XXVI | Un nuevo reencuentro

2.9K 178 92
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Zulema ingresó en Cruz del Norte tras despertar del coma, fue recibida por los gritos de alegría de Saray

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Zulema ingresó en Cruz del Norte tras despertar del coma, fue recibida por los gritos de alegría de Saray. No se giró para mirarla, pero esbozó una gran sonrisa al saber que estaba ahí.

Una funcionaria, Altagracia, la llevó hacia la que sería su celda. Pudo ver que una de las camas estaba ocupada por una mujer, desnuda, y de considerables dimensiones, que tenía encima a otra menuda, que parecía estar profundamente dormida.

Dejó las cosas en la única cama que había libre, pero se obligó a quitarlas al recibir un grito por parte de la otra mujer.

- Esa cama e' mía. Al suelo.

Apretó los puños con fuerza, pero obedeció. No le convenía meterse en problemas la primera noche. Ya se ocuparía de ella más adelante.

A la mañana, siguiente, cuando se reencontró con Saray, esta la abrazó con tanta fuerza, que creyó que terminaría por romperle alguna costilla.

- Estás guapa, gitana – le dijo, cuando se separó para observarla con detalle.

- Estoy embarazada – respondió esta, con una pequeña sonrisa.

Ante esa noticia la abrazó de nuevo, aunque no le hiciera especial ilusión.

- ¿Dónde está Tass? – preguntó entonces, al mirar a su alrededor y ver caras conocidas, pero ninguna la de su querida rusa.

La gitana la miró con seriedad, y la angustia reflejada en sus ojos, lo que hizo que el corazón de Zulema se encogiera ligeramente.

- Gitana, ¿dónde está? – su tono demandaba una respuesta urgente.

- No está, Zule – respondió con cautela.

- ¿Se ha quedado en Cruz del Sur?

Saray negó, esquivando los intensos ojos verdes de la mora.

- El día en el que caíste en coma... Anastasia enfermó – explicó con lentitud, con la vista clavada en un punto a las espaldas de la mora – No sé muy bien que le pasó, pero quedó inconsciente y se la llevaron al hospital. Nadie ha vuelto a saber nada de ella. Creemos que ha... Muerto – completó, esta vez sí, mirando a la mora.

Prometiste quedarte {Zulema Zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora