Cap.69-Ultimo día.

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Narra Luisa

Pasaron las dos semanas rápidamente, casi no las sentimos ya que como ninguno tenía que presentar extracurriculares lo único con lo que cumplíamos era con asistir y cumplir el ciclo de asistencia establecido. A ninguno de nosotros nos fue mal aunque unos sí tenían promedios más altos que otros, aquello no impidió que mis compañeros y mi novio pasaran a sus universidades soñadas. Yo me iba a presentar un semestre luego ya que iba a viajar a Colombia y los días que iba a estar en aquél país realizaban las entrevistas para Lenguas Modernas. 

Una cosa por recalcar es que la semana pasada asistimos al cementerio a visitar a nuestros dos amigos difuntos; Daniel y Santiago cumplían ocho meses de fallecidos, la herida seguía abierta en sus familias pero en nosotros predominaba el recuerdo de nuestros grandes amigos, la verdad es que todos desearíamos que estuvieran aquí para que se graduaran.

El último día de clase se posicionaba en viernes y empezábamos nuestra jornada con la clase de matemáticas sin hacer nada, nos habían dictado nuestras notas definitivas y todos pasamos bien. Yo pensé que Laura o Sofía se iban a quedar a recuperación final ya que no les había ido muy bien en el año.

—Yo le dije que mejor no, que se fuera antes de que lo regañaran...—me incorporé de nuevo en la conversación con mis amigas, Sofía estaba hablando.
—¿Y al fin sí lo regañaron? —preguntó Cata y Sofía asintió riendo—. ¿Qué te dijo?
—Que no le interesaba que lo hubieran hecho porque al menos había pasado tiempo conmigo.

Todas emitimos sonidos de ternura y seguimos hablando de nosotras y lo que sentíamos, se acabó la clase para así salir a receso pero antes que nada el profesor nos detuvo.

—Que tengan mucho éxito en sus vidas, fueron un curso agradable, mis mejores deseos para ustedes y esperamos nos volvamos a encontrar.

Los presentes aplaudimos ese acto tan lindo que tuvo el profesor de matemáticas con nosotros para luego así ir a abrazarlo o darle la mano. Al salir del salón de clase tomé a Mau de la mano ya que queríamos estar a solas un momento del día, el grupo comprende muy bien y no piensan que es que queremos alejarnos de ellos, no es eso. Nos dirigimos a la cafetería, compramos algo para comer ligero y salimos del edificio hacia las zonas verdes para sentarnos en unas bancas que habían cerca de las cachas de voleibol.

—Nos queda ésta semana y tenemos la graduación —comentó Mau, tomando su café de vainilla.
—Lo sé, sólo nos darán dos pases para nuestros familiares...¿A quién llevaras?
—A mis padres obviamente ¿y tú? —me miró.
—Sólo a mi papá, ya sabes.
—Verdad...—hubo un silencio—. Sería lindo que tu mamá estuviera aquí.
—Por mi ya hubiese pedido que venga —me abrazó de lado.

[...]

En todas las clases estuvimos en absoluto desorden, como ya nos habían dicho las notas y la mayoría pasaba entonces habían mínimas preocupaciones eso sí uno que otro estudiante tenía que quedarse a recuperación final. Al ser el último día lo aprovechamos al máximo con nuestros compañeros de clase ya fuese tomándonos fotos, firmándonos las agendas y unos que otros confesaban amores platónicos que guardaron por años en sus corazones. Como actividad se propuso que nos reuniéramos en círculo todos los del salón y nos dijéramos cosas que siempre quisimos, recibí varios comentarios de personas que apoyaban mi relación con Mau y que siempre me encontraron como una chica tímida y calmada que equilibró el grupo de cierta manera, que aparte lo unió un montón y que jamás habían visto a Mauricio tan enamorado e ilusionado, claramente agradecí y declaré algunas opiniones sobre gente que me agradaba. Sentí una sensación muy extraña predominada por los nervios, en cinco minutos exactos iba a terminar todo mi curso escolar, definitivamente que estos once años de estudio no fueron en vano. Agarré de la mano a Mauricio al ver que faltaba un minuto para salir, mi corazón empezó a latir con más intensidad al ver cómo todos iban alistando papeles para lanzar por los aires y como otros preparaban sus gargantas para gritar con el alma. Empezó la cuenta regresiva.

¡CINCO!
¡CUATRO!
¡TRES!
¡DOS!
¡UNO!

Unos lanzaban papeles y otros gritábamos con muchísima fuerza que por fin se habían acabado las clases, unos alababan que no volveríamos a ver química y otros que no volveríamos a ver física. Salimos disparados del salón de clase sintiéndonos realmente liberados de tanta presión y exigencia, al fin había llegado el día de la libertad absoluta. Sólo restaba la graduación y se terminaba para todos la que dicen ser la época más linda de la vida.

Fuimos a almorzar la mayoría de mi curso juntos, queríamos compartir un primer y único almuerzo los que más pudieran aunque sea sólo por un día. Nos encontramos veintiún individuos intentando unir una mesa con otra y que nos pudiéramos sentar a comer tipo banquete, el almuerzo fue entre chistes y bromas entre nosotros, dolió un poco conocer algo mínimo de la mayoría del salón tan tarde. Todos reíamos, lástima en verdad que nos haya dado por ser unidos el último día, eso sí faltaron muchas personas como el equipo de fútbol donde pertenecía Camilo y sus nuevos patéticos amigos, no hubo diferencia alguna ya que no aportan nada bueno.

Terminamos de almorzar, nos despedimos de todos nuestros compañeros y nos dirigimos fuera del instituto. Todos los del grupo nos fuimos juntos hacia la casa de Sofía, íbamos a comer dulces, comida chatarra y postres ya que queríamos hacer una pequeña reunión entre nosotros con música incluida para así despedir el día antes de dirigirnos más noche a una fiesta de despedida que iba a realizar una compañera de clase.

—Pásame los doritos, Lu —pidió Laura y se los entregué—. Gracias.
—Sofía, pon una canción más rápida —sugirió Mau, estaba sonando una de Vance Joy.
—¿Qué proponen? —preguntó la chica de gafas de pasta negra.
—Sorpréndeme —dijo Mau bromeando y todos reímos.

Sofía cambió el disco para que empezara a sonar Sugar de Robin Schulz, una canción que alguna vez le había escuchado a Laura poner en su equipo de sonido.

—¡Eso era lo que estábamos exigiendo! —exclamó Laura y se levantó a bailar.
—Deberíamos hacer una competencia de baile  —propuso Natalia y todos se empezaron a levantar para competir.
—Me encanta este pre calentamiento —dijo entre risas Catalina. 

Amor de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora