defensa de Adonis usando un arma para apuntar al mismísimo Lampher, contra el cual apenas tenía oportunidad.

El pelinegro levantó su mirada tratando de controlar su respiración.

- No me sentía bien.- respondió sin tartamudear.

- Mmm... ahora no me dirás qué te encuentras débil ¿cierto? Te atreviste a apuntarme, después de todas las consideraciones que tuve. Eres una putita malagradecida.

Sanner se sobresaltó y cerró sus ojos tragando en seco. No quería pensar en el significado de esas palabras,¿O acaso tenían algún significado?
No quería pensar, no quería escuchar, no quería enfrentarse a él, sin embargo se volteó para darle frente. Por un momento pensó que mantenerse de espalda a ese hombre que lucía como una bestia salvaje a punto de atacar no era una buena idea.

- A-aun estoy un poco mareado y...

- Creo que podrás con eso..- cortó repentinamente.

Lampher caminó hacia él, estrechando la distancia entre ambos.

- He estado pensando en tí. No quieres salir lastimado. Serás un buen chico hoy también.

Sanner liberó el quejido que desde hacía unos segundos pugnaba en sus cuerdas vocales en un intento por ser liberado , sus ojos se enrojecieron pero contuvo sus lágrimas, no era momento para quebrarse. Lampher se encontraba a centímetros de él, analizando cada pequeño gesto, cada pequeño atisbo de debilidad.

Frunció sus labios y lo miró con la mayor firmeza que pudo.

- Vas a violarme otra vez, eso es todo lo que sucederá.

Las pupilas en los ojos de Lampher se dilataron enormemente hasta que el verdor desapareció para dejar un negro abismal en su lugar y curvó sus labios en una risita inquisitiva.

- Voy a desnudar tu pálido cuerpo, voy a tocar cada parte de ti y voy a penetrarte con fuerza hasta que esté satisfecho. No estoy de muy buen humor justo ahora, así que no me hagas enfurecer.

Sanner negó repetidamente, pero no se movió de lugar, sus dedos se crisparon ligeramente. Sabía que el clásico temblor del que padecía se extendería por su cuerpo como una plaga pero debía resistir o estaría perdido.

- Eres un monstruo, un asesino. Has lo que tengas que hacer, no necesitas dar explicaciones.

En un gesto brusco el narcotraficante estiró su brazo atrapando el mentón contrario, presionando las suaves mejillas con su potente tenaza haciendo que los labios del chico protuyesen en un puchero forzado.

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