Bajo Fuego ® (Primer libro de la trilogía Collision)

Capítulo 7

El flujo de aire se redujo de golpe en mis pulmones. No me esperaba esto cuando me dijo que su vida era complicada, esperé de todo menos esto. Levanté el rostro dolida y me quedé mirándole
tratando de pensar, la sorpresa fue tan grande cuando reconocí a la chica a su lado
que que todavía mis ojos permanecían abiertos desmesuradamente.

- ¡Madre mía la chica de la tienda! - Exclama Judit.

- Sí definitivamente es ella.- susurro.
- El mundo es un jodido pañuelo.

María se nos acerca y mira en la misma dirección que nosotras.

- Bueno esto si que es una sorpresa, Massimo y Giovanna Fissolo juntos otra vez -Su comentario está cargando de ironía, observa mi rostro antes de seguir.

- Estuvieron prometidos pero luego rompieron, nadie sabe por qué, al parecer lo han arreglado, cosa que no me sorprende ya que desde que comenzaron esa relación han mantenido el mismo tira y afloja.

Giovanna era hermosa, su figura esbelta irradiaba sensualidad. Estaba enfundada con un vestido rojo largo de satén burdeos con tirantes finos, cuello en V pronunciado y aberturas dobles en la parte delantera que permitiéndole mostrar una gran cantidad de piernas.

- Vayamos a darles la bienvenida -Nos dice María.

-Aunque la prensa aún sigue tomando fotos, cosa que Giovanna ama, sobre todo si está al lado de Massimo.

-Vayan ustedes dos -Les digo.

-Iré a la cocina a revisar que todo esté en orden.

Era una débil excusa, pero necesitaba salir de aquí. No esperé sus respuestas, les di la espalda y me marché.
Una vorágine de sentimientos me embargó. No sabía si María tenía razón o no sobre nosotros siendo almas gemelas. Lo cierto es que esa noche en que nos conocimos, sentí que algo dentro de mi hizo cómo una especie de clic. Massimo capturó mis neuronas al instante, arrasando mi mente, reduciéndo cada parte en mí interior.

Pero María no solo tenía razón en eso, también en el hecho de que lo nuestro estaba abocado al fracaso. Abrí la puerta de mi despacho y entré. Di las gracias mentalmente a Silvano por la idea de un lugar confortable en el restaurante en que pudiera sentarme a diseñar los menús o tomar un respiro cuando llegara el cansancio y el agobio, tenía hasta su propio baño. Me senté en el cómodo sillón y me llevé las manos a la cabeza. No entendí lo que me pasaba.

Estaba confundida y llena de rabia hacia mí misma por sentirme así. Tenía que juntar todos y cada uno de estos sentimientos que me hacían débil y vulnerable y guardarlos bajo llave antes de salir allí de nuevo. Me obligué a respirar una y otra vez, era algo que siempre hacia para calmarme cuándo me encontraba al límite.

Media hora después estaba mucho más tranquila. Cuando salí de mi despacho traté por todos los medios de no acercarme a Massimo. Quería mantener una distancia prudencial de él y su novia, me convencí de que lo que pasó esa noche en casa de Silvano fue una tontería y que no se volvería a repetir.

-Te veo mejor, más relajada -Me dice Judit.

-Sí, me siento un poco mejor - Contesto sonriendo

-Me di cuenta de que no valía la pena arruinar esta noche tan especial por un sinsentido.

-Ha intentando acercarse a ti varias veces en la noche, lo he notado. -Mi amiga señala hacia Massimo con discreción.

-Si yo también lo he notado, Judit, por eso cada vez que lo intenta me alejo, no tenemos nada de que hablar.

No solo había intentado acercarse, el muy descarado no había dejado de observarme en toda la noche. ¿Cómo lo sé? porque mi mirada intuía la suya, la reconocía, y cada vez que se encontraban resurgía de inmediato la atracción y el entendimiento al igual que la noche en que nos conocimos. Existe una conexión tan profunda entre nosotros que me da miedo. Por eso lo evito, porque a pesar de que tiene novia, esto que estoy sintiendo es capaz de apagar mi sensatez y hacerme cometer una locura.