↣Capítulo cuatro↢

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¿Historia corta o historia larga?

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—Shhh tranquila Nini—Lisa decía mientras acariciaba la espalda de la morena en círculos—. Está bien, no estoy decepcionada.

  Jennie había aparecido en la residencia universitaria de la rubia un día después del confrontamiento con sus padres, quería que la menor fuera la primera en enterarse todo lo ocurrido ayer y mientras contaba la historia con lujo de detalles, no pudo evitar comenzar a derramar lágrimas de pena.

—Pero no voy a poder seguir la carrera que deseo Lili—Contestó entre sollozos y su rostro escondido entre sus manos—, jamás podré ser diseñadora de moda.

  Lisa no sabía que hacer porque sabía que no habían palabras algunas para consolarla pero hizo lo que a ella le hubiese gustado que hicieran si estuviese en lugar de la morena, la abrazó. Esperaba poder darle todo el apoyo suficiente y la contención que necesitaba rodeándola con sus brazos porque le dolía ver a la mayor en ese estado.

—No estás sola Jen, yo estoy contigo—Le aseguró dándole un beso en su frente—. Encontraremos la manera.

  Estaban en una posición que en otra situación se consideraría incómoda pero ahora estaban tan centradas en el conflicto que sus piernas no parecían arder al estar en cuchillas. Estaban enfrentadas y Jennie dejó que sus manos se aferraran a la espalda de la rubia mientras su cara se hundía en el hueco de su cuello y la clavícula. La mayor no podía recordar la última vez que recibió un abrazo tan llenador como lo era aquel, tenía el sentimiento de preocupación y cariño impregnado en el y quería perderse en aquella sensación por siempre. Taehyung y Jisoo fueron los únicos que la habían abrazado alguna vez pero se había sentido completamente diferentes. No tenía amigos porque se la pasaba día y noche estudiando pero Irene, su compañera más cercana con la que salía frecuentemente, le daba pequeños abrazos que se sentían superficiales. Sus padres nunca la habían abrazado realmente, sólo eran puros actos de formalidad y la memoria de sus brazos rodeandola ayer luego de haber destruído sus sueños y sus extremidades la sacudió y la hizo sollozar un poco más fuerte. Jennie estaba dejando ir todo lo que la frustraba pero aunque estuviese triste, no podía decir que se sentía sola porque Lisa le brindaba seguridad y calma. La rubia además de ser un buen hombro para llorar, era un oído para escuchar y una amiga dispuesta a ayudar.

—¿Qué tal si te cambias de carrera a escondidas? —Propuso.

—Imposible, no podría pagarla.

—Pero usa el dinero que te dan tus padres, sólo que lo inviertes en otra carrera.

—No puedo, ellos lo hacen por transacción directa—Informó.

  Lisa sopesaba sus opciones porque no había demasiadas.

—¿Y si yo te ayudo a pagar tus clases de diseño?—Preguntó emocionada pensando que había dado en el clavo—Ellos seguirán pagando pero tu no irás.

—Tampoco es una opción Li, el director les informa si falto más de dos clases seguidas, me tienen atada de pies y manos—Suspiró algo frustrada pero también rendida porque sabía que no quedaba más por hacer que aceptar aquel destino.

  La tailandesa escurría su cerebro en busca de otras maneras pero descartaba todas y cada una porque eran imposibles. Sentía un peso gigante porque odiaba ver como la mayor era forzada a hacer cosas en contra de su voluntad pero no podía negarse porque la afectaba tanto física como económica como emocionalmente. No quería admitirlo en voz alta pero estaba todo bastante jodido y el optimismo que tanto la caracterizaba parecía comenzarse a apagar.

—No, no—Lisa obligó a Jennie a levantar su cabeza y rodeó su rostro con sus manos—. Escuchame, ahora no podemos hacer nada pero esto no se quedará así, ¿okay? —Preguntó—. Es sólo mientras buscamos una nueva manera de lograr tu sueño—Afirmó asientiendo y sonriendo.

  Una llama de esperanza creció dentro de la surcoreana porque algo en la menor la hacía sentir como si todo fuese a estar bien porque cada acción que ejecutaba, denotaba lo mucho que la quería y se preocupaba por ella. Lisa la hacía sentir escuchada porque entre todas esas conversaciones que tenían, siempre respetaba sus opiniones pero daba sus críticas al respecto y no sólo la hacía abrir los ojos frente algunas situaciones pero también crecer como persona.

—Está bien, confío en ti—Susurró y se atrevió a mirar a los orbes ámbar que también la observaban fijamente. Sus miradas chocaron y tanto sus corazones como el mundo parecieron detenerse, estaban tan cerca gracias al abrazo. Jennie relamió sus labios y Lisa bajó la vista y la volvió a levantar con un brillo distinto en sus ojos. Se acercaban lentamente y aunque la morena sentía que era un pecado, no quería detenerlo, sus narices se rozaron antes de fundirse en un beso. Era lento, pausado y el primero de ambas chicas, tan inexpertas en el amor que estaba comenzando a florecer entre ellas. Los movimientos eran torpes y sacan alguna que otra sonrisa vergonzosa pero no se separaron, quería que durara una eternidad.

  Para Jennie los labios de Lisa sabían al más dulce algodón de azúcar y parecían entregarle la llave al cielo cada segundo que pasaban con sus bocas unidas pero todo lo bueno, tiene que terminar. La falta de aire en sus pulmones hizo que se detuvieran y tomaran distancia y la morena cayó en cuenta de lo que había hecho. Salió apresurada del lugar con una excusa lamentable y con evidente nervisismo que Lisa prefirió ignorar, podrían hablarlo luego.

  Cuando Jennie llegó a su casa, lo primero que hizo fue encaminarse hacia el baño, tomar su cepillo de dientes y bañarlo de pasta dental para comenzar a cepillar su boca y sus labios también. Se lavaba y se volvía a lavar como si eso fuese a remover las impurezas que quedaron grabadas en su piel, incluso aunque sus labios comenzarán a pasparse, nada podría quitar el pecado que se había instalado entre ellos.

  Besar los labios de Lisa se sentía como el paraíso pero al hacerlo, había firmado su condena al infierno. Los homosexuales no eran bienvenidos en el cielo según sus creencias pero creía que podría suplicar por un lugar en el si no hacía nada malo pero ya lo había hecho, había pecado en una de las peores maneras posibles. Se sentía mal por haber nacido tan enferma pero en ningún momento cruzó por su cabeza arrepentirse de haber probado una de todas las frutas prohibidas en el árbol que estaba por descubrir.

  Jennie salió del baño con su lengua adormecida y su boca apestando a menta pero no pudo borrar el sabor agrio que provenía desde la boca de su estómago, quizás la próxima vez debía intentar con algo más fuerte que pueda borrar por lo menos la culpa que la carcomía por dentro.

↣Homofobia↢ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora