Capítulo 23

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Estaba en la cocina de Massimo preparándonos el desayuno mientras el de ejercitaba en su gimnasio. Los olores de mis elaboraciones flotaban por todo el lugar y yo disfrutando de ello. Espero que a él le guste lo que estoy haciendo.
Los desayunos caseros en Italia son bastante parecidos a los españoles. Leche, cereales, galletas, bollería, zumo de naranja, yogures, tostadas con mermelada o nutella... Pocas veces se ve bizcochos o magdalenas, no tienen tanto tirón como en España. El café obligatoriamente de cafetera nada de café soluble, eso es algo que tiene en común con Cuba.

- Mmmm aquí huele delicioso.

Giro mi cabeza hacia atrás y me encuentro con un Massimo con el torso desnudo y el pelo húmedo por la ducha. Camina hacia mí con con su sexy chándal negro. Lo devoro con los ojos y una sonrisa maliciosa se extiende en sus labios.

- Te gusta demasiado verme desnudo Mariana. Si quieres me quito el único obstáculo que te impide deleitarte completamente.

« Sí por favor»

- Pongo los ojos en blanco haciéndome la dura.

- La modestia no es una de tus virtudes por lo que puedo apreciar.

- Puede ser. - Pega su duro cuerpo al mío y puedo sentir su erección.

- Aunque tengo otras cosas que se te encantan.

Muerde mis labios y ese simple acto prende fuego en mi sangre. Massimo es un hombre voraz. La noche anterior casi no dormimos, aunque tendría que compartir por igual la culpa.

Yo tampoco podía parar, me

gustaba tanto que no podía tener suficiente de él. Apenas

podía mirarlo sin querer arder.

Me separo de su cuerpo a regañadientes, por mucho que lo desee necesito alimentos y supongo que el también.

- ¿Qué estás preparando? Eso de ahí se ve delicioso.
- Señala uno de los platos que tengo listos.

- Una de mis muchas recetas, brushetta. Tiene una
combinación de sabores deliciosa. Salsa pesto, queso de cabra, tomates cherry asados unas hojas de rúcula, un chorrito de aceite de oliva y unas gotas de vinagre de Módena. - Cojo una y se la doy.

- Prueba y dime que te parece.-Digo.

Le da un mordisco y en su rostro estalla el placer.

- Está delicioso hermosa, bien equilibrado y con un sabor exquisito.

- He preparando de todo un poco me he vuelto un poco loca, lo siento.

- ¿Por qué? Me encanta que hayas hecho todo esto para nosotros, aquí, en mi cocina. Se te ve reflejada y cómoda. Así es como quiero que te sientas siempre que estemos juntos.

- Se inclina y me da un suave beso en los labios.

- Te ayudo a llevar todo esto a la mesa.

Luego de acomodar las cosas, nos sentamos uno frente al otro y conversamos mientras desayunamos.

- No hemos hablado de lo que te dijo mi madre ayer. En realidad no hemos tocado el tema en absoluto.

 Bajo Fuego ® (Primer libro de la trilogía Collision)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora