Cap.42-Simples Vs Plásticas.

1.1K 81 5
                                    




Narra Luisa


Tenía en frente mío a María, la chica de mi anterior escuela quien me molestaba, la chica de mis pesadillas. ¿Cómo pudo entrar a la escuela? Me preguntaba, ella no es de esta ciudad y mucho menos está inscrita. Me congelé, me asusté y me privé.

—¿No vas a decir nada, Luisita? —preguntó y rió—. No has cambiado nada.
—¡Hey, sé que tú no me conoces a mí pero déjala en paz si no quieres problemas! —Natalia exclamó con su voz angelical.
—Cállate, rubia —María empujó a Natalia y Valentina la recibió.
—¡Oye! —Sofía alzó la voz—. Con ella no te metas.

María la ignoró y se echó a reír.

—¿Éste es tu grupo de amigas, Luisita? —preguntó y nos señaló con el dedo índice—. ¡Son igual de ridículas a ti!
—¡Te voy a callar el hocico a golpes! —Laura exclamó enfurecida, Catalina la tomó de la mano para sostenerla para así no meternos en problemas.
—¡Ja, claro! —María puso una mano en su cintura—. No eres capaz de golpearme.
—Ni siquiera la conoces, cállate —habló Valentina mientras aún abrazaba a Natus.

El silencio inundó los pasillos así que observé a las chicas y todas miraban con odio absoluto a María, la chica Barbie la cual me hizo sufrir tres años consecutivos, la cual hizo que mi vida fuera un infierno, la relación con mis padres empeorara ya que con la depresión que traía encima no podía concentrarme en mis estudios y por ende sacaba malas notas. Recordando todo lo que hizo, no podía permitirme hacer como si no sucediera nada, así que articule la palabra.

—¿Qué quieres? Por dios...
—¡Al fin hablas, Luisita! —aplaudió con sarcasmo—. ¡Sí que sigues siendo lenta!
—¿Por qué tan pendiente de mi? ¿No fueron suficiente tres años? —solté.
—No te voy a responder, tus palabras no valen nada para mí. Más bien, vamos a proceder a lo que vine a hacer a esta ciudad. ¡Muchachas, a ellas!
—¿Muchachas a ellas? —preguntamos confundidas.

Salieron cinco chicas entre ellas Gabriela de un pasillo estrecho, se acercaron a nosotras y agarraron a cada una de mi grupo menos a mi, realmente estaba confundida. Las chicas empezaron a quejarse ya que las estaban aprisionando fuerte, intentaban zafarse del agarre de ellas pero fue en vano.

—Ahora estás sólo para mi, Luisita. Que empiece el juego de nuevo.

María me agarró de la muñeca fuertemente, para ser una raquítica tenía aliento. No alcance a reaccionar y caí en el suelo, intenté levantarme pero fue imposible ya que la Barbie me pateó el vientre produciendo así que el aire se me fuese, sólo podía toser en el suelo indefensa. Mis amigas estaban gritando que me dejara de golpear pero ella hizo caso omiso.

—Sigues haciendo lo de las otras veces; quedándote en el suelo y lloriqueando. ¡Me encanta! —rió—. Qué patética, estúpida y cobarde eres. ¡Mátate, hazle un favor al mundo!
—¡Ya deja de hacerle daño! —Laura exclamó desesperada.
—¡Cállate, machorra! —sonrió con aires de victoria.

María empezó a patearme otra vez estando yo aún en el suelo hasta que produjo que de mi boca la sangre empezara a asomarse. Esto es lo mínimo que ha hecho a comparación de todas las golpizas que recibí en mi otra escuela de su parte; las trastazos, las cicatrices que dejó, esto no tiene equiparación. Ella seguía pateándome hasta que de un momento a otro no sentí más sus golpes, abrí mis ojos con debilidad los cuales estaban llenos de lágrimas y vi que una de las secuaces de María ya no tenía amordazada a Laura.

—¿Estás enferma? —María preguntó mientras reía—. Estás hiperventilando como zoquete.

Laura estaba en frente de María, se acercaba a ella lentamente y la Barbie retrocedía con temor.

—Sí, estoy muy enferma...¡Pero de rabia! —Laura se avalanzó encima del intento de muñeca de porcelana.

Laura sostenía del cuello a María con una fuerza moderada con una mano mientras que le propinaba golpes en el rostro con la otra, María no emitía ningún sonido, sólo movía sus piernas al son de cada golpe. Las chicas estaban haciéndole barra a Lau para que así la golpeara mucho más fuerte, unas gritaban que hiciera pagar todo lo que me hizo hoy y en años anteriores.
Maria logró zafarse del agarre de Laura y retiró de encima con una patada Laura directa al abdomen, la rizada cayó al suelo de espaldas y se quejó, intentó levantarse pero mi peor pesadilla, María, la jaló de nuevo al suelo para cambiar papeles con ella. Ahora la enclenque se encontraba arriba de mi amiga haciéndole lo mismo, obviamente Laura sostenía las manos de María con mayor fuerza y así evitar que esta le enterrase hasta la uñas que traía.

—¡Sofía, yo te elijo! —dijo la castaña—. ¡Alguien, vaya por Luisa!

Sofía le empezó a forcejear a la que la sostenía, hasta que echó una patada hacia atrás y le pega en toda la pantorrilla. La chica se queja de dolor y suelta a Sofía la cual sale corriendo hacía María y Laura.

—¡Alto ahí! —dijo Sofía con voz ruda. 

María volteó confundida y Sofía la saludó sonriente pero después cambió su mirada a una fría, la tomó del cabello y jaló para atrás.

—¡Mi cabello! —se quejó.
—Dirás extensiones, querida —jaló con más fuerza y le arrancó las extensiones produciendo que su cabello se redujera a la altura de los hombros—. Sabía que no estaba equivocada.

María se quedó en el suelo llorando y Laura se levantó, chocó cinco con Sofía y corrió hacia mi ya que Val, Natus ni Cata pudieron zafarse de esas tontas. Sofía se acercó a las que sostenían a las demás, las señaló y luego a las extensiones de María, las chicas esas se asustaron, soltaron a las demás y salieron a correr como niñas pequeñas, así que ya las demás libres se acercaron a mi.

—Luisa, ¿estás bien? —preguntó Natalia.
—Sí —respondí débil—. ¿Ustedes?
—Yo estoy bien —Laura sonrió y de su nariz salió un poco de sangre—. O eso creo —se limpió con un pañuelo que le dio Catalina.
—A mi me duele la cadera —Sofía se sobaba.
—A nosotras esas malditas nos enterraban las uñas —Valentina refunfuñó.
—Siento no haber ayudado...—dijo triste Catalina.
—No te preocupes Cata...—suspiré—. Hicieron de todo —cerré los ojos.

Amor de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora