XXI | Una nueva boxeadora

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Cuando Anastasia vio llegar a una enfurecida Saray no se imaginó que lo siguiente que vería sería una bandeja siendo golpeada múltiples veces contra las partes bajas de Valbuena

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Cuando Anastasia vio llegar a una enfurecida Saray no se imaginó que lo siguiente que vería sería una bandeja siendo golpeada múltiples veces contra las partes bajas de Valbuena. No dudó en levantarse para alejar a Saray de aquel hombre. Esta trató de soltarse, pero la sorprendente fuerza de Anastasia se lo impidió.

- Ya está Saray - susurró en su oído, aún sin soltarla, a pesar de que la mujer había dejado caer al suelo la bandeja, con las manos temblorosas - ¿Qué es lo que ha hecho? - sabía que la gitana no actuaría de ese modo sin una razón.

- Ha violado a la Rizos - masculló, enrabietándose de nuevo.

Los brazos de la rusa temblaron ligeramente. Vio llegar a Fabio y a Palacios, el primero de ellos fue a socorrer a Valbuena, mientras que el segundo se acercó a Saray para llevársela. La gitana se levantó, no sin antes lanzarle un escupitajo a Valbuena, que se retorcía de dolor.

Mientras Fabio avisaba por radio que necesitaban a una ambulancia, la rusa se había acercado sigilosamente al funcionario. Cuando este clavó los ojos en ella, trató de avisar a Fabio, pero la voz le falló.

- Eres un puto cerdo - masculló la morena, antes de clavar su talón en las ya ensangrentadas partes, provocando que un alarido de dolor saliera de los más profundo del hombre.

Alertado, Fabio se lanzó sobre ella con la porra en las manos, golpeándola en las costillas para apartarla, y dejándola momentáneamente sin respiración.

- Estate quieta o te mando a aislamiento con tu amiguita.

La morena hizo ademán de avanzar, pero la mano de Kira alrededor de su brazo la obligó a detenerse. Se obligó a cerrar los ojos y recuperar la calma. Lo último que necesitaba era que la enviaran a aislamiento.

Anastasia regresó a la celda, dispuesta a darle las malas noticias a la mora. Se detuvo en la puerta al ver como esta hablaba por teléfono, apoyada sobre la pared, y con una cara que reflejaba angustia. Cuando vio que la observaba colgó, no sin antes pegarle un puñetazo a la pared.

- ¿Te pillo en mal momento? - preguntó la morena con sorna, antes de entrar, dejándose caer en la cama. Ni Susana ni Helena estaban ahí - Creo que es el momento de hablar, ¿no?

Prometiste quedarte {Zulema Zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora