LXV | Fuego cruzado

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- ¿Qué haremos?

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- ¿Qué haremos?

- ¿A qué te refieres, Paolo?

- A eso mismo – el hombre parecía estar más de los nervios que nunca – A que haremos. Las puertas del ascensor se cerraron y la morena aprovechó para girarse en su dirección, sujetándolo fuertemente por los hombros.

- No haremos nada que no haríamos normalmente – habló con calma – Iremos al comedor, nos prepararemos una deliciosa cena, y esperaremos.

- ¿A qué?

- A que vengan a por nosotros.

- ¿Y entonces?

- No estoy muy segura de lo que pasará, pero mantengo la esperanza de que seamos quien de defendernos.

- No me estás ayudando nada.

- Estoy intentando ser sincera – sonrió antes de atraerlo hacia ella para abrazarlo con fuerza – Todo saldrá bien, Pao. He sobrevivido a más de un tiroteo – trató de sonar tranquilizadora – Y tenemos todo controlado, ¿de acuerdo?

- Tienes razón – suspiró, apartándose – Podremos con esto.

Volvieron a mirar al frente, aunque el silencio no les duró mucho, pues la rusa tuvo la necesidad de formular una pregunta que llevaba varios días rondando su mente.

- ¿Qué pasará con tu padre si logramos escapar de la policía?

Paolo tragó saliva con dificultad pero no la miró, no tenía fuerzas para ello.

- Probablemente lo encierren.

- ¿Estabas con tu padre cuando la policía se lo llevó? Quiero decir... ¿Quién te dijo que se lo habían llevado?

- Fue Sophie quien me lo dijo, ¿por? – su ceño se frunció a medida que fue entendiendo cuales eran las insinuaciones de la morena.

- No tiene importancia – sacudió la mano restándole importancia. En esos momentos no tenía ningún sentido ponerse a confabular acerca de lo que podía haber pasado en realidad.

Prometiste quedarte {Zulema Zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora