Capítulo 17

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Miro por la ventanilla del auto y me percato de que hemos llegado a mi edificio.

-¿ Cómo sabes dónde vivo? - Le pregunto.

- Cuando algo me interesa. Estudio todo lo que tiene que ver con ello y tú más que resultarme interesante me tienes fascinado, me vuelves loco.

Su mirada es ardiente, potente y logra encenderme de tal forma que ahora mismo solo quiero subirme en su regazo y comérmelo a besos. El lo percibe, lo sé por la forma en que su mirada se posa sobre mi boca y la sonrisa descarada que asoma en sus labios.

- Mi dulce, y hermosa Mariana...
-Arrulla, pasando su pulgar a través de su labio inferior.

Un gesto que me enciende todavía más.

- He venido esta noche con la firme convicción de no tocarte. Pero eres tan abierta

conmigo, que simplemente no puedo evitarlo.

No me toca, solo se que queda ahí, observándome, esperando. Su influencia sobrepasa mi consciencia. Mientras su cuerpo no toca el mío, su mirada ardiente comienza a infiltrarse a cada parte de mí. Deslizándose sobre la superficie de mi piel, tan suave y ligera, como

la pluma más sedosa.
Este hombre no tiene que tocarme para volverme loca. Quiero que me bese, necesito que me bese o perderé la cabeza.

- Coge lo que quieras Mariana - Abre sus brazos.

- Soy todo tuyo.

Sus palabras me impulsan, miro a mi alrededor y veo que la privacidad es nuestra aliada. Un cristal oscuro nos separa del chofer. Como si estuviera en piloto automático, me subo en su regazo y sin preámbulos le beso y no es un simple y delicado beso. Le beso como si mi alma se me fuera en ello. Un beso que refleja mi deseo. Una extensión de las ganas que le tengo, de lo loca que me vuelve. El no se queda atrás. Massimo Salvatore es un macho alfa, está acostumbrado a tener el control. Solo pasan unos segundos antes de que se haga cargo del beso. Su lengua es como un huracán. Arrasando con todo a su paso. Su beso es caliente carnal, castigador... Sube una mano a mi nunca y me detiene separando sus labios de los míos. Mis bragas están empapadas con deseo.

Sus labios están separados y su rostro ahora mismo es la pasión hecha carne.

Estamos tan cerca, tanto que nuestros labios casi se encuentran, y aún no me besa. Aún no me deja saborear sus apetecibles labios. Trato de impulsarme hacia delante para tomar todo de él, solo para encontrar que su mano en mi nunca no me deja moverme. Estoy completamente bajo su dominio. Massimo es un hombre de control dominante, éstos últimos días ha cedido pero hoy está recuperándolo. Está recuperándome.

-Bésame - Le pido. Mi voz sin aliento, con agonía.

- No. -Sus ojos brillan fervorosos, apasionados.

- Tu boca es una obra de arte y tú cuerpo está hecho para volver loco a los hombres. Eres peligrosa Mariana, las cosas que tengo en mi mente ahora mismo... Lo que quiero hacerte... Pero esperaré, ahora mismo te mueres por tocarme, por besarme ¿cierto? - Yo asiento despacio.

- Así me he sentido yo desde que te conocí, esta semana casi me vuelvo loco pensando en ti. Pero el que espera lo mucho... Espera lo poco. Dos días Mariana, mira como estás y siente como estoy yo. - Mueve sus caderas suavemente y siento la dureza resguardada bajo sus pantalones, no es que no lo haya notado antes. Pero ese movimiento sensual hace que mi cuerpo enloquezca.

 Bajo Fuego ® (Primer libro de la trilogía Collision)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora