Narra Luisa
—¡Hey, ¿qué haces?! —pregunté alterada.
—Te salvo se podría decir, eres muy lenta...—se le escapó una risa.
—Cállate —hice puchero.Mauricio corrió unas calles más hasta que se agotó y me bajó de su hombro.
—Qué pesada eres —rió.
—No me molestes, Mauricio —dije un poco avergonzada y seria a la vez.
—Es broma, eres muy liviana —sonrió—. No tienes que ser tan borde...puedes decirme Mau o como gustes.
—Bueno, Mau —hice comillas en su apodo—. No me molestes.
—Qué mala —rió levemente—. Mas bien dime...¿Dónde están los otros? —preguntó mientras se sentaba en el suelo.
—No lo sé, sólo vi por dónde cogió cada uno o bueno, eso recuerdo.
—¿Por dónde?
—Laura, Camilo, Sofía y Daniel se fueron derecho y después voltearon en la segunda manzana. Mientras que Catalina, Valentina, Santiago y Natalia se fueron por la tercera manzana si mal no recuerdo...
—Con que Laura y Camilo —dijo lanzándome una mirada pícara con esos ojos verdes que tenía.
—¿Ya te dijo Sofía? —sonreí—. Son tan tiernos, no sé por qué no andan juntos...—dije sentándome al lado de Mauricio.
—¿Quieres que te cuente el por qué del asunto?
—Está bien...comienza.
—Resulta que Laura y Camilo fueron novios desde hace mucho, mas o menos dos años, pero terminaron porque él la engaño...menudo hijo de...—suspiró—. Hasta hace poco Laura le dijo que sentía cierta atracción por él, Camilo se puso muy feliz la verdad, muchísimo diría yo. Ya que al fin ella le había dicho algo ya cercano —hizo comillas en la última palabra—. Y pues eso es lo poco que sé, a Laura no le gusta hablar del tema aunque a Camilo le encanta según lo que me dice Daniel.
—Qué historia de amor —hice comillas con mis dedos—. Tan confusa.
—¿Por qué haces comillas con tus dedos? ¿No crees en el amor? —se cuestionó acercándose más a mi.
—No, es mas...nunca lo he experimentado —dije mirando a otro lado.
—Yo tampoco —dijo mientras sonreía y miraba al cielo—. ¿Qué te parece si vamos con todos? Tenemos un punto de encuentro cuando a Laura le da por hacer bromas como estas y nos descubren.
—Vale...Mauricio se levantó y yo también me iba a levantar por mi cuenta pero él me extendió su mano, la cual yo cogí, me levanté y empezamos a caminar.
—Pesada —dijo con un acento extraño y alargando la última A.
—Que te calles, Mauricia —dije mientras aguantaba la risa.
—¿Mauricia? —preguntó haciéndose el indignado.
—Sí, cada vez que me digas pesada, te diré Mauricia te guste o no —saqué la lengua.
—¿Con que así juegas? —me miró levantando una ceja.
—Pues...Iba a responder cuando me empezó a hacer cosquillas y yo no podía dejar de quejarme.
—¡Ya no más que me voy al baño! —exclamé entrecortado, no podía parar de reír.
—Bueno, ya no más —rió—. No aguantaste.Caminamos unas cuadras más mientras que hablábamos de cosas varias hasta que por fin, a lo lejos, pudimos ver a todos sentados encima de unas rampas donde se practicaba skateboarding.
—Hola —dijeron todos mirándonos y regalándonos varias sonrisas excepto Catalina, esa chica como que no le caía bien o eso parecía.
—¿Qué les parece si voy por unas Coca-Cola al supermercado? —propuso Santiago.
—¡Si! —respondimos todos al unísono.
—Va, entonces voy ¿me podrían acompañar Luisa y Valentina?¿Qué? ¿Por qué yo?
—Claro, ya venimos —dije sonriendo.
Íbamos en silencio junto con Santiago y Valentina hacia el supermercado, hasta que Santiago rompió el silencio.
ESTÁS LEYENDO
Amor de instituto
Novela JuvenilDe pequeña se visualizó a sus diecisiete años siendo una chica lo que consideran como bonita, sociable y carismática pero sus planes se fueron por el desagüe al verse sometida al bullying en su instituto gracias a la idealización que tuvo de infante...