Jennie se adentró al hogar de Lisa, con el peso de sus palabras en sus hombros y dispuesta a contarle todos los porqué. El miedo la consumía, pensando en todo lo que podría salir mal y en cómo su vida se podría derrumbar si se sabía la verdad, había visto lo que le pasó a Taehyung, no sabía si ella era capaz de soportarlo también. Aunque ya no estaba dispuesta a dejarse dominar por ese miedo paralizante, ¿realmente había vivido alguna vez? Jamás había sido feliz hasta que conoció a Lisa.El ambiente era pesado, podía sentirlo aunque solo hayan pasado tan sólo unos segundos desde que había entrado al hogar. A su espalda escuchó la puerta cerrarse suavemente y se dio vuelta para poder encontrarse con Lisa, que la miraba tan pérdida como ella lo estaba.
—¿Y ahora?—La tailandesa cuestionó, abriendo sus brazos y dejándolos caer rápidamente.
—No lo sé, realmente no lo sé—Jennie respondió, mordiendo su labio inferior.
—Ponte comoda—Señaló el gran sofá que había cerca de la puerta—. Iré a buscar algo para beber, ¿quieres algo?
—Lo que tu quieras—Sonrío y Lisa se perdió en la cocina, no sin antes asintir con su cabeza.
La morena tomó asiento, sus manos cruzadas sobre su regazo. Miró sus alrededores, no había cambiado mucho, incluso la hospitalidad de Lisa pese a la incomodidad inicial, seguía siendo la misma. La rubia no tardó en volver con dos vasos de jugo entre sus manos, definitivamente no había cambiado nada, Lisa odiaba el sabor del agua.
Observó como dejaba los vasos en la pequeña mesa, como se agachó con delicadeza hasta alcanzar una altura baja, sus ojos recorriendo la figura que había extrañado tanto. Lisa tomó asiento frente a ella, estaba manteniendo cierta distancia, la morena podía percibir el miedo de la contraria, el miedo a que en cualquier momento decidiera que no era suficiente y que de un momento a otro, ella se levantara y correría hasta perderla de vista de nuevo.
Jennie clavó su vista en los ojos de Lisa, que aunque parecían llenos de emociones, querían permanecer duros ante su mirada. Una sonrisa triste escapó de sus labios, ¿tanto la había lastimado? Jamás se puso a pensar en cómo se sentiría la menor cada vez que ella decidía marcharse.
Se corrió un poco hacia adelante, sentándose sobre el borde del asiento un tanto inquieta, juntando la valentía necesaria y dispuesta a romper el incómodo silencio, más todas las inseguridades que podía ver reflejadas en la tailandesa.
—Te amo, Lisa—Confesó, apretujando sus manos—. Sé que quizás mi credibilidad sea una nula después de todo, pero es cierto. Tengo una familia disfuncional, siempre fue así. Quizás tenga poca noción de lo que es el amor verdadero, o de lo que es un romance, nunca tuve mucho de ninguno. Pero lo que siento por ti es algo que nunca había sentido antes y por como describen los libros y las películas bobas que te gustan ver, sé que es amor—Jennie volvió a reacomodarse en el sillón, con los nervios a flor de piel mientras Lisa la miraba intensamente—. Estoy asustada por ello y quizás me tuviste que correr un par de veces para que me diese cuenta, mis maneras no son las mejores. Reitero, te amo y estoy asustada hasta la mierda—Río compulsivamente—, pero tomé esta oportunidad para quedarme y espero que estés dispuesta a dármela—Finalizó dejando escapar un suspiro alivio cuando sacó la mayoría de lo que retenía dentro de sí.
Jennie observó como los ojos de Lisa parecían volver a tener esa chispa, esa felicidad. La rubia no decía nada, se había quedado completamente inmóvil pero sus orbes siempre hablaban por si solos y la morena no necesitaba que se lo dijera, ella sabía que era lo que había estado esperando oír de su parte.
—Pensé que jamás lo dirías—Habló finalmente la rubia, después de un breve silencio.
—¿La parte de que te amo o de la que está vez si me quedaría?
Lisa sacudió su cabeza ligeramente de lado a lado, como si estuviese dudando su respuesta.
—Ambas.
—Créeme, nadie está más sorprendida que yo. Se siente bien de todos modos, haberte dicho lo que tanto quería decirte y no podía.
—¿Y qué te detuvo?—Indagó, inclinándose hacia adelante—. Sabes que yo jamás te juzgaría Jennie.
—Oh, Lisa—Jennie volvió a soltar esa risilla, que vacilaba entre la tristeza y la burla—. Tu nunca fuiste el problema, era yo. Lamento ser así, no puedo evitarlo, odio sentir tanta homofobia por mi misma y darme asco. No entiendo porqué sólo me siento de esa manera, otras parejas sólo producen ternura en mi, simplemente me odio.
Lisa se puso de pie y caminó hasta llegar al sofá para tomar asiento a su lado, tomando las manos de la morena en señal de apoyo una vez que estuvo bien acomodada.
—Trabajaremos en eso, lo prometo—Aseguró, sonriendo con sinceridad por primera vez desde que había llegado—. Sólo si tu prometes no volver a huir, estamos juntas en esto.
—Lo prometo Lili, haremos esto juntas—Concilió, tomando a la rubia por los hombros y atreyendola a un abrazo.
Lisa se dejó llevar, enterrando su rostro el el cuello de la morena e inhalando ese aroma que tanto le gustaba. Se aferró a la camisa de Jennie con fuerza, queriendo retenerla más tiempo por si todo era un sueño.
—Lili, ¿estás llorando?—La morena preguntó preocupada cuando sintió el sonido de un sollozo ahogado.
La rubia se separó abruptamente y llevó sus manos al rostro, comprobando que había un rastro de humedad que lágrimas habían dejado. Se dejó llevar por el momento, no se había dado cuenta lo mucho que le había afectado tener a Jennie fuera de su vida y había comenzado a llorar involuntariamente.
—Honestamente no sé porqué lloro, después de todo, estás aquí—Dijo secando sus lágrimas el dorso de su dedo índice, dejando escapar una risa.
—Eres adorable—Jennie sonrío al ver la naricita roja de la menor—. Vamos arriba, todavía me debes esa primer noche contigo.
—No es como la imaginé pero acepto de todos modos—Accedió poniéndose de pie y tomando la mano de Jennie para guiarla como si fuese necesario.
Ciertamente, esa noche no fue como ninguna lo había imaginado. No hubo besos, no hubo toques de más, ni siquiera hubo alguna insinuación de las dos partes. Esa noche, Jennie de dedicó a sostener a Lisa entre sus brazos, acariciendo su cabello y partes de su rostro hasta que la rubia se quedó dormida. Mientras que Lisa se sujetó fuertemente de la vestimenta de la contraria, dejándose llevar por el exquisito aroma de su piel.
Esa noche, Jennie se aferró tanto a Lisa, intentando decirle que esta vez, no iría a ninguna parte, que ambas encontraron la paz, entrelazadas la una con la otra.
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↣Homofobia↢ Jenlisa Fanfiction
Fanfiction↣No puedes odiar lo que eres... ¿Verdad?↢ ↣Contenido homosexual, si no les gusta, NO lean. ↣Actualizaciones frecuentes. ↣Historia original.