Cap.5-Estoy vestida de 'niñita'.

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Narra Luisa


Ya han pasado cuatro días desde que no veo a los chicos. Cómo me van a invitar todos los días con ellos si apenas he llegado y soy la nueva, por así decirlo. He estado hablando con Laura por WhatsApp y me ha preguntado que cómo estoy entre cosas varias.

Decidí bajar al comedor donde estaba mi madre haciendo el desayuno, estaba haciendo tocino con unos huevos. ¿Tocino? me pregunté en mis adentros, para que haga tocino debe ser algo especial, además sólo hay una persona a la que le encanta el tocino de mi madre y es mi padre.

—Hola hija ¿sabes qué día es hoy? —me preguntó para luego sonreír. 
—Es...¿jueves? —pregunté como si no supiera nada.
—No seas tonta, hija —rió—. Hoy llega tu papá, qué emocionante, ¿verdad?
—Verdad...sí, qué emoción —le regalé media sonrisa.

La razón por la que ya estoy 'bien' por así decirlo con mi mamá es porque ella es muy bipolar...Cada vez que pasa algo, hacemos como si nada hubiese pasado así yo recuerde todo con cada pequeño detalle. Es una lástima que no decir lo que realmente pienso.

Mi madre sirvió el desayuno y me lo dejó en frente mío.

—Iré a recoger a tu padre al aeropuerto y tardaré un poco, no vayas a hacer cosas malas —dijo mirando mi brazo.
—No haré nada —dije escondiendo mi brazo mientras la miraba mal.

Mi madre se fue y yo terminé de desayunar, subí a mi habitación y puse música a alto volumen, Dios cómo extrañaba hacer eso. Puse la canción de Girlfriend de Avril Lavigne y como loca que soy cuando pongo música, empecé a cantar a grito herido esa canción. Aparte de eso, empecé a bailar y mientras que hacía eso ordenaba mi habitación, me gustaba estar sola así podía sentirme libre la verdad, debe ser la costumbre. Iba a ir a limpiar la ventana en donde se veía el hermoso paisaje y así fue, me dirigí hacia la ventana y miré hacia abajo. ¿Enserio? ¿Es que acaso no puede ser peor?
Abajo se encontraban Mauricio, Laura y Daniel, estaban riéndose, qué vergüenza... ¿Cuánto tiempo llevarían allí observándome? Me asomé a la ventana.

—¡¿Por qué me espían?! —reclamé y reí.
—¡No te estamos espiando, es que íbamos pasando y Mau dijo que alguien estaba cantando y que lo hacia bien! —dijo Laura sonriéndome.

Pude sentir como mis mejillas se calentaban lentamente mientras los chicos reían inocentes.

—¿Tanto se escuchaba? —pregunté riendo nerviosa.
—Nada más un poco —dijo Laura sarcásticamente.
—Si, sólo un poco...—añadió Daniel.
—Oye, Luisa —dijo Mauricio mirando hacia arriba mientras sonreía.
—Dime...
—¿Qué tal si nos vemos después en casa de Laura? Vamos a estar hablando de cómo será el último año de escuela.
—Sí —sonreí—. Me encantaría, en treinta minutos voy. ¿Vale? 
—Está bien, nos vemos —dijeron al unísono y se fueron hacia casa de Laura.

Segunda reunión. Por ahora somos pocos y son con los que mejor conozco por decirlo así, excepto Daniel, ese chico sólo sabía su nombre y no más. De hecho me intimidaba.
Alisté mi ropa, decidí por ponerme un pantalón negro, unas converse rosas, una esqueleto rosa que decía 'Be Happy' en blanco y un saco de lana color blanco. Opté por hacerme una cola de caballo alta, para ello cogí una liga del color de mi camisa. Me veía bien se podría decir aunque mucho rosa para el gusto de alguien aunque a mi me encanta y eso es lo que importa.
Apagué la música y salí de mi habitación, bajé las escaleras de caracol y me encaminé hacia la puerta.

—Será mejor avisarle a mi madre ya que hoy viene con mi padre.

Decidí llamar a mi madre y así avisarle que saldría. Un timbrazo, dos timbrazos hasta que por fin contestó.

Conversación telefónica:

¿Diga
—Hola madre, ¿ya llegó papá?
No hija, el vuelo se retrasó dos horas a que tengo que esperar hasta que llegue, ¿a qué viene tu llamada?
—Una chica del vecindario me invitó a su casa...Quería avisar, por si...
Relájate hija, ve con tus nuevos amigos.
—Bueno —sonreí así ella no pueda verme—. Entonces me llamas cuando llegué papá.
Bueno, hablamos luego, adiós.
—Adiós —dije y ya había cortado.

Fin conversación telefónica.

Cerré la puerta y me dirigí hacia la casa de Laura, no tarde ni cinco minutos en llegar. Toqué la puerta y abrió Mauricio.

—Al fin, mujer —dijo en tono burlón—. Pareces una niñita.
—Cállate y entremos...—dije sonrojada.

Amor de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora