↣Capítulo uno↢

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  Dicen que odiarse a uno mismo es imposible, que por más que haya cosas que no nos gusten ya sea físicamente o sentimentalmente, siempre hay algo que nos agrada de nosotros mismos, que no podemos odiarnos en nuestra totalidad.

  Pero, ¿qué pasa si toda nuestra vida nos han enseñado que lo que somos está mal? ¿Si nos han dicho que debemos tener cierto a gustos y preferencias que quizás no tenemos? Eso es lo que ha pasado durante todo el transcurso de vida de Jennie Kim.

  Sus padres eran fanáticos religiosos, en cada parte de su casa se podía a ver algún símbolo relacionado con la religión y tenían un versículo de la biblia para cada situación con la que se toparan. Una pareja de edad avanzada que parecían tenerlo todo en la vida, dinero, estatus social y tres maravillosos hijos que eran perfectos porque los habían moldeado a su gusto.

  La hermana mayor, Kim Jisoo estaba comprometida con su novio de hace más de seis años, Jin. Graduada con honores de la Universidad y estaba en camino a ser una de las abogadas más exitosas de todo Seúl. Un perfecto ejemplo a seguir tanto intelectual como físicamente. Tenía un cuerpo de modelo y un rostro que parecía tallado por los mismos dioses. La mayor adoración del matrimonio Kim, que no podían estar más orgullosos de la bellísima pelinegra que parecía tener todo bajo control.

  Luego estaba el hermano menor, Kim Taehyung. Él era el protegido de sus padres por ser el más pequeño del clan y el más mimado también porque siempre podía salirse con la suya en cualquier ocasión. Bastaba con mostrar un puchero en aquella cara de ángel para hacer ceder al severo matrimonio. Jisoo era el más grande orgullo pero sin duda Taehyung o V —como le gustaba que lo llamaran— era su más grande debilidad. Era travieso y juguetón, le gustaba jugar con los límites dibujados por sus padres y volverlos borrosos pero jamás los pasaba lo suficientemente para recibir un castigo. Pese a todo esto, el era admirado por su increíble inteligencia, iba a clases avanzadas y estaba por entrar en su tercer año de carrera. El quería ser un cirujano para poder salvar vidas y su vida amorosa era nula porque estaba "esperando a la mujer indicada". Sus padres no podían estar más encantados con la preciosidad de hijo que tenían que además de inteligente era demasiado guapo.

  Y luego estaba Jennie Kim, la hija del medio y la oveja negra de la familia, como a ellos les gustaba llamarle. No era tan inteligente como Taehyung, ni tan hermosa como Jisoo. Pero lo que sí, era tan obstinada y perseverante como ninguno de los otros. Jennie creía que no era tan dotada como sus hermanos y eso la llevó a esforzarse el doble para tener las mejores notas y una figura muy cuidada. Pasaba noches en velo para poder aprobar sus exámenes con las mejores calificaciones y se cuidaba con sus alimentos además de asistir al gimnasio cuando tenía tiempo libre. Jennie trabajaba muy duro por lo que quería pero parecía ser que sus esfuerzos nunca eran suficientes para sus padres. Sentía que hacía todo en vano y jamás se le prestaba atención por ser la hija del medio, el bache entre el resto.

  Como buenos católicos, siempre asistían a la Iglesia todos los Domingos, bendecían la comida, participaban en las obras de caridad y rezaban antes de irse a dormir. Tenían cierta fama por ser la "familia perfecta" y debían mantener el estatus que se le había dado. Pero estaban muy lejos de ser una familia perfecta e incluso muy lejos de ser una familia porque más que la unidad entre sus miembros, les interesaba mantener las apariencias. Su hogar, tan bellamente decorado, era un lugar frío y sin risas. Las cenas en su mesa, no era más que una formalidad en donde se sonreían hipócritamente y se regocijaban con los logros de cada uno, charlas superficiales que no servían más que para aumentar su ego. Creían en muchas cosas como que debías mantenerte virgen hasta el matrimonio, que debías tener la mejor de las educaciones y por su puesto, que la homosexualidad era un pecado.

  Poco sabían que su pequeña hija pertenecía a aquel grupo y esa era la razón por la cuál jamás había venido con un chico a casa. Jennie era la que se había salido de ese molde tan ideal y perfecto impuesto por sus padres, ella no era considerada talentosa, inteligente y bella pese a que nunca había hecho algo malo. Jennie era la hija apartada y la de la cuál se hablaba menos y si era posible, se la mantenía de lo más oculta.

  La morena podía ver el orgullo en los ojos de los Kim cada vez que hablaban de Jisoo y Taehyung y anhelaba que algún día ellos puedan sentirse así de ella. Por eso, en su afán de conquistar el corazón de sus padres, nunca manifestó sus opiniones y siempre seguía la corriente. Dejaban que manipularan todas sus elecciones de vida y ahora estaba en camino a ser una arquitecta aunque la carrera no le apasionaba en lo más mínimo.

  Jennie sólo quería que sus padres la amaran por lo que era y esa era la razón por la cual los complacía en todo lo que podía. Lamentablemente hasta ahora no lo había logrado y creía que jamás lo harían porque ella era lesbiana. Sí, lo sabía pero no podía aceptarlo. Jennie quería matar todos sus sentimientos hacia las mujeres y siempre que veía una, se obligaba a correr los ojos. Se obligaba a no sentir un cosquilleo en su parte baja y luchaba contra los impulsos de pensar en una novia. Se consideraba una desviada que no podía encarrilarse, pasaba noches rezando para que quitaran esa maldad en ella pero a la mañana siguiente amanecía igual.

  Ella siempre había luchado contra las reacciones involuntarias porque no quería que nadie se enterara de aquel horror y lo había logrado.

  Lo logró hasta que un día su hermano Taehyung apareció con una chica llamada Lalisa Manoban en su puerta y Jennie quedó flechada el momento en el que posó sus ojos sobre la pelinaranja.

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Lmao primer capítulo con poco de contexto, ¿qué tal?

Gracias por leer, lxs amo💛

 

↣Homofobia↢ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora