23- Prisionero en su Prisión VI( Parte II)

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Aquí va la continuación: P en su P VI( parte II):

Lampher vió como el menor tomaba una bocanada de aire y ésta pasaba entrecortadamente por su garganta. El chico gimoteó lastimero, secó sus lágrimas y seguidamente reposó su cabeza en el colchón  en un intento por conseguir algo de alivio para sus sienes las cuales  latían dolorosamente.
Lampher rugió exitado, viendo sumisión en aquel acto.

— Así me gusta gatito...

La mano del mayor continuó masajeando su polla tomándose el tiempo necesario, amplificando las sensaciones mientras que la contraria ya había introducido un segundo dedo y bombeaba con cierta perversa gentileza.

Cuando el tercer dedo rozó el esfinter, la cara del chico se tensó. Mordió su labio y apretó en sus puños la sábana que cubría el  colchón.
Lampher rió, su risa brotó ronca y sexy. Sin perderse los detalles de aquel sudoroso rostro introdujo los dedos hasta llevarlos a la base.

—Agh!

— Relájate...— ordenó el narco— Si aprietas así, por supuesto que dolerá.

El rostro del chico subió y bajo  débilmente, en un gesto de afirmación. Podría decirse que estaba completamente domado,los recuerdos de su primera vez yacían en algún rincón de su mente amenazando con volverlo loco.
Había sido horrible y lo recordaba muy nítidamente en sus sueños o mejor dicho, en sus pesadillas. Solo procuraba no hacerlo enfurecer.

Los dedos se hundían, buscando dilatar la estrecha cavidad y se detenían  cuando a Sanner torcía incomodamente su rostro.

— Estás listo...

El chico tragó compulsivamente y su respiración se tornó irregular por un lapso de momento. Lampher extrajo los dedos sin dejar de acariciar con movimientos circulares la entrada. El pene del narco llegaba hasta su abdomen  y en  la punta de su glande relucía la humedad perlada.

— Sujétalas— rugió en un ademán por qué el chico volviera a tomar sus piernas.

El hombre acarició con suavidad la parte interna del muslo del doctor mientras colocaba su pene en la entrada.
Ambos cruzaron miradas, el cuerpo sobre la cama respiraba ruidosamente y enterraba sus dedos sobre la piel de sus muslos mientras que Lampher mostraba una felicidad perversa en sus facciones.

Sin sacar su vista del semblante del menor comenzó una lenta penetración. Sanner hipó y llevó su cabeza hacia atrás mordiendo su labio. Las memorias de su primera vez con aquella bestia lo perseguían, de hecho Sanner no recordaba haber sufrido un dolor tan desgarrador como aquel, de seguro está vez sentiría igual. Lentamente el esfinter fue vencido ante la presión del músculo erectil. El grueso glande se introdujo de golpe provocando  que el trasero del doctor fuese recorrido por un  latido agudo de dolor

— Aghhhhh!!!!!— mordió su labio— Mmmmmm, Aghhh!

Lampher se detuvo, el rostro del chico se había desfigurado. Aprisionaba sus labios conteniendo sus gritos y su respiración. La falta de oxígeno comenzaba a mostrarse a través  del rubor que comenzaba a adornar sus mejillas.

— Tranquilo, gatito.

Una lágrima escapó por el rostro del menor, su mirada se impactó con los lujuriosos ojos sobre él, que lo perforaban. El hombre  respiraba ruidosamente, dejando escapar gruñidos de satisfacción mientras  acariciaba los pálidos muslos, los mimos de aquellas toscas manos dejaban marcas rojizas a su paso.

— No me mires así— rió pasando la lengua por sus labios— Me estoy aguantando gatito lujurioso, para no enterrarte mi polla  y joderte duro hasta hacerte desmayar.

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