↣Capítulo diez↢

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  Habían pasado más de cuatro meses desde que Lisa y Jennie tuvieron esa charla corazón a corazón y las cosas no podían ir mejor entre ellas. Jennie descubrió una nueva parte de sí misma al estar con Lisa, una que le gustaba aún más que la que solía presentarle al mundo.

  No sé quién soy pero sé que todo estará bien mientras estés conmigo.

  Jennie aún cuestionaba muchos aspectos de su vida, podía con seguridad decirle a Lisa que era lesbiana y no tenía miedo alguno pero no podía admitirlo delante de alguien más. Ni siquiera Jisoo y Irene (quién estaba muy felizmente en pareja con su novia, Seulgi) le daban la suficiente confianza para poder admitirselo. No es que lo necesitara tampoco, Jennie no sentía la necesidad de remarcar su sexualidad, no creía que fuera algo que debía importarle o ser de la incumbencia de nadie más que ella. Pero esa manera de pensar, también era una forma de protegerse y excusarse porque aún no podía aceptarse tal cuál era.

  Las cosas entre ambas chicas iban con calma, se reunían en lugares más privados como los respectivos apartamentos de cada una, una cafetería alejada o un cine oscuro y poco acudido. Se las ingeniaban para poder estar juntas sin que la morena se sintiera incómoda por la marea de gente rodeandola y eso estaba bien, por ahora. Se conformababan y se sentían contentas con los besos robados, las caricias ocultas y las miradas discretas, sólo ellas sabían la importancia de las pequeñas acciones que tenían la capacidad de electrificar hasta el más pequeño y lejano vello del cuerpo de la contraria.

  Maldita sea

  Estar juntas se sentía magnífico, era tan precioso que no podía describirse con palabras pero si prestabas atención y mirabas más alla de lo superficial, podías notar la chispa que había en cada vistazo que se echaban mientras nadie las veía, las sonrisas plasmadas en su rostro con gestos tan simples como ofrecerse una servilleta y los roces disimilados de sus manos cuando caminaban a la par.

  No sé que es pero tengo este sentimiento, podría despertar contigo en esta cama, juro que esta habitación no tiene techo.

  Jennie estaba comenzando a desarrollar un sentimiento mucho más fuerte por Lisa, la atracción física había sido dejado de lado mucho tiempo atrás y aunque sabía que ya era algo más emocional, nunca imaginó que alguna vez podría encontrar el amor, nunca pensó que Lisa podría abrirle una nueva puerta con sus grandes ojos color miel y sus pensamientos tan adictivos y liberadores. Jennie apenas estaba sumergiendo la punta del dedo gordo del pie, en un mar de sentimientos que le aguardaban, un mar que no sólo la haría reír pero también llorar.

  Supe desde el primer momento, que me quedaría por mucho tiempo.

  Todavía podía recordar como Lisa llegó a su vida, luciendo como un ángel en aquel vestido amarillo, con su cabello naranja desordenado y una sonrisa tímida, de la mano de su hermano y presentándose como una amiga más, recordaba aquellos ojitos curisos, observándola con intriga mientras que ella sólo podía quedar atontada ante su belleza. Si bien lo primero que llamó su atención fue la apariencia de super modelo, cuando tuvo la primer conversación profunda con la pelinaranja, Jennie entendió que no podría despegarse tan fácilmente de alguien como ella, que la hacía sentirse tan normal.

  Quédate un rato, quédate conmigo.

  Jennie jamás había podido dejar de pensar en que lo que ella hacía estaba mal, porque lo era. En la Iglesia constantemente se le recordaba lo atroz que era la homosexualidad y que debía ser curada de inmediato, pero Jennie además de no poder, no quería serlo. Había encontrado una felicidad inexplicable al lado de Lisa, una que la dejaba en un estado de ebriedad sin siquiera haber tomado una gota de alcohol y no le molestaba embriagarse con el perfume de la menor aunque eso la llevara al infierno. Estaba asustada aún así, no podía hacerlo público y temía que si no daba el gran paso, Lisa se cansaría de esperarla. Esperaba que fuera lo suficientemente paciente, que aguardara a que estuviese lista, que se quedara un rato más con ella.

  Me gusto más cuando estoy contigo

  Jennie estaba más cómoda consigo misma cuando podía ser quién en verdad era, se había enamorado de la libertad que le otorgaba Lisa y del cálido abrazo que le brindaba cada vez que se quebraba por sentirse enferma. Lisa no la presionaba y la entendía, aprendió a quererla con sus virtudes y sus desaciertos, la morena sabía con certeza que la pelinaranja valía más que la pena. Pero no sólo se sentía libre, se sentía real, sus emociones reprimidas podían ser palpadas cuando estaba con la menor que no sólo curaba las heridas que su religión causaba en ella, también le daba alas para volar.

  Ahora tan sólo estaban recostadas en su cama, el olor su shampoo invadía sus fosas nasales y su corazón latía como loco, sabía por quién era y también que lo estaba escuchando. Los trazos circulares que Lisa hacía en su brazo desnudo, erizaban los vellos del mismo y sus piernas estaban enredadas con las suyas, de sus bonitos labios salía un discurso revolucionario que ya sabía del derecho y del revés pero que podría escuchar mil veces más por la voz tan chillonamente preciosa que la menor poseía. Jennie podría dejarla hablar durante una eternidad con tal de poder ver su rostro bajo la luz amarillenta de su lámpara que la hacía lucir aún más angelical. Nunca había compartido un momento tan especial y único, nunca alguien la había hecho sonreír tan ampliamente con su presencia y nunca antes una persona la había hecho sentirse tan hermosa.

  Jennie sentía todo el amor, cariño y aprecio que Lisa le brindaba, todo aquel que jamás recibió por parte de su familia pero no estaba confundida. No se había enamorado de la idea de Lisa, una chica que le dio todo lo que tanto necesitaba, no dependía de ella para vivir pero sí había elegido que quería tenerla en cada paso nuevo que diera y todo por algo tan simple pero a la vez complejo, la amaba.

  I like me better when I'm with you.
 

 

↣Homofobia↢ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora