XL | La protegida de la Barbie

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Con sorprendente rapidez llegó a los baños, donde se dejó caer en una esquina, encogida sobre si misma y con la cabeza entre las piernas

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Con sorprendente rapidez llegó a los baños, donde se dejó caer en una esquina, encogida sobre si misma y con la cabeza entre las piernas. En su mente no hacía más que maldecir a Kozzy una y otra vez. Ese maldito bastardo se la había jugado bien. ¿Cómo había conseguido introducirlo como funcionario de prisiones?

- Ag - masculló, sintiendo que la cabeza le iba a explotar.

Empezó a soltar pequeños suspiros con la intención de controlar su acelerada respiración, y poco a poco lo fue consiguiendo. Cerró los ojos unos segundos y, cuando los volvió a abrir, la mora ya estaba en cuclillas frente a ella.

- Cualquier día me matas de un susto, Zulemita - susurró, llevándose la mano al corazón por la sorpresa. La pelinegra se limitó a mirarla en silencio, recorriendo el rostro de la morena con sus ojos, en busca de una pista que le hiciera saber porqué había reaccionado así. Anastasia pudo notar cuales eran las intenciones de su compañera, por lo que no tardó en alzar la mano en señal de negativa - No me hagas ninguna pregunta, Zulema, porque no te las puedo responder - le pidió, mientras se ponía en pie con cierta dificultad, al sólo poder usar un brazo.

Zulema se incorporó también, quedando a poca distancia de la cara de la mujer. Creyó que sí que lo haría, que le preguntaría sobre él, pero en su lugar se limitó a observarla en silencio. Le devolvió la mirada antes de desviar la vista hacia sus labios.

Siendo consciente de la soledad en la que se encontraban, y de la cercanía que había entre ellas, sintió el impulso de besarla. Y se maldijo a sí misma por ese impulso, pues sabía que no iba a poder reprimirlo. Zulema parecía estar leyéndole la mente, pues avanzó un paso más en su dirección, haciendo que la rusa no tardara en pasar una mano por detrás de su nuca, acariciando la misma con cierta suavidad. Se detuvieron en esa posición unos segundos, hasta que fue Anastasia quien rompió definitivamente la distancia.

Porque sí, porque lo necesitaba. Porque sabía que, más pronto que tarde, dejaría de tener a la mora a su lado. Y tenía que aprovechar ese momento, porque no sabía si volvería a repetir.

Zulema, que la había seguido hasta el baño con la intención de que le contase lo que sucedía, se dejó llevar por la misma razón. Porque lo anhelaba tanto que ya no podía reprimirlo más.

Prometiste quedarte {Zulema Zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora