La hermana de Liam Payne

cuatro

Elizabeth estaba sentada en la cama. Sus manos tomaban con fuerza sus rodillas para controlar el temblor que las apoderaba. Su cabeza estaba gacha y el pelo le cubría el rostro por completo. Su respiración era lenta y pausada.

Liam entró a la habitación y se arrodilló frente a ella, sus ojos estaban cerrados.

-Mi amor.- susurró Liam y le puso una mano en la mejilla.

-No lo esperaba.- murmuró ella.- Simplemente no lo esperaba. No de vos, Liam. Está bien, sos mi hermano, es tu vida y voy a estar con vos siempre, pero es muy peligroso. ¿Qué si te pasa algo?¿Qué si ellos vuelven y no te agachas en el momento justo? Sé que ya no se puede salir. Sé que todo va a seguir igual, pero no puedo vivir con la idea de que algo te pase.- dijo ella firme y abrió sus ojos mirándolo fijamente.

Liam se puso de pie y la abrazó con fuerza.

-Todo va a estar bien, te lo prometo. Ahora tenemos que irnos, acá no estamos seguros.

Ella asintió y tomó aire, cerró sus ojos con fuerza.

-Te amo, Liam.- dijo y le besó la mejilla a la vez que tomaba sus manos.- Todo va a estar bien.

...

Harry subió al auto con sus lentes oscuros puestos y su camisa medio abierta. Liam subió a su lado vestido de forma parecida salvo por la camisa. Elizabeth se sentó en el asiento trasero algo nerviosa.

Llegaron a una enorme mansión bastante protegida e ingresaron con el auto. Ambos bajaron quedando frente a un chico rubio de ojos celestes y hermosa sonrisa.

-Pasen.- dijo él. Parecía molesto. Liam guió la mirada hacia el auto y le abrió la puerta a ella.-¿Quién es?

-Mi hermana.- dijo Liam serio.

-Ah, entiendo.

Entraron a la casa y él los llevó a una zona con tres habitaciones.

-Está es su zona, no me fastidien.- dijo y salió de ahí.

-Es el hijo del jefe.- explicó Liam.- No le gusta formar parte de esto y menos prestar su casa.

Ella asintió dando