IX | Planeando la venganza

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Con la marcha de Zulema la prisión pareció sumirse en una aparente tranquilidad, fruto de la calma que invadió a todas las presas al saber que la terrorífica presencia de la mora ya no rondaba a su alrededor

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Con la marcha de Zulema la prisión pareció sumirse en una aparente tranquilidad, fruto de la calma que invadió a todas las presas al saber que la terrorífica presencia de la mora ya no rondaba a su alrededor.

Todas disfrutaban de esa calma y tranquilidad. Todas a excepción de una. Macarena. Esa maldita rubia siempre tenía que estar metida en algún lío.

Esta vez, y para no variar, era Saray la que iba contra ella.

- Así que tú eras hetero, eh - se acercó a ella hecha una furia, y Anastasia no hizo nada por impedirlo. Acababan de entrar en la sala de la televisión, por lo que se sentó en una silla con los brazos tras la cabeza, dispuesta a disfrutar del espectáculo - Tú eras hetero y no querías nada con la Rizos, ¿no? - Saray parecía fuera de sí - Pero bien que al final te la has follado - escupió, golpeándola con un folleto que tenía en la mano, haciendo reír a la rusa. Había echado de menos un poco de acción en el lugar.

- Primero, no me grites - Macarena la miró - Y segundo, yo no me he acostado con la Rizos.

- ¡Pero no me mientas! - gritó Saray, con un deje de desquicio en su voz - Si me he enterado en la enfermería. ¡Puta!

Antes de que cualquiera de las presentes pudiera prevenirlo, Saray cogió una de las sillas e hizo ademán de golpear a Macarena, que se apartó de milagro, cogiendo ella también una para poder defenderse.

- Me has robao' a la Rizos - siguió gritando la gitana, arremetiendo contra la rubia - Eres odiosa.

Anastasia tuvo que levantarse de su asiento para evitar un sillazo.

- Yo no te robé a nadie - se defendió Macarena - Si la Rizos quiere estar conmigo, pues quiere estarlo y punto.

"Me pregunto que verá la Rizos en ella", pensó la rusa, alejándose de la pareja un par de pasos más para evitar recibir un golpe.

La pelea fue inevitablemente en aumento, terminando de la peor de las maneras. La silla de Macarena escapó de sus manos y acabó en la televisión, provocando que esta cayera al suelo, rompiéndose.

Prometiste quedarte {Zulema Zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora