Capítulo 32

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Existe miedo real, cuando su dimensión está en correspondencia con la dimensión de la amenaza. Al marcharse Guido me quedé pensando en cada una de sus palabras. En la amenaza implícita en cada una de ellas y tenía miedo, porque sabía de lo que esta gente era capaz y también sentía culpa, porque estaba arrastrando conmigo a las personas que me importan por dar rienda suelta a la pasión ¿Y dónde me trajo eso? A esta realidad funesta, de la cuál no tenía ni idea de cómo salir.

Salgo por la puerta principal del restaurante y me subo al auto de Alessandro. Ha venido a cenar esta noche y ha insistido en quedarse hasta la hora del cierre para llevarme a casa. Al principio me negué, pero luego me dije: ¿Por qué no? Ya no tengo al equipo de Massimo llevándome y trayéndome. Me negué, si ya no estábamos juntos, no tenía sentido que siguiera protegiéndome, aunque Massimo puso el grito en el cielo por ello dejando claro lo que pensaba al respecto a través de sus mensajes, pero decidí ignorarlo.

Se me escapa un bostezo mientras hablo con Alessandro sobre la próxima discoteca que quiere abrir en Milán.

- ¿Te aburro? - Pregunta con una sonrisa.

- Para nada. Lo siento, solo que estoy un poco cansada, hoy no he parado.

- Eso es bueno, significa que el negocio va bien.- Murmura él.

- Sí, al menos eso va bien- Musito.

Alessandro se queda en silencio por unos segundos .

- Me han llegado rumores de que lo has dejado con Massimo ¿Estás bien?
«Ni de cerca»

- No, pero lo estaré y la verdad es no que quiero hablar de ello. Prefiero que me sigas contando de tu nuevo proyecto.
- Alessandro asiente y seguimos hablando todo el trayecto a mi casa de sus planes, entre otras cosas.

Al llegar a mi edificio el se baja primero que yo y me abre la puerta del auto cómo todo un caballero.

- Vaya, muchas gracias. Es usted muy caballeroso y la verdad sea dicha, en mí mente no te veía yo en esa faceta.- Digo con una sonrisa burlona.

- ¿En tú mente? Mmmm al menos estoy en tus pensamientos, eso es bueno. ¿Puedo saber de qué manera me veo en esa linda cabecita?- Su mirada está fijada en mi rostro a la espera de mi respuesta.

«Como un empotrador»

El pensamiento me llega y sonrío internamente porque es cierto, lo veo como alguien que pasa de galantería y va directo al lío. Muy parecido a Massimo en ese aspecto y puff, al pensar en él. Mis emociones se revuelven de inmediato.
«¿Por qué tuve que traerlo a colación?»

Mira que lo intento, pero no puedo dejar de pensar en ese hombre, ni siquiera teniendo un espécimen como el que tengo al frente ahora mismo.

- Ya sabes cómo te veo, te lo he dicho en otras ocasiones. Eres un conquistador nato, te gusta gustar, jugar...

- Y me gustas tú- Me corta.
Se acerca más a mí y pasa un dedo suavemente por mi mejilla.

-Mas que cualquier otra mujer que haya conocido en mi vida. Sus ojos se desvían de mi rostro hacia algo detrás de mí y su mirada cambia.

-Pero siempre aparece él y pierdo la oportunidad de demostrarte cuánto.
«¿Él?»

Me giro y inmediatamente mis piernas se debilitan. Massimo se dirigía a nosotros con una furia desmedida en el rostro, cuando está a solo dos pasos de mí, el corazón se me acelera. El aleteo en mi estómago se agudiza, dando la sensación de tener un enjambre de mariposas batiendo sus alas en mi interior.

 Bajo Fuego ® (Primer libro de la trilogía Collision)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora