↣Capítulo veintiocho↢

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  Parada frente a la puerta del departamento de la pelinaranja, Jennie podía sentir el latido de su corazón retumbando en sus oídos. Estaba nerviosa como nunca había estado antes, casi destruyendo el hermoso ramo de flores que sostenía en sus manos. Ya se había disculpado antes pero esta vez se sentía demasiado diferente, ella sabía que no podía tener ninguna otra chance. Intentó pensar en un buen discurso que dar, o incluso una buena cita a la que podía llevarla pero todo fue inútil. Ella nunca conoció a Lisa realmente. Ni siquiera sabía que tenía una mejor amiga hasta hace un tiempo atrás.

  Entonces eso es lo que decidió hacer, conocerla. Sólo sentarse y escuchar, escucharla. Tomar cada pequeño pedazo de información que le diese y mantenerlo grabado en su mente. No era demasiado, pero tenía un gran impacto.

—¿Si sabes que no se abrirá hasta que llames, cierto?

  Una voz molesta y familiar hizo su camino hasta encontrar el oído de la castaña. Jennie se dio vuelta para encontrarse con el novio de su hermano parado en medio del pasillo.

—¿No estás enojado conmigo sobre algo? —Preguntó, esperando que no fuese así.

—¿Sobre qué debería estar enojado?

—Tú sabes, mi pequeño desacuerdo con, asumo, tu mejor amiga. —Explicó con un amargo tono de voz y expresión en su rostro.

—Oh, eso. —Habló con entendimiento. —Bueno, puede que lo esté un poco pero no podrías disgustarme más, honestamente.

—Tienes un buen punto. —La castaña dejó escapar una breve y pequeña sonrisa de gracia. —Tengo un poco de miedo a entrar, sabes. No quiero perderla para siempre.

  En contra de toda su voluntad, el chico no pudo evitar sentir pena por ella. Se sentía pésimo porque podía percibir la soledad en su voz. Su pequeño cuerpo parecía aún más pequeño de lo normal y sus ojos lucían aguados bajo la tenue luz.

—Estoy bastante seguro de que no lo harás. —Le aseguró. —Esa chica está loca por ti, Jennie.

— El amor tiene sus límites. —La declaración fue dura. —Ella ha logrado perdonarme tantas veces. No tienes idea, he maltratado su corazón tantas veces como la cantidad de dedos que tengo.

—Cada relación tiene sus propios problemas, créeme. —Expresó en un tono de voz conocedor. —Yo también los tuve. Con tu hermano en caso de que te estés preguntando. —Agregó luego de ver la confusión en la castaña.

—¿Con Taehyung?—El chico asintió a la pregunta tan obvia, como si Jennie tuviese algún otro hermano. —¿Qué posible problema podrías tener con él?

  Sonaba molesta pero en realidad era pura curiosidad malinterpretada por lo primero. A simple vista, todo parecía perfectamente bien con ellos. Bueno, puede ser que en realidad lo estuviese. Por lo que Jungkook le estaba diciendo, parecía que habían resuelto todos sus asuntos.

—No eres la única, ni tampoco la primer mujer en tener conflictos entre su sexualidad y situación familiar. —Jennie sabía eso, por supuesto, pero a veces lo olvidaba por estar tan absorbida en su propia pena. —El también los tiene. Tantos como tú si es que quizás no más, quiero añadir.

  La castaña frunció el ceño ante la revelación. No había lugar lógico en su mente que podía acoger el pensamiento de que su hermano podría tener una dificultad tan horrible como la suya. El había nacido en una cuna de oro, una cuchara de plata colgando de su boca. Pero Jennie podía admitir que todo era posible, y que quizás debería darle a la idea una segunda oportunidad, o a lo mejor miles hasta que lo pudiese aceptar.

—Sé que no lo ves de esa manera. —Jungkook empezó a hablar cuando vio a la surcoreana en un dilema. —Pero sólo intenta y ponte a pensarlo, habla con él. Yo sé que Taehyung no se abre y te da esa opción, pero el realmente quiere hacerlo, está jugando seguro. Presionalo un poco más, verás que te dejará conocerlo si lo haces.

— Oh, okay. Gracias. —La castaña no supo que más decir, era una situación demasiado extraña. Ninguno de los dos habían sido aficionados del otro alguna vez, pero ahora estaban compartiendo una conversación demasiado personal.

  Jennie se compuso nuevamente mientras tomaba una respiración profunda y el picaporte entre sus nerviosos dedos. Cuando el momento de entrar llegó, optó por dar media vuelta y mirar al chico con apariencia de conejo.

—¿Cómo hizo mi hermano para compensártelo?—Le preguntó sin ocultar su curiosidad esta vez.

—Me demostró que siempre estaría para mí. Sólo eso.

—¿Pero cómo?—Sonó un poco desesperada. Necesitaba saberlo, quizás podría ayudarla.

—Bueno, el incidente con tus padres ayudó un poco. —Admitió sintiéndose un poco culpable. Se sentía terrible por disfrutar un momento tan atroz en la vida de su novio. —Él nos defendió a ambos y a nuestra relación. Nunca podría olvidar eso, estamos hablando de su familia.

—Pero él volvió a arreglarse con nuestros padres. —El rostro del chico decayó a medida que las palabras fueron dejando la boca de Jennie.

—Lo sé. —Su voz era sutil, derrotada pero receptiva. —Intento aceptarlo por más que no logre entenderlo. Sería egoísta de mi parte tener que hacerlo elegir entre sus padres o yo, y además es demasiado probable de que también pierda esa batalla.

  Ahora era el turno de la castaña de sentir pena por el chico, su humor fue decayendo de manera notoria mientras su voz se volvía cada vez más grave. Pudo ver a Lisa en él, se encontraban en el mismo tipo de lugar y dolor.

—Pero no es tan malo, vivo de las migajas que podemos tener.

—¿Son esas migajas suficientes?

—Lo amo, Jennie. —Respondió, no realmente respondiendo la pregunta.

—Pero, ¿es ese amor suficiente?—Insistió.

—Espero que lo sea.

  La oración quedó flotando en el aire, llevando un gran peso junto con ella. Los dos sabían lo que aquello significaba.

  Esta vez, aún sosteniendo el picaporte en su mano, Jennie abrió la puerta y se adentró a la casa. No sin antes dedicarle una breve mirada al chico de cabello negro y sonriéndole dulcemente.

—Gracias Jonhyuk, nunca imaginé que hablar contigo podría llegar a ser tan placentero.

  El chico rodó sus ojos, la dinámica entre ellos volviendo de inmediato.

—No hay de qué, Jamie. —Pronunció con esa sonrisa que sabía que la sacaba de quicio. —Lo mismo digo.

↣Homofobia↢ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora