Cap.40-Trágame tierra.

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Narra Luisa


Visualicé a las chicas y les hice señas de que vinieran a donde yo estaba, corrieron y se hicieron a mí lado.

—Chicas —llamé su atención—. Miren allá...

La cara de Laura no tenía precio y la de Valentina menos. Eran caras de asombro, de no entender nada, como cuando estamos en clase de matemáticas. Ellas me observaron y yo apuesto que tenía la misma cara que ellas, pero lo que no tenía igual a ellas era un vacío en mi pecho.

—Vamos a otro lado...—suspiré.
—Sí, con tal de no verle la cara a ese...—dijo Val pero fue interrumpida por Laura.
—No, esperen...conozco a Mau desde hace muchísimo tiempo y no creo que sería capaz de hacerte daño, Lu...¿Vamos a preguntar quién es? Después de todo eres su novia.
—No vayas a ser tan obvia, Lau —dijo Val la cual frunció el ceño—. ¿Y si mejor espiamos? —nos miramos entre sí y asentimos.
—Pero Mau ni nadie más que nosotras lo puede saber, ¿bueno? —preguntó Laura y asentimos de nuevo—. Empecemos.

Salimos de la tienda en la cual nos encontrábamos ya que Mau había salido con la chica, doblamos a la derecha y en la esquina de un McDonalds, él estaba abrazando a la individua. Yo me encontraba que hervía por dentro, me volví muy celosa con Mauricio y no me gusta, ¡es lo que menos quería!
Mau y la muchacha se separaron del abrazo, estaban haciendo la cola para pedir helados en ese lugar.

—Deberíamos ir más cerca para oír lo que dicen —propuso Val.
—Sí, síganme —dijo la rizada.

Fuimos a una mesa caminando a paso apresurado para no llamar la atención y por suerte habían cartones de menú, pero sólo habían dos. Uno lo tomé yo y el otro Val, ambas los colocamos de los ojos para abajo, Laura se asustó porque Mau y la chica iban a voltearse.

—¡¿Qué hago?! —preguntó alzando la voz y alterada.
—¡No lo sé, sólo calla!

Laura no tuvo respuesta alguna y se escondió debajo de la mesa, la cual era muy pequeña y no cabía su cuerpo completo ya que nuestras piernas estaban ahí. Lo importante es que su cara no se viera ni menos su cabello ya que es fácil de reconocer a simple vista.

—¿Qué ven? —preguntó casi en un susurro.
—Están comiendo el helado y se sonríen a cada rato —dijo Valentina—. De verdad, parecen novios.

Al escuchar eso agache mi cabeza y no pude evitar sentirme peor, Val se dio cuenta.

—¡Discúlpame, no era mi intención! Es obvio que tú y él se ven más bonitos juntos —sonrió y me tomó de la mano.
—No puedo creer que Mau sea capaz de hacerme esto —suspiré.
—Aún no sabemos la verdad Lu, quién sabe si sea una amiga, prima, ex novia ¡Algo! —refutó Val.
—Espero que sólo sean amigos y nada más porque o sino...
—Le terminarías, sencillo —completó Lau—. No puedes quedarte con él si te hace daño y por favor, no le des otra oportunidad por más que él sea mi mejor amigo y estemos dentro el mismo circulo social...—hubo un silencio—. Te lo digo por experiencia —bajé mi mano y acaricié la espalda de Lau.
—Si ello llegase a pasar, espero que tú estés conmigo como yo estoy contigo —sonreí.
—Obviamente —Lau rió—. ¿Y tú, Val?
—¿Cuál crees que será la respuesta?
—¿No? —bromeó Laura y se rió al igual que yo.
—Ustedes sí que son tontas —rió—. Claramente, guapetonas —Todas empezamos a reír en un tono moderado.

Seguimos viéndolos como por media hora más y terminaron su helado. Su conversación fue entre risas y risas, la chica se molestaba el cabello en signo de coqueteo y Mau sonreía frecuentemente. Se levantaron y fueron en dirección a las fuentes que habían en el primer piso del C.C. Nosotras también nos levantamos, Laura salió debajo de la mesa adolorida, pobre de ella que había aguantado alrededor de cuarenta minutos en la misma posición.

