Cap.58-Decepción.

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Narra Luisa


No sé en qué momento caí dormida pero miré la hora y ya eran las 9:45 de la noche, estaba apenada porque mañana teníamos escuela. Laura estaba en su celular y al verme lo dejó debajo de su almohada.

—Qué pena contigo, Lau. Mañana tenemos escuela —rasqué mis ojos. 
—No te afanes, de todas maneras no te voy a dejar ir hasta que me cuentes qué fue lo que pasó para que lloraras tanto. 
—Primero que todo: ¿Por qué me dejaste dormir?
—Independientemente de lo que uno tenga, dormir es el mejor remedio.
—Tienes razón, gracias.
—¿Ya puedes hablar? —Laura preguntó impaciente y asentí.
—Cuando estábamos hablando con mi padre y esa señora —me miró extrañada—. Me revelé de cierta forma hacia Katherine y ella forzó a mi padre que le dijera la verdad de todos estos años.
—¿Cuál verdad? ¿Por qué no le dices "mamá"?
—Esa es la cosa, Lau. Katherine no es mi madre biológica, esa es la verdad. 
—No lo puedo creer, qué fuerte —me abrazó—. ¿Estás bien sabiendo eso?
—Un poco la verdad, me alegra que no sea su hija por lo mala persona que es pero me molesta mucho el hecho que me lo hayan ocultado... 
—Claro, han pasado casi dieciocho años. Casi dos décadas —me miraba atónita.

Estoy muy pensativa con respecto a si mí papá es mi papá biológico. Con él si encuentro el parecido, el color de ojos y unas cuantas facciones pero simplemente no puedo confiar después de esa noticia.

—¿Qué harás? —preguntó la rizada.
—¿Hacer de? —la miré.
—¿Te irás a Colombia sabiendo eso? —se rascó la cabeza y quitó su mirada de mi.
—¡Ni loca! —reí—. No me iré con Cruella de Vil.
—¿Entonces te quedas? —preguntó con cierto aire de felicidad.
—Por el momento sí, no sé qué vaya a suceder con papá —sonreí.

Laura empezó a brincar y a gritar de la emoción la cual me contagió. No me quería ir a Colombia y menos ahora que sé un poco de la verdad porque quiero saber quién es mi madre. 

Seguíamos saltando con Laura tomadas de las manos cuando la señora Martha entró por la puerta.

—Lau, Luisa...—dijo y nos callamos—. Tu padre está en la puerta, dice que quiere verte.
—Mamá, dile que Luisa no lo quiere ver, por favor.
—Le he dicho eso y está histérico, tu papá lo está tratando de calmar.
—No puede ser —Laura suspiró—. Yo bajo, Luisa, quédate aquí.
—Lo haré, no tengo intenciones de verle la cara.

Laura bajó junto con su madre dejándome sola en la habitación, estaba inquieta. Ojalá y mi padre no se deje llevar por la ira. Realmente tengo una acorazonada que hizo algo malo al rededor de estas tres horas.


Narra Laura


Al bajar vi al padre de Luisa con mi papá. Se veía fatal y olía a alcohol. Me acerqué a la puerta junto con mi madre la cual se veía preocupada, la pone nerviosa la gente ebria.

—Señor, Luisa no quiere verlo. Por favor le pido que la comprenda.
—Quiero ver a Luisa, yo sé que ella está aquí —hipó.
—Está en buenas manos. ¿Qué le parece si viene mañana? —pidió mi madre amablemente.
—¡Cállese, usted no puede responder por ella! —se balanceó e hipó de nuevo.
—Por favor le pido que sea respetuoso con mi esposa y mi hija.
—¡Usted también cállese!—hipó por tercera vez—. ¡Díganle a Luisa que baje ya o se las verán!

En ese momento el papá de Luisa se abalanzó encima de mi papá produciendo que cayera al suelo y empezaran a forcejear.

—¡Papi! —exclamé—. ¡Basta, don Nelson! ¡No empeore la situación!

Fui detrás del padre de Luisa antes de que le propinara un puñetazo a mi padre pero el golpe llegó a mi ojo y caí al suelo.

—¡Mierda!
—¡Laura, no seas grosera! ¿Qué estoy diciendo? ¡Hija! —gritó mi madre y vino hacia mi.

Mientras tapaba mi ojo golpeado, con el otro vi como por la puerta entraban dos siluetas de hombres. Eran mi hermano y mi mejor amigo. Mi hermano separó al papá de Luisa de mi papá y Mau vino a auxiliarme. Luisa bajó las escaleras en ese instante.

—¡Cálmese señor! —gritaba mi hermano.
—¡No me diga qué hacer! —respondió el ebrio padre de mi amiga. 

Amor de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora