Narra Luisa
Finalmente llegó el día de partida, me devolvía para Colombia. No había vuelta atrás, yo lo decidí y debía completarlo. Tengo que ir a terminar mis estudios y seguir con mi vida a pesar de que por mi mente piense que Mauricio estará con otras chicas, pero hay que aprender a soltar. Obviamente antes de irme intercalé días para así salir con mis amigas y con Mau, hubo unas veces que salimos todos juntos, incluyendo a Diego y Pablo y los novios de mis amigas. También estuve con mi familia visitando los principales lugares de Querétaro para que mamá y Emily conocieran. Fueron semanas de pura diversión.Estaba organizando mis maletas, guardaba cada prenda de ropa y par de zapatos que tenía. Ya me estaba entrando ese aire nostálgico.
—Nos vamos luego de almorzar, hija. Son las tres así que apúrate —mi mamá pasó diciendo por mi habitación.
—Está bien —respondí.Termine de arreglar mis cosas, obviamente dejando fuera lo que necesitaba para bañarme, vestirme y arreglarme. Al hacer lo anteriormente mencionado, guardé los utensilios de aseo en mi maleta. Bajé al primer piso y me encontré a papá un poco decaído. ¿Cómo no? Si iba a estar solo por un tiempo más, me partió el corazón en miles de pedazos verlo así.
—¿Qué cuentas, papá?—le pregunté con el mejor de mis ánimos.
—Lulú, me asustaste. ¿Ya arreglaste tus maletas? —preguntó.
—Sí, ya todo está listo...—asintió—. Papá...
—Dime —dijo mirándome.
—No quiero que estés triste, te visitaré las veces que pueda.
—Gracias, no sabes lo duro que es tenerte lejos...—lo abracé—, aparte ver que creces tan rápido y retomaste la relación con Mauricio.
—¡Te equivocas! —me sonrojé—. Sólo somos amigos, papá.
—Lo lamento, Lulú, pensé que habían regresado. Espero estés tranquila con tu decisión.
—Totalmente, pa.Estuve charlando sobre mi próximo semestre con papá y luego de media hora mi hermana y mi mamá bajaron a acompañarnos. Nos encontrábamos almorzando en familia por así decirlo lo cual se sentía bonito. Terminamos de comer y mamá junto con Emily, se fueron a terminar de arreglar sus maletas ya que les faltaba mucho. Yo ya estaba lista, así que me puse a ver mi móvil sentada en la sala de mi casa. Tenía mensajes bastante lindos de parte de quienes más quiero.
Mis amigas para mí son unas de las personas más especiales en mi vida, no importaba que a pesar de que peleáramos en ocasiones, que nos hiciéramos enojar o siempre nos dijéramos la verdad frente a frente nunca las olvidaré ni las dejaré de querer, tenemos muy buenos recuerdos.
Mi móvil empezó a sonar, era una llamada de Mauricio. Aclaré mi voz y contesté.
Conversación telefónica:
—Hola —saludé.
—¿Qué tal, bonita? —preguntó con la voz ronca como si se acabara de despertar—. ¿Lista para tu viaje?
—Un poco de nervios —suspiré—. Ya sabes, los aviones...
—Que te vaya muy bien, es lo que siempre te deseo. Espero verte realmente pronto para compartir más tiempo juntos.
—Ten por seguro que así será, gracias por desearme lo mejor.
—Lo sé...¿Sabes Lu? Me harás mucha falta.
—Y tú a mí.
—Cuando vuelvas seré alguien completamente diferente no sé si por ti...
—Pues a mí no me debes nada.
—Yo me entiendo, no me prestes atención —rió.
—Que conste, tú mismo dijiste, no es que no quiera escucharte.
—Eres muy graciosa, más bien te dejo para que termines de hacer tus cosas.
—Qué consideración...—reí—. Nos estamos hablando.Fin conversación telefónica.
Colgué y guardé el móvil en el bolsillo de mi pantalón. Subí a mi habitación por última vez y tomé mi maleta, me quedé mirando mi pequeño espacio personal por unos minutos para luego cerrar la puerta y bajar por las escaleras de caracol. Abajo ya se encontraban mamá y Emily acompañadas por papá y su equipaje. Todos salimos de casa y nos dirigimos al auto de papá para meter las maletas en el baúl.
—¿Todo listo, señoritas? —preguntó papá desde el asiento del conductor.
—Sí —dijimos al unísono.Emprendimos camino hacia el aeropuerto, sentía poco a poco ese vacío en el estómago. Esos nervios de regresar pero así mismo de volver a la rutina diaria. Estaba feliz en parte porque vería a mis amigos de la universidad, al menos era algo reconfortarte. Llegamos al aeropuerto, bajamos las maletas y nos adentramos para buscar nuestra sala de abordaje.
—Te voy a extrañar mucho, papá —nos abrazamos.
Nos quedamos con papá en la sala de espera de afuera alrededor de veinte minutos, estábamos esperando que nos llamaran para abordar. Por las bocinas escuchamos que ya era hora de partir, con mucho dolor. Mamá pasó nuestros boletos en la ventanilla y un guardia tomó nuestras maletas para mandarlas al baúl del cajón, la señorita nos recibió los boletos, los chequeó y aprobó. Estábamos a un paso de irnos a casa. Íbamos a atravesar el túnel cuando empiezo a escuchar mi nombre desde lejos. Era una voz masculina la cual gritaba. Volteé y me sorprendí al ver a Mauricio con mis amigas.
—¿Qué hacen aquí? —pregunté—. Ya debo irme.
—Luisa, no sé cuándo sea el día que te volveré a ver pero quiero que escuches...Me estaba asustando, no sabía sí era una buena o mala noticia.
—¿Recuerdas el día que salimos por primera vez? —asentí—. ¿Recuerdas nuestro primer beso? ¿Nuestra primera caricia y nuestro primer "te amo"? —asentí de nuevo.
—Recuerdo todo, absolutamente.
—Pero lo más importante, ¿recuerdas el día que nos conocimos? Apenas te vi, supe que tenía que tener a tal linda joya conmigo.
—Mauricio...me tengo que ir —mamá llamaba a lo lejos.
—No hables...—se puso nervioso—. ¿Sabes qué quiero? Quiero hacerte saber que has sido la única mujer que he amado luego de mi madre y es muy importante para mi decirte que estoy profundamente enamorado de ti. Quisiera que te quedaras pero el destino ya está escrito, realmente no quisiera que te fueras sin que supieras eso sumándole que eres la mujer más preciosa y preciada de mi vida.Estaba atónita y sorprendida por su confesión.
—No has cambiado, realmente no lo has hecho. Dame tiempo, por favor, para sanar y ver qué nos derrocha el futuro cuando yo decida volver.
—Te esperaré así me creas un ingenuo, ten por seguro que te esperaré porque eres lo mejor que me ha pasado.
—¡Tampoco queríamos que te fueras sin esto! —exclamaron mis amigas y me entregaron unas rosas color amarillo.
—Niñas, las adoro. Muchas gracias por ese lindo detalle. ¡Me debo ir, los quiero a todos!Le di un pico en la boca rápidamente a Mauricio por accidente ya que corrió la cara, nos sonrojamos y mis amigas gritaron de la emoción. Mamá se veía realmente furiosa a lo lejos ya que nos estaban llamando para abordar el avión y yo aún seguía con ellos.
—Cuando vuelvas, créeme que será fantástico. Adiós y buen viaje.
—Estaremos en contacto, adiós.Caminé hasta donde mi familia, llegamos a la puerta de abordaje y por ende abordé el avión junto con Emily y mamá las cuales me miraban con cara de confusión y un poco de estrés.
—¿Eres consciente de que pudimos haber perdido el vuelo? —preguntó mamá ocultando la furia.
—Lo lamento —sonreí apenada.Creo que esa fue la primera vez que hice enojar a mamá.
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Amor de instituto
Teen FictionDe pequeña se visualizó a sus diecisiete años siendo una chica lo que consideran como bonita, sociable y carismática pero sus planes se fueron por el desagüe al verse sometida al bullying en su instituto gracias a la idealización que tuvo de infante...