↣Capítulo veinticinco↢

2.2K 295 80
                                    


  Jennie observaba cautelosamente como Lisa ordenaba la sala de estar. Al parecer su hermano y compañía habían invitado un par de amigos, y si bien habían limpiado, Lisa no estaba satisfecha con las pocas migas que habían caído al suelo y las mantas del sofá mal poscionadas.

—Eres un poco obsesiva, ¿no crees?—La castaña le cuestionó, sorprendiendo a la pelinaranja que no había notado su presencia.

  Lisa dio un pequeño salto y se giró a ver a su novia, sólo para dedicarle su mejor mueca de fastidio y continuar con su tarea.

—Al menos no soy una incivilizada como el resto que vive en esta casa. —Comentó.

—Auch, menos mal que no vivo aquí. —Respondió acercándose a la menor y ayudándola a acomodar la otra punta de la manta. —¿Eso le cuentas de a mi a tus amigos?

  Jennie decidió tirar la bomba de manera sutil, examinar la manera en la que Lisa reaccionaba para ver como proseguir con el asunto. Había pensando confrontarla de manera directa y tirarle toda la bronca de la tal Chaeyoung, pero Lisa no merecía eso y lo sabía.

  La pelinaranja se tensó por unos breves segundos, sus dedos laboriosos ahora estáticos sobre la tela. Una sonrisa despreocupada se plantó en su rostro a medida que retomaba su tarea.

—Por supuesto.

—¿Debería preocuparme por eso?

—No, claro que no. Los amigos están para contar lo bueno y lo malo. —Lisa hizo un ademán con su mano libre. —No es como si no le hubieses contado a Irene de mí, ¿verdad?

  Jennie tragó seco en el momento en el que los grandes y preciosos ojos de la menor se clavaron en ella, esperando una respuesta. Sonrió nerviosa, sus encías ocultas denotando que era falsa. ¿Cómo mierda las mesas se habían tornado tan rápidamente?

—Claro, por supuesto que sí. —Intentó sonar convencida. Nunca se le habían dado muy bien las mentiras.

  No pasó desapercibido ante la morena como la sonrisa de Lisa pareció flaquear. Era la misma que había visto en diferentes situaciones.

—Oh, está bien si no te sientes lista aún, Jen. —Le tocó suavemente el brazo, intentando reconfortarla. Jennie sintió que debería haber sido al revés. —Acordamos mantenerlo con calma. No espero que de un día a otro seas un poco más liberal, no te preocupes.

  La coreana no sabía que decir. Sentía la fuerte presencia de decepción pero estaba acostumbrada a ignorarla, quizás esta vez era muy grande como para hacerlo.

—¿Estás segura, Lili?—Quiso asegurarse.

—Claro. —Reafirmó con otra sonrisa y un encogimiento de hombros. Parecía acostumbrada a la situación, como si esperara más pero a la vez no. —Puede ser que yo haya apresurado un poco las cosas. Sólo le conté a mi mejor amiga Rosé, puedes estar tranquila.

  Ahí estaba la maldita.

  Aunque eso podía esperar un rato, porque el corazón de Jennie se comprimió en su pecho al notar lo cautelosa que Lisa estaba siendo con el tema, suavizando sus palabras para no hacerla sentir incómoda. Así que se acercó a la menor y la envolvió en un cálido abrazo de costado, dejando un beso sobre su sien con un poco de esfuerzo.

—No estoy enojada, Lili. Tampoco me molesta que le cuentes a tus amigos de mí. Confías en ellos y en que no lo divulgarán por ahí, está bien de mi parte. —Jennie quería asegurarse de que Lisa comprendiera sus palabras al máximo. Sentía una extraña sensación de orgullo al saber que Lisa encontraba lo mismo al ser su novia.

—Si esto es uma broma, te recomiendo que la pares ahora mismo porque sería cruel. —La pelinaranja le respondió insegura, tomando los brazos que la rodeaban por el torso y dándole leves caricias.

—Puedo ser de Capricornio pero tampoco soy tan cruel, Lisa. —Bromeó, rodando sus ojos y forzandolas a ambas a caer en el sofa que tanto tiempo había llevado a acomodar.

—¡Jennie!—La tailandesa chilló, abofeteando los brazos que aún la rodeaban.

—¿Qué?—La morena cuestionó con un tono inocente.

—¡Me llevó una buena media hora acomodar todo esto y acabas de arruinarlo todo!

—¿Pero no vale la pena?

  Dicho eso, Jennie la atrajo un poco más a su cuerpo, acurrucandose contra su espalda. Lisa se contuvo por un minuto antes de rendirse y acomodándose contra la morena.

—Puede ser. —Bufó.

—Aw, vamos. —Jennie la molestó, corriendo un mechón de su flequillo que se había desacomodado. —Deja de ser tan testaruda, ser tan ordenada no es muy Aries de tu parte.

  Lisa soltó una risa nasal, pregándole un suave codazo a su novia.

—De verdad creo que deberías dejar de ver tantos vídeos de astrología, ya está comenzando a afectarte demasiado.

—Jamás. —Replicó. —Me ha ayudado a entender varios aspectos de tu flamante personalidad.

—Voy a pretender que no acabas de hacer una referencia a mi elemento. —Expresó rodando sus ojos con fastidio. —Puedes despedirte del periódico de los Domingos.

—Por favor Lisa, si quisiera saber mo horóscopo puedo buscarlo en Internet, y no hay forma de que puedas quitarme eso. —Devolvió con una media sonrisa. —Además, para ser una persona que pretende odiar lod signos, sabes bastante.

—Normal. Si te tengo todo el día taladrándome la cabeza con si somos compatibles o no.

—No somos. —Decretó con firmeza. —Pero lo haremos funcionar porque te amo.

  Jennie sonrío contra el cabello naranja, cerrando sus ojos e inhalando el aroma a su shampoo de menta. Hasta que se dio cuenta de las palabras que había dicho y cómo las había dicho. No era la primera vez que las decía, pero si era la primera en ser tan tranquila, real y palpable. Era una situación ordinaria y las palabras se habían deslizado de su boca porque desbordaban de su cuerpo. Cada acción en ese momento le pertenecía a Lisa y a cómo la hacía sentir.

  La menor detuvo sus caricias, cualquier movimiento congelado ante la sorpresa.

—Eso es lo más lindo que me has dicho. —Pronunció después de un rato, con una voz tan baja que podía ser llevada por el viento.

  En ese momento, Lisa se dio vuelta con sus ojos brillosos, como si galaxias colisionaran en ellos.

—Yo también te amo. —Le correspondió, tomando el rostro de la coreana entre sus manos y besándola con una sonrisa. Lo que sólo agregaba alegría al desastroso momento.

  Pero así eran ellas, un desastre. Y a ambas les encantaba poder resolverlo  juntas de a poco.

  Chaeyoung quedó aislada en uno de los rincones más profundos de la mente de Jennie. Confiaba en Lisa así como Lisa confiaba en ella.

↣Homofobia↢ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora