↣Capítulo treinta↢

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  La castaña tenía unos cuántos asuntos que resolver en su vida, pero decidió empezar con aquellos con los que podía lidiar. Después de arreglarse con Lisa y haber compartido algunos pensamientos junto con pocos besos, ahora se encontraba tocando la puerta de su hermano con una taza de té en su mano derecha. Había leído en algún sitio que el té tenía la capacidad de calmar los nervios, y se imaginó que lo necesitaría en caso de que su hermano "se pusiera de los pelos" nuevamente, como Lisa diría.

—Jennie. —La sorpresa en su voz se dejó oír. —¿A qué has venido?

  La castaña resistió el impulso de rodar sus ojos. Dios, su novia y él se parecían demasiado por momentos.

—Me preguntaba si te apetecía una taza de té. —Su voz terminó saliendo un tono más agudo mientras sostenía con ambas manos el objeto mencionado frente al rostro del joven.

—Oh, está bien. Claro. —Parpadeó varias veces como si intentara comprobar que no estaba soñando. —Gracias. 

—Y quizás también estaba pensando que podríamos tener una conversación tranquila. —Se apresuró a añadir apenas la taza fue retirada de sus manos.

  Duda inconfundible era reflejada en los ojos marrón oscuro de Taehyung, el mismo tono que los de su hermana. Jennie lo notó y la desesperante necesidad de tener a su hermano se tornó sofocante.

—Te extraño. —Murmuró avergonzada.—Yo sólo... Realmente te extraño.

  Tenía esa expresión puesta, la que llevaba ojos tristes y un apenas visible mohín, su rostro en dirección al suelo como si estuviese a punto de llorar. Taehyung nunca había sido muy empático, ni siquiera con los niños que prácticamente le suplicaban por caramelos. Pero el amaba a su hermana a pesar de todo lo sucedido entre ambos y tan sólo el hecho de que la castaña pudiese admitir tal sentimiento hacia el, lo conmocionó de alguna manera.

—Yo también te extraño. —Dijo en una voz tan baja como con la de ella, esperando a que se mezclara con el aire en vez de quedarse suspendida en el.

  Esa pequeña pero significativa oración, inició una chispa llena de esperanza en el alma de Jennie. Aún tenía la oportunidad de tener una relación real con su hermano.

—Entonces... —La castaña empezó con aún cierta duda en su timbre. —¿Podrías dejarme entrar quizás?—Señalando la puerta de madera, completó.

  No hubo vacilación en los ojos del peliazul, abrió la puerta de par en par, dándole la bienvenida a cada pequeño pedacito del corazón que su hermana llevaba colgando de la manga.

—Por supuesto, ahora puedes. —Él vocalizó intentando ocultar su sonrisa. —Te tomó el tiempo suficiente.

—Ya era hora. —Respondió humorísticamente, a pesar de sentirse levemente bajo ataque.

—Bueno, adelante. — La incentivó.

  Sin decir palabra, Jennie se adentró  a la habitación de su hermano por primera vez en años. No había allí desde que eran apenas unos niños, desde que su relación se rompió. 

  Notó que se había vuelto una persona ordenada con el pasar del tiempo, comparado con el que fue alguna vez, pero tampoco demasiado. Había pequeñas cosas distribuidas por todo el lugar. Debía admitir que no lo habría notado de no ser por estar examinando tan detalladamente. Había unos pocos borradores médicos en su escritorio, eran acerca de algún tipo de sistema en el cuerpo humano con el que Jennie no estaba muy familiarizada. También notó que había cultivado cierto gusto por la botánica, pequeñas macetas podían ser vistas sobre el marco de su ventana. Algunos posters de bandas de rock alternativo y algunos stickers se encontraban pegados a la pared, cuidadosamente colocados, por supuesto. Taehyung había creado su propio, juvenil, toque a su habitación a pesar de haber tenido poco a nada de tiempo. A ella le había tomado por lo menos un año en decidir como decorar el suyo, qué estilo debía seguir. 

↣Homofobia↢ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora