Capítulo 6

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     De camino a casa no podía dejar de pensar en todo lo que me había dicho María. Judit no paraba de hablar acerca de lo bien que lo había pasado con el moreno a pesar de no habérselo tirado, según ella por respeto a la casa de Silvano y María.

«Al menos una de las dos fue sensata esta noche y no fui yo precisamente»

     Sólo le contestaba con monosílabos. Ella sabía que me ocurría algo, pero milagrosamente no me sometió a su interrogatorio de rigor.

     Una vez llegado a nuestro apartamento me fui directo a mi habitación, quería estar a solas y descansar, pero mi amiga no podía dejarlo estar. Pasado veinte minutos había irrumpido en mi cuarto y aquí estábamos hablando. Le conté todo del pi al pa.

    — ¡Estoy flipando en colores!  — Exclama mi querida española.

— Es todo tan arcaico y desproporcionado.

     — Si, eso mismo pienso yo ¿pero sabes que? paso de todo eso, que se vaya a la mierda Massimo y su familia de retrógrados, no permitiré que un hombre que apenas conozco, termine con la alegría que me produjo la oportunidad de venir aquí a seguir cumpliendo mis sueños, y aunque aquí en este país existen personas cómo estas. También existen gente cómo Silvano y María o las tantas otras que fueron amables conmigo esta noche. En ese tipo de personas es en quién voy a centrar mis energías.

     Judit Me mira con la boca abierta.

— ¿ Qué pasa? — Pregunto.

—¿Qué qué pasa? Esta noche te han discriminado, el tío que te gusta cosa que es un hecho, confesión hecha por ti misma a esta servidora, resulta que tiene por familia a unos supremacistas blancos hijos de puta que podrían hacerte daño de enterarse que estás con el, y aún así tu lejos de estar deprimida te auto animas y me demuestras una vez más que eres la persona más fuerte que he tenido el placer de conocer. Me enorgullece ser tu amiga Mariana López.

     Acto seguido me da un fuerte abrazo y yo se lo devuelvo.

   — No voy a negar que me molesta — Le digo.

    — Pero al final ¿en que me beneficia?, no voy a ponerme a llorar ni me deprimiré, no me sirve de nada el llanto, es humano pero al final no me dará lo que quiero.

    — Tienes razón, sigamos con nuestras vidas y tratemos de olvidar los sucesos desagradables de la noche.

     —Murmura mi amiga soltándose de nuestro abrazo.

    —Por cierto, mañana en nuestro paseo por la ciudad tenemos que pasar por algunas tiendas. Tengo que comprar un modelito para el día de la inauguración del restaurante.

     —¿Un vestido Judit? pero si tienes más fondo de armario que una celebrity.

    — Cierto, pero este es especial porque lo usaré en la inauguración del restaurante dónde mi mejor amiga será la gran chef y tú también te comprarás uno.
 
     —Me dice señalándome con el dedo.

    —¡Yo! ¿Para qué? Lo que menos haré ese día será lucir modelito, por si no te enteras ¡inauguración! ojo, estaré
de aquí para ya pendiente de que todo salga bien. Es lo que tiene ser la chef. — Pone los ojos en blanco.

     —Mira que eres aguafiestas, te lo compras y lo estrenas otro día, por falta de lugares a donde ir no será.

    Insiste ella y como la conozco y sé que no va a ceder, decido darle lo que quiere.

— Está bien, cómo tú digas, no pienso discutir. Ahora a la cama, que necesito descansar ya fue suficiente por un solo día.

    —Tienes razón a dormir se ha dicho — Me lanza un beso mientras sale por la puerta.

 Bajo Fuego ® (Primer libro de la trilogía Collision)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora