26- Prisionero en su Prisión IX

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Hola, acá la continuación de Prisionero en su Prisión.

Sanner.

La prisión de Kleinsburg, una de las instituciones carcelarias de mayor prestigio en el país se hallaba bajo el control de uno de los convictos más peligrosos bajo custodia, Lampher Drohskin.

Habiendo transcurrido 4 días de ejecutado el motín ,yo ,Sanner Manson había pasado de ser el nuevo doctor a ser la puta del mencionado narcotráficante.

Un traspaso bastante radical en dónde mi única utilidad había cambiado, no era necesario que
salvase vidas pero era absolutamente prioritario que mantuviese saciado a su líder que por alguna razón se había obsesionado conmigo tras nuestro "fortuito" encuentro durante los chequeos médicos.

Hasta el momento habíamos tenido sexo con penetración en dos ocasiones; el día en que se llevó a cabo el motín y recientemente ayer. No quería decir que no habíamos intimado de otras formas pero con penetración solo dos veces.

Tras todo lo ocurrido me mantenían en mi habitación inerte de lo que ocurría fuera y espectante pues Lampher podría llegar, bien con su miembro en alto o con su revolver listo para acabar conmigo cuando estuviese cansado de usarme como consolador.
Tomando lo anterior en cuenta, un círculo vicioso estaba a punto de formarse y amenazaba con destruir mi salud mental: anochecía, Lampher me follaba, caía dormido, despertaba, esperaba por Lampher y de esa forma el ciclo se volvía a repetir.

Gracias al cielo había conseguido convencer a Hanmsel y unos segundos más tarde estábamos frente a la puerta de la oficina central y pues en estos momentos, frente al mismísimo Lampher.

Lo siguiente que ocurrió sucedió tan rápido que apenas podría describirlo o quizás mis embotados sentidos fueron incapaces de captar adecuadamente los eventos que transcurríeron a continuación.
Escuché la voz de Hanmsel aunque no estaba seguro de si sus palabras iban dirigidas a mi.
Solo estaba allí plantado como un maniquí contemplando absorto la ventana tras el líder narco cuyos cristales eran atravesados por los rayos del sol de la tarde, tan vívido, nostálgico...

Tan absorto estaba que no noté en ese momento como el puño de mi captor silbaba en el aire y terminaba encajadose en el a abdomen de Hanmsel.
En ese justo momento los engranajes de mi entumecido cerebro crujieron poniéndose en marcha para analizar las cosas con más detenimiento.

¿Estaba allí porque deseaba que Lampher me permitiera vagar por los alrededores del lugar plagados de convictos altamente peligrosos, asesinos, violadores y gente de la peor clase?

Realmente había perdido la cabeza.

PRISIONERO EN SU PRISIÓN

Narrador

Hanmsel cayó al suelo de rodillas sin emitir sonido, resistiendo el dolor y buscando forma de respirar tras haber recibido semejante golpe.

- Cuales fueron mis órdenes, Hanmsel? Creo que lo dejé todo bien explicado- siseó - Nada sale y nada entra ¿ o acaso entendiste lo contrario?

El chico jadeó ruidosamente con la cabeza gacha.

- El doctor... Coff... pidió verlo...

- Hunh... Pidió verme- repitió feroz a la vez que posaba sus ojos en el pelinegro, extasiado y completamente en shock.- Que amable de tu parte. ¿Ahora recibes órdenes de él?

- No... discúlpeme líder.- respondió con dificultad.

Sin esperar un segundo más aquel hombre de facciones espeluznantes tomó a su hermano por el cuello de la camisa. Sus ojos lo atravesaban, estaba furioso.

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