Bajamos al primer piso y nos escondimos detrás de un arbusto que tenía flores naranjas, abrimos espacio y las tres pudimos ver lo que hacían. Estaban lanzando monedas a una fuente y alcancé a escuchar lo que dijo la chica.

—Desearía poder verte más seguido, Mau. Sin esas molestia de chicas que me dices —dijo la rubia y sonrió.

Ahí fue cuando me puse demasiado, diría que extremadamente celosa. No sé qué dolía más.

—Igualmente —le devolvió la sonrisa.

Su respuesta era lo que más dolía, está claro. 

Tenía ganas inmensas de llorar, es más, me encontraba en esas. Sólo pude sentir como alguien me abrazaba, reconocí su olor a sandía, era Laura.

—Tranquila Lu...—me abrazó Valentina—. No vale la pena mirar más.
—Estoy de acuerdo —dijo Valentina y se separaron de mi.

Salimos del arbusto y nos dispusimos a alejarnos de aquel lugar, se supone era una salida de chicas pero terminó siendo una salida de desamor, dolor y saber la verdad tan de frente.

Íbamos caminando y Valentina tropezó, Laura soltó una carcajada muy fuerte al igual que Val, la cual estaba casi en suelo retorciéndose de la risa y Laura estaba que lloraba por esta. Yo solo solté una pequeña risa cuando alguien detrás mío, toca mi hombro.

—¿Luisa? —saludó asombrado.
—¿Mau? —tartamudee.
—¿Qué haces aquí? —preguntó sonriente, me iba a besar pero lo esquivé—. ¿Pasa algo? Tienes los ojos rojos.
—Creo que no interesa qué hago yo aquí, más bien tú y con ella —señalé a la rubia que estaba escondida detrás de él.
—Ella es...—interrumpí.
—¡¿Quién es ella?! —exclamé alterada y la rubia me miró sorprendida.
—Luisa, cálmate...—Mau susurró y me tomó de los hombros.
—¡¿Cómo quieres que ande calmada?! —me zafé de su agarre—. ¡Me estás engañando en mis narices!

Tenía inmensas ganas de llorar, de sacarlo todo. No me estaba importando nada de lo que él me dijese, tenía pruebas suficientes como para reclamar. 

—¡¿Qué?! ¡Luisa, no! —se alteró—. ¿No me escuchaste aquella vez, verdad? —me quedé callada—. Claro, jamás me escuchas —hizo una mueca de disgusto—. Luisa, ella es mi amiga de infancia, gracias por escucharme aquella vez.
—¡Mau, yo...! 

Ahora me siento patética, insolente y tonta por no prestarle atención aquella vez, qué idiota soy al malinterpretar las cosas, de verdad que este acto de parte mía fue vergonzoso.

—Eso te pasa por no escucharme —frunció el ceño—. Tras del hecho le dices cosas feas sin saber primero qué es lo que pasa, es mi amiga de infancia Luisa, no seas celosa innecesariamente.

Se notaba a leguas lo molesto que estaba, he creado un problema muy grande y yo sola.

—Espera —dije—. ¿Tú cómo si puedes celarme innecesariamente a cada momento con chicos? —crucé mis brazos.
—¡Porque eres mía! 
—Eso es exactamente lo mismo que sucede ahora, Mauricio.   

Se quedó sin qué decir y bufó, la verdad pasa lo mismo de ambos lados. Aquí es donde debe existir la igualdad en la relación.

—¿Sabes? No sirve de nada hablar contigo, adiós. Vamos Alexa. 

La tal Alexa asintió y se fueron, Alexa lo tomó del brazo, volteó a mirar hacia atrás y me sacó la lengua, eso me ofendió demasiado. Ganas de ir a golpearla no me faltaban, se notaban sus sucias intenciones con mi novio.

Caminé hacía las chicas y ninguna preguntó nada, anduvimos en silencio hasta la entrada y salimos del centro comercial. Llegamos a la parada de autobús y nos sentamos.

—Lamento todo...—musitó Val.
—No es tu culpa, Val —sonreí a medias—. Las cosas pasan por algo...
—¿Crees que esto detonó el fin entre ustedes? —preguntó Lau.
—No lo sé, pero estaré preparada para lo que venga.

Amor de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora