La hermana de Liam Payne

seis

La chica bajó del auto y se metió en su habitación. Harry la siguió con la mirada, enojado.

-Voy yo,- dijo.- esto es entre ella y yo.

Harry bajó del auto y, sin aviso previo, entró en la habitación de ella. La chica estaba preparando todo para darse una ducha.

-Tenemos que hablar ahora.- dijo él y luego cerró la puerta a su espalda.

-No.- dijo ella sin mirarlo.- Voy a bañarme.

Harry se acercó a ella y la tomó fuerte por la muñeca. Ella volteó mirando sus enormes ojos verdes cargados de furia.

-Soltame.- dijo entre dientes.

-No, vamos a hablar.- dijo él serio.

-¿De qué? ¿De lo enojado que estás porque te desobedecí?- rió ella amargamente.

-Algo podría haberte pasado.

-¿Y qué te importa a vos si algo me pasa o no? Ya de por si me odias, te harían un favor si me mataran.- ella soltó las palabras llenas de dolor.

-No digas eso.- pidió él y la expresión de su rostro se suavizó. Ella frunció el ceño confundida.- Yo no te odio y mataría a quien fuera que intentara lastimarte.

Él le soltó la muñeca y le retiró un mechón de pelo del rostro. Acarició su mejilla con la mano algo temblorosa y luego paso sus dedos por los finos labios de la chica quien, involuntariamente, los entreabrió.

-¿Por qué me besaste, Elizabeth?¿Sentís algo por mi?- ella bajó la vista.- Mirame.- pidió él.- Te quiero, Elizabeth, no puedo ni pensar en que algo podría haberte pasado.

Ella sintió que las piernas le temblaban y agradeció que él llevara una de sus manos a su cintura sosteniéndola.

-Me gustas, Harry.- murmuró ella mirándolo a los ojos.

Él se acercó cerrando sus ojos. Rozó su nariz con la de ella sintiendo como su pecho subía y bajaba y su aliento y el de ella chocaban. Cortó la pequeña distancia y comenzó a besarla. Las manos de ella estaban en su cuello y sus dedos se entrelazaban con sus risos. Harry la pegó mas a su cuerpo y no sabía si el latido frenético que sentía golpeando su pecho era el suyo o el de ella, o quizás eran ambos. La besaba como jamas había besado a nadie, la quería. Maldición, la quería, la quería demasiado y lo único que deseaba era mantenerla a salvo, pero ella se había encargado de esos tipos hoy y eso no pasaría desapercibido, querrían que ella formara parte y Harry no podía permitir que eso sucediera.

Se separaron lentamente y él apoyó su frente en la de ella.

-Te quiero.- susurró él.- No me odies, no te alejes de mi. Te quiero mucho.

Ella cerró sus ojos con fuerza dejando las lágrimas recorrer sus mejillas.

-¿Q-qué pasa?- preguntó él tomándole el rostro entre las manos.

-Tengo miedo, Harry.- susurró ella.- N-no quiero saber que puede pasar algo como lo de hoy. No puedo soportar saber que cualquier día puede que no vuelvan.

-Vamos a volver, tarde o temprano siempre vamos a volver.- dijo él abrazándola con fuerza.

...

Elizabeth se acurrucó junto a Liam en silencio. Él la miro, los ojos de ella estaban rojos e hinchados. Él le acarició el pelo suavemente y la cubrió con las sábanas.

-En la casa de mamá y papá,- dijo ella.- hay un mueble, en el primer cajón hay 23 cartas. 23 cartas que vos mandaste. Mamá las guardó con sus sobres, perfectamente dobladas. Me dijo que si a ella le pasaba algo tenía que dartelas.

Él le besó la frente.

-Y junto a ese cajón hay una enorme caja, llena de todas las fotos familiares. Mamá tenía guardada tu pelota de basquet favorita.- rió ella.

-Ojalá me hubiera ido con ustedes.

-Si,- dijo ella.- pero ahora ya estamos juntos otra vez.

-Te amo, mi amor.

-Y yo te amo a vos.

Después de un rato se durmieron juntos, abrazados, felices.

Pero las cosas pueden cambiar de un segundo para el otro. Todo puede volverse un infierno con el solo echo de que la puerta principal se abra, de que las personas menos deseadas entren a la casa.