Capítulo 31

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     Los susurros entre Elisabetta y Guido continúan. Cada cosa que la madre de Massimo dice sobre mí, es peor que la otra. Pero los insultos a mi persona y hacia su propio nieto de quien habla de una manera que supera lo cruel y despreciativo no es lo más horrible que escucho. Los hermanos  se quedan en silencio por unos segundos y por un instante, me sacude el temor de ser descubierta,  hasta que escucho las siguientes palabras.

-Sabes de lo que soy capaz cuando veo una amenaza  cernirse sobre mí  Guido. Me vuelvo implacable, ni siquiera Giuseppe que  era mi esposo y el padre de mis hijos escapó de mi furia cuando imprudentemente intentó intimidarme, cuando intentó destruirme.

-Oh si  hermana, eso le cobró un alto precio.

- Yo diría que le costó todo Guido, le costó su propia vida.

     Me siento totalmente
mareada,  mi cabeza está dando vueltas con horror y confusión.

«¿Le costó su propia vida?»

      No puede ser, el padre de Massimo murió de un infarto ¿no? O eso les hicieron creer a todos,  incluso a su propio hijo que se culpa día tras día. Hasta yo me sentía culpable, ¡Oh madre mía! ¿Dónde me he metido?  Me obligo a salir de mi aturdimiento y dar marcha atrás. Ellos siguen hablando pero  no escucho nada. Solo ruidos amortiguados por los acelerados latidos  de mi corazón rugiendo en mi cabeza. Me concentro en cada paso que doy, con cuidado de no hacer ningún ruido. Si descubren que les escuché.... No quiero ni pensarlo. Sacudo la cabeza como si con ello todos mis pensamientos desaparecieran pero no lo hacen, Massimo tiene un hijo con Giovanna, su madre al parecer asesinó de alguna manera a su padre y su hermano es su cómplice. La

pesadez en mi pecho se acentúa, trago una y otra vez intentando eliminar el sabor amargo de la conmoción. Entro a la habitación con la respiración trabajosa. Me siento en la cama tratando de calmarme, pero no lo logro. Tengo que salir  de aquí inmediatamente, mientras esté en esta casa con estas personas no podré estar tranquila. 
Recojo las pocas prendas que he sacado de mi bolsa de viaje y las guardo con premura. La puerta se abre de pronto y yo me sobresalto a tal punto que casi pego un grito. Massimo me mira fijamente y luego a la bolsa que ya estoy cerrando. Al verlo, la rabia y el dolor explotan en mi  corazón.

—¿Se puede saber que haces?

— Marcharme de aquí ¿No es evidente?

—Camina hacia mí con pasos firmes y seguros.

    — Estás interpretado mal el hecho de que Giovanna estuviera en la bodega conmigo. Es trabajo. Simplemente trabajo, es nuestra Sommelier, una muy buena además y hoy estábamos probando un nuevo vino que queremos lanzar.

«¿Así que también trabajan juntos?»

      — Vaya, además de un hijo tienen muchas más cosas en común, son la pareja perfecta ustedes dos.

     Las palabras salen de mis labios antes de que pueda detenerlas Massimo se queda petrificado. Su mirada se oscurece, tanto que da miedo un frío intenso se desliza por mi espina dorsal. Retrocedo un paso atrás mientras lo miro.

—¿Que has dicho? — Su voz es baja y tenebrosa.

    Me quedo mirándole percibiendo la furia en él pero lo enfrento. Si alguien tiene motivos para estar enojada aquí, soy yo.

 Bajo Fuego ® (Primer libro de la trilogía Collision)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora