Capítulo 10

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      Salgo a la calle rogando por encontrar un taxi cuánto antes. Por suerte no tengo que esperar mucho,   logro coger uno bastante rápido. En el transcurso del camino hago un esfuerzo titánico por no llorar y dar un penoso espectáculo delante de alguien que no conozco. No debería sentirme así, pero  no puedo evitarlo. Siempre que pienses con el miedo, la inseguridad, la cabeza caliente, o con la inocencia de creer que todo  saldrá bien sólo porque así lo deseas, y no por lo inteligente que eres, las cosas muy posiblemente saldrán mal y eso es lo que ha pasado esta noche. Sabía en mi fuero interno que debía mantenerme alejada pero me pudo el deseo. Saliendo del taxi cruzo  el vestíbulo   como una
exhalación, justo antes de entrar al ascensor mi teléfono suena, es el, al ver su nombre en la pantalla  me estremezco, rechazo la llamada sin siquiera meditarlo. Ahora mismo solo necesito pensar,  tengo un cúmulo de emociones pululando dentro de mí. Se que si hablo con el ahora le diría cuatro cosas que estarían fuera de lugar dado que no tenemos ninguna relación, además de que
le estaría dando el placer de ver cuánto me afecta. Abro la puerta de mi apartamento, una vez dentro
suspiro hondo e intento tranquilizarme. Debería estar muy orgullosa
de mí en este instante, he rechazado su llamada estoy segura de que ninguna de las mujeres  con las que se acuesta tendría el valor de hacerle eso al gran Massimo Salvatore,  por mi que se vaya a la mierda.

     Cuando paso por el salón me encuentro Judit acostada en el sofá viendo La que se avecina. Una serie española  de humor que nos encanta. Me da mucho gusto que esté aquí la verdad, pensé que estaría en la discoteca de la que me habló. Ahora mismo no quiero estar a solas con mis pensamientos y necesito hablar con alguien y quién mejor que mi amiga.

— Ey... pensé que pasarías la noche con Massimo — me dice ella mientras se incorpora en el sofá, luego me mira fijamente y su expresión se torna seria.

— ¿Qué te pasa? — Niego con la cabeza pero mis lágrimas brotan sin control poniendo en evidencia mis sentimientos.

— Se pone de pie y se apresura hacia mí.
 
— ¿Qué te hizo ese imbécil? — Agarra mi rostro y mira fijamente mis ojos.

— Vamos a sentarnos — digo entre sollozos — Mi amiga asiente y las dos nos dirigimos o el sofá. Le cuento todo lo que pasó y ella me escucha en completo silencio.

— ¡Esto es absurdo! — exclamo  enojada conmigo misma.

— Mis sentimientos, mis lágrimas.... — Continúo

   — Porque sabía a lo que iba y no me puedo quejar ya que  me encantó, hasta que vi esa llamada y lo de que enumera las mujeres que folla  me sentí fuera de lugar y completamente  descolocada.

   —Tus sentimientos no son absurdos Mariana. Massimo te gusta desde el primer momento que le viste.  Yo estaba ahí y fui testigo de cómo se miraron y esta noche, más de lo mismo a pesar de lo que te dijo María y de que se apareció con con otra en la fiesta, las cosas como son — Se inclina hacia delante y toma mi mano.

— Sé que ahora mismo estás confundida. Sucede que, muchas veces, nuestro cuerpo y nuestra mente detectan y asimilan cosas que nosotros conscientemente todavía no.  Nuestra intuición nos avisa pero hacemos caso omiso. Es lógico que un hombre como ese tenga un montón de mujeres en sus contactos para follar, tú eso en el fondo lo sabes. Es guapo, rico y según me cuentas es bueno en la cama y tiene con que responder, le gustas, claro que si acordáis follar el no dejaría pasar la oportunidad porque hasta ahora ha vivido así.

—Judit acaricia mi brazo de manera reconfortante.

   — Eres tú la que tiene que decidir que hacer,  vivir esto, o no.  Tienes el timón de tu vida. Por otro lado
si  tus sospechas son ciertas y el sólo quiere sexo pero es transparente y tú también quieres, cuídate y adelante

 Bajo Fuego ® (Primer libro de la trilogía Collision)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora