Cap.37-Idiota.

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Narra Luisa


Camilo no le dejó a Laura explicar lo que sucedía realmente. El chico dijo que no se haría cargo de nadie, por más que la quisiera no lo iba a hacer, rompieron y le colgó. Laura está mal, ella lo quiere aún. No se puede eliminar un sentimiento hacia alguien de un día para otro.

Caminaba hacia el instituto con Laura, en silencio. Ella andaba cabizbaja, destrozada, triste, no había emitido ninguna palabra desde que nos saludamos. Estaba pálida, sin ganas, no había brillo en sus ojos como solía haberlo, Camilo la lastimó otra vez. Llegamos al instituto y me siguió hasta mi casillero.

—¿Qué pasó esta vez? Siempre te vas directamente al salón —pregunté.
—Eso era cuando tenía novio —suspiró—. Ahora te acompañaré.
—Perdóname la pregunta, fui imprudente. Me gustaría que me acompañases —dije apenada.
—Tranquila.

Mientras sacaba los libros que necesitaba ninguna pronunció una palabra. Entendía que ella no lo quería hacer y yo temía a decir alguna tontería que la enfadase o entristeciese más. Terminé de sacar mis cosas y cerré mi casillero.

—¿Vamos al salón? —pregunté y ella sólo asintió.

Nos dirigíamos al salón de clases y de pronto me agarran de la cintura y me voltean para besarme, sabía perfectamente quién era por la textura de sus labios, era Mau. Nos separamos y vi que Laura estaba demasiado incómoda.

—Ustedes sigan, yo me voy —dijo cabizbaja.
—¿Qué te pasó, Lau? —preguntó Mau, preocupado—. ¿Estás bien?
—Sí. He amanecido un poco enferma, eso es todo —tosió falso.
—Lau, dile la verdad. Las dos sabemos que no es así —dije y sus ojos se cristalizaron.

Me dolió obligarla a decir las cosas, pero era lo mejor en este momento. Mau es su mejor amigo y le puede aconsejar desde una vista masculina.

Laura abrazó a Mau con fuerzas y se escuchaba como sollozaba. Mau inmediatamente le correspondió el abrazo a Laura. No estoy celosa, sería ridículo. Ellos son mejores amigos, son como hermanos.
Laura se zafó del agarre de Mau y se secó las lágrimas con la manga de su suéter.

—Ahora, ¿puedes decirme qué te pasa? —dijo Mau.
—Camilo rompió conmigo porque le dije que estaba embarazada, era una simple broma, me botó así sin más, no me quiso escuchar.
—Pedazo de imbécil, ¿un daño por segunda vez? Este chico no cambia. Iré a hablar con él.
—No te molestes, yo por más que lo quiera, no quiero saber de él. Me dañó por segunda vez y no quiero ser tan ingenua de caer tres veces en la misma trampa.
—Laura tiene razón —comenté—. ¿Por qué meterse con la misma persona que te ha hecho daño? Eso es ser masoquista.
—Sí...pero si le hablaré del tema, eso sí. Para que me diga por qué lo hizo y tal, quiero que salga de su boca.
—Vale —dije al unísono con Laura—. ¿Vamos a clase? Faltan cinco minutos. —Ellos asintieron y emprendimos camino al salón.

Llegamos al salón y nos sentamos donde siempre. Sofía, Catalina, Natalia y Valentina no tardaron en acercarse a saludar, excepto Camilo, que andaba en un rincón cabizbajo escuchando música.

—¿Por qué no llegaste antes, Lau? —preguntó Natalia con inocencia—. Camilo estaba sólo y...—la interrumpí.
—No hables de él —Laura agachó la cabeza y aproveche para hacer señas con mis manos de que habían terminado.
—Ay Lau...—Valentina se lanzó a abrazarla, después fueron todas.
—Yo creo que deberías hablar con Camilo antes de que inicie la clase, cariño —le dije a Mau.
—Buena idea —caminó hacia él.

Me quedé con las chicas mientras le daban palabras de aliento a Laura. De repente Sofía hace una pregunta que daba mucho que pensar.

—¿Cómo vamos a hacer? Laura y Camilo están en el mismo círculo de amigos.
—No sé —hice una mueca al igual que todas.
—Esto será un gran dilema —dijo Valentina y todas suspiramos.


Narra Mauricio


—Hola, Camilo —vi que tenía los audífonos puestos, así que le toqué el hombro—. Hey —levantó su cara, tenía ojeras.
—Hola, Mau...—dijo sin ganas.
—¿Por qué estás así? ¿Pasó algo en tu casa? —pregunté como si no supiese nada.
—¿Laura no te dijo? Ella me terminó.
—¿Qué? —tosí—. ¿De verdad? No me ha dicho nada.
—Tras del echo, se hace la víctima —rodó los ojos.
—Nunca creí a Laura capaz de hacer algo así...—mentí. 

¿Qué le pasa a éste tipo? Nadie trata así a mi mejor amiga. Quería hacer parecer que Laura era la mala del paseo.

—Lo bueno es que ya no la molestaré más, ni ella a mi.
—¿Por qué dices que ya no te molestará?
—Te diré algo, no le digas a nadie ¿sí? —asentí—. Estoy saliendo con una chica de otro curso y me gusta, estas ojeras son por desvelarme hablando con ella.
—Vaya...—me aguanté las ganas de golpearle el rostro, no quería que me suspendieran—. Debiste decirle ¿no?
—No, tu sabes como es de loca, posesiva, poco femenina. No sé ni por qué me metí con ella, físico será —dijo y miró su celular.
—Suerte con la otra chica, procura no hacerle lo mismo que Laura. 

Me levanté del lado de él, estaba que hervía de la rabia. Definitivamente cuando una persona hace un daño de tal magnitud no se pueden considerar segundas oportunidades, qué mal me sabe ver que mi mejor amiga estuvo con tan poco hombre.

—Cariño, ¿qué pasó? ¿Por qué estás rojo? Parece que fueras a explotar...—la halé del brazo para llevarla afuera—. ¿Por qué me traes aquí? Mau, ¿por qué no hablas? —suspiré.
—Camilo estaba engañando a Laura otra vez —solté sin más.
—¿¡Qué?! —Luisa gritó y produjo que se escuchara por todo el pasillo—. Laura tiene que saber esto —iba a entrar otra vez pero la tomé de la mano.
—Está muy sensible, es mejor decirle luego.
—No, no y no. ¿Cómo que después? Debe saberlo ahora porque quizá cuando le digamos lo haya olvidado.
—Tienes razón, pero no le digamos ahora, podría lanzarle una mesa de metal a Camilo —reí al igual que ella.
—Se lo merece, nadie le hace eso a mí amiga —frunció el ceño y en eso llegó el profesor.
—Jóvenes, adentro. —Entramos con el profesor y nos sentamos en nuestros respectivos lugares.

Amor de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora