Cap.70-Graduación.

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Narra Luisa

Sábado 06 de junio, llegó el día. Eran las 6:15 de la mañana y no me quería levantar de mi cama, pero tenía que hacerlo ya que era mi graduación. Me levanté con todas mis fuerzas metiéndome de una vez al baño para despertarme completamente, me desvestí y me metí en la ducha.
Al salir me puse el uniforme para luego peinar mi cabello el cual tenía bastante largo, lo cortaría la próxima semana ya que estaba demasiado largo para mi gusto, además había perdido la forma. Para culminar mi arreglo me maquille un poco, apliqué delineador en mis párpados, rímel y labial rosa. No quería verme de una manera exagerada.

Bajé a la cocina y allí estaba papá junto con un gran desayuno, parecía un banquete. Al verme, se levantó de la silla y me abrazó.

—Como está de linda mi niña.
—Gracias, papá —sonreí—. Estoy de los nervios.
—Pues como no Lulú, te vas a graduar —me abrazó—. Mira, te preparé algo especial, mi plan era subirlo a tu habitación pero te despertaste muy rápido.
—No tenías porqué molestarte, gracias pa. —Me senté a comer con él.

No asimilaba que por fin era el día, todos los de último año estábamos ansiosos por la ceremonia y por lo que venía luego de la culminación, algo absolutamente nuevo.

[...]

Iba en el auto con papá rumbo al instituto, yo tenía que llegar un poco más temprano para que hicieran entrega de la toga, el birrete y la estola enmarcada con mi año de graduación. Al llegar al edificio del coliseo de la escuela, pude ver a todos mis compañeros de clase recibiendo con muchos nervios los implementos que necesitábamos entre bastidores. Vi mi grupo de amigos y mi novio así que me acerqué a ellos.

—¡Hola! —saludó Valentina entusiasmada—. Te estábamos esperando.
—Amor —dijo Mau y se acercó a besarme—, tardaste.
—Mi cama estaba deliciosa esta mañana —me excusé y sonreí—. También estaba muy cansada.
—Yo también por poco me quedo en casa —dijo Laura rascándose la nuca—. Ve y coges las cosas que necesitamos para la ceremonia —sugirió.

Me retiré del circulo conformado y dirigí a donde el profesor de inglés para que me entregara lo que necesitaba, incluyendo una flor que se enganchaba en el lado izquierdo del blazer.

—Felicidades, Señorita Rey.
—Muchas gracias, profesor Hitler —me miró extrañado y me sonrojé—. Lo siento, señor Chica —me retiré rápidamente.

Fui a donde mis compañeros a arreglarme y la mayoría ya estaban casi que terminando de alistarse, la verdad estaba un poco atrasada.

—A que no adivinan a quién llamé como el führer.
—No puede ser —rió Natalia—. ¿En verdad? —asentí. 
—Tratamos de no decirle así todo el año y el último día que lo vamos a ver, se te escapa —dijo Mau entre risas. 
—¡Lo lamento!—dije realmente apenada y risueña. 

Terminamos de ponernos los accesorios y decidimos tomarnos una foto a petición de Laura, quien estaba obsesionada con guardar los recuerdos de esa manera.

—Sonrían —dijo Laura y tomó una ráfaga—. Alguna de estas fotos tengo que enmarcarla.
—Toca que la imprimas dos veces —dijo Natalia—. Cuando me vaya a Canadá, la tendré ahí por siempre.
—¡¿Qué?! —gritamos todos excepto Valentina al unísono—. ¿Cómo así? —preguntó Cata asombrada.
—Olvidé decirles, sorpresa...—dijo Natalia avergonzada—. Me voy a Canadá en tres semanas.

Quedamos atónitos pero felices a la vez, Natalia se iría a cumplir un sueño y como es nuestra amiga queríamos verla feliz.

—¿Qué dijo Javier sobre eso? —pregunté.
—No se lo he dicho aún, le diré esta tarde.
—Lo importante es que se lo digas —dijo Catalina—. Es tu novio y debe saberlo.
—Se lo haré saber, quien sabe si me siga el paso —Natalia sonrió.

Amor de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora