Hola, otro capítulo de Prisionero en su prisión hecho con mucho amor.
Sanner:
— Ufff— suspiré mientras contemplaba ecuánime un segmento de madera que colgaba de una de las bisagras del marco de la puerta.
Estaba agotado física y mentalmente aunque debía confesar que algo más calmado. El jodido día no llegaba a su fin, un acontecimiento tras otro lo hacian interminable. Era como esos días en los que no dejan de pasar cosas desagradables desde que te levantas hasta que pones la cara en la almohada. Y lo peor, eran apenas las 6 de la tarde. Volví a exalar dejando salir un leve quejido agudo.
A un costado sobre la pequeña mesita dónde antiguamente había un teléfono ahora descansaba el material de sutura sanguinolento que había usado para coser a Adonis.— Por lo menos limpiaré la sangre...— pensé en voz alta, mientras tomaba nuevos guantes quirúrgicos de la gaveta.
Me levanté del colchón y el gesto me hizo tambalear ligeramente. Equilibré momentáneamente mi cuerpo con los brazos y luego de un rato el vértigo cesó. Despacio tomé la pequeña bandeja que contenía las pinzas y bisturíes mientras intentaba ignorar la sensación flotante que surgía en mi cuerpo. Varias sensaciones extrañas me embargaron momentáneamente. Pensé por un momento que estaba viviendo un sueño, una alucinación; que todo había sido una mala pesadilla y que ahora había despertado.
Frente con frente al lavabo dejé caer el material dentro y abrí la pluma. El agua comenzó a correr cayendo sobre los instrumentos transformandose en agua sanguinolenta que era succionada para desaparecer a través de la rejilla. Dejé escapar el enésimo suspiro del día y mis ojos se fijaron en el diminuto espejo chocando nuevamente con la cruda realidad. Al ver la imágen en el reflejo lo supe, no había despertado de la pesadilla y continuaba en ella. Acerqué mi rostro entrecerrado los ojos.
— Luzco terrible— sonreí con tristeza al percatarme de las ojeras.
Transcurrieron unos minutos y durante ese momento examiné las facciones demacradas de mi cara con extrañeza como si no conociese mi propia persona. Ignorando el material dentro del lavamanos me acerque a la ducha despojandome de la ropa que traía puesta.
El agua que salía desde arriba limpió mi cuerpo que comenzó a llenarse de vitalidad al notarse libre de la suciedad y durante ese momento todas mis preocupaciones desaparecieron, era como si el agua arrastrará el sufrimiento por lo menos en ese momento.¿Que sucedería a partir de ahora?
Siempre que pensaba en dicha cuestión mi pecho se oprimía hasta casi hacerme dudar de que a mi corta edad pudiese tener alguna enfermedad cardíaca. Todos los análisis terminaban en un punto y que en lo profundo del alma presentía. Lo que más me aterraba estaba cerca de volver a repetirse.
Bajé mi cabeza y cerré mis ojos con fuerza recibiendo el consuelo del agua fría golpeando la nuca hasta que una figura visitó mis memorias, Albert.
Su imágen sonriente, tan intuitivo y positivo. Conversar con él se sentía como si estuvieses bajo el efecto de algún calmante y ese chico había muerto. Ese oficial penitenciario lleno de vitalidad y con una vida por vivir había muerto. Sus sueños y sus aspiraciones habían sido arrebatados en tan solo un día. Él se había resistido a la muerte pero esta lo había alcanzado sorpresivamente como al resto. En cambio yo había sobrevivido, aunque desecho, usado y humillado, pero estaba vivo y mientras tanto deseaba morir. No era justo para aquellos que estarían dispuestos a hacer lo que fuese necesario con tal de seguir viviendo.Volví a alzar el rostro y el agua cayó como una bofetada en mi mejilla, inmediatamente después cerré la llave y tome la toalla colocandola alrededor de mi cintura para cubrirme. Me encaminé hacia el espejo volviendo a rectificar mi rostro; los halos oscuros alrededor de los ojos se habían tornado más claros y lucía sereno. Además los mareos habían cesado momentáneamente, la mejoría era tan notoria que no pude evitar sonreír con algo más que melancolía.

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Prisionero en su prisión
RandomSanner Manso al terminar sus estudios universitarios es enviado a la prisión de Kleinsburg para ejercer como doctor en el lugar. Una prisión alejada del mundo, donde todo parece estar en calma hasta que estalla una revuelta planificada por sus propi...