Cap.38-Al fin dije todo.

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Narra Luisa


Salimos de clase, Camilo fue el primero en salir, se fue corriendo literalmente hacia otra dirección. Ojalá ese idiota no vaya al mismo lugar de donde nos hacemos todos.
Llegamos al típico lugar donde nos reunimos en el descanso, alguna gente nos miraba raro, Mau ahora es el único hombre del grupo, es toda una señorita, le decía de cariño. Hubo un silencio un tanto incómodo hasta que Mau rompió el silencio.

—Lu —lo miré—. ¿Le decimos ya?
—Dale...—suspiré—. Por favor Sofía, agárrala.
—¿Qué? —Laura preguntó—. ¿Qué me van a hacer?
—Lau, verás...—Mau estaba demasiado nervioso—. Hablé con Camilo y me comentó que tú eras la que habías roto con él y también estaba saliendo con otra chica.

El rostro de Laura se transformó de tristeza a furia y rabia. Eran expresiones mezcladas, esto va a terminar mal.

—¡Maldito hijo de...! —gritó a los cuatro vientos—. ¡Suéltame Sofía, te lo ordeno!
—¡No, no quiero que hagas estragos y te desquites con la gente! —el rostro de Sofía era de horror. 

Laura estaba tratando de zafarse del agarré de Sofía, la pobre estaba haciendo todo su esfuerzo para no soltarla. 

—¡Valentina, ayúdame por favor! —Valentina se acercó y también sostenía a Laura.
—¿¡Por qué no me dijeron?! —Laura preguntó alterada.
—Supimos hasta hoy, Lau. Lo sentimos —decía Mau—. Relájate, él no vale la pena, él no te merece.
—Mau tiene razón...—comentó Natalia—. Él es un mal chico...

Todos empezaron a darle palabras de ánimo a la rizada, hasta que ella se calmó. Lo habíamos logrado, Sofía y Valentina la soltaron, en su cara ya se veía un poco de felicidad.

—¿Qué haremos para vengarnos? —preguntó Catalina y la miramos extrañados—. ¿Que uno ya no puede ser malo de vez en cuando? —reímos.
—No, venganza no, ya dejémoslo de lado. Como ustedes dicen, no vale la pena —dijo la castaña.
—Tienes razón Lau, ¿para qué gastarnos el tiempo pensando en alguien que no vale la pena para ninguno de nosotros? —apoyé la idea de Laura.
—Qué angelito eres —dijo Mau abrazándome por los hombros y yo recosté mi cabeza en su hombro.
—Me hacen el favor y se retiran. Amoríos a otro lado —Laura ordenó bromeando.
—Laura sabe —dijo Valentina y chocaron puños.

Cambiamos de tema y empezamos a hablar de tonterías, también contando una que otra anécdota que nos habían sucedido. Todos teníamos varias ¿somos tan torpes? 

Terminó el descanso y nos dirigimos al salón de clase. Llegamos y nos sentamos en nuestro territorio. Teníamos un problema, Camilo se sentaba al lado de Laura.

—¿Qué hacemos? —preguntó—. No quiero ese mugre a mi lado.
—¡Ya sé! —dijo Mau—. ¡Oye, tu! ¡Sí, tú! ¡El de mochila verde, siéntate aquí!
—¿Yo? —decía un chico de pelo corto y avellana.
—¡Sí, tú, ven rápido! —Mau seguía acosándolo.
—Está bien —se paró de su asiento y se hizo al lado de Laura—. Hola —sonrió.
—Hola...—le devolvió la sonrisa— Soy Laura ¿y tú?
—Pablo —sonrió una vez más—. Gusto en conocerte, Laura.
—Igual —siguieron platicando, después no les presté atención.

Habían pasado apenas diez minutos de clase y otro chico se unió a nosotros. Su nombre es Diego, es hermano de Pablo, de hecho si tienen su parecido.
  
De repente se escucha la puerta tocar y el profesor va hacia ella, la abre y ahí estaba Camilo con una chica la cual alcancé a ver de espaldas, era castaña de pelo lacio y largo. Camilo pasó y nos miró con cara de sorprendido.

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