XV | Home sweet home

3.1K 242 90
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Hogar dulce hogar - murmuró Anastasia al tiempo que se adentraba por segunda vez en Cruz del Sur

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Hogar dulce hogar - murmuró Anastasia al tiempo que se adentraba por segunda vez en Cruz del Sur.

Cuatro guardias la escoltaron hacia una sala que conocía bien, donde una mujer ya la esperaba con los guantes puestos.

- Caballeros, gracias por acompañarme - se inclinó hacia los hombres - Pero no era necesario - se giró hacia la mujer - Señora, pórtese bien, por favor. Como puede observar, no estoy en mis plenas facultades.

Lo cierto es que Anastasia estaba bastante mal. A duras penas se podía mantener en pie sin sentirse mareada. Su rostro estaba marcado por dos profundos rasguños: uno en la mejilla derecha, y otra en la frente. Su brazo izquierdo estaba vendado y completamente pegado al cuerpo, igual que parte de su pecho, pues todavía tenía dos costillas rotas y una fisurada.

Con ayuda de la mujer, y entre quejidos de dolor, se desprendió de la ropa. Se agachó ligeramente y se dejó hacer, ahogando un grito al sentir un profundo dolor. Cuando todo acabó, más rápido de lo esperado, se puso el uniforme que le tendía. Era negro.

- Presa peligrosa - murmuró, sacudiendo la cabeza con una sonrisa.

Siguió a la mujer, que a penas le había dirigido media palabra, hacia la galería. Su corazón se aceleró notablemente. Habían pasado dos semanas desde que había despertado en el hospital. Y dos semanas eran demasiado tiempo.

Fueron Fabio y Palacios quienes la recibieron en la entrada.

- Que bueno veros, queridos amigos - los saludó, inclinando ligeramente la cabeza - ¿Qué tal tu experiencia en el alcantarillado de la prisión? - le preguntó al primero de ellos con una gran sonrisa.

- Zorra.

- Yo también te he echado de menos - avanzó hacia el interior - Buenos días, Palacios.

- Buenos días, Kozlov.

Avanzaron un par de metros en silencio.

- Veo que habéis hecho una remodelación - comentó la rusa. Y en efecto, así era. Las celdas estaban ahora contaban con un retrete particular, lo que hizo que en el rostro de la rusa se instalara una mueca de asco - No me parece muy higiénico - murmuró.

Prometiste quedarte {Zulema Zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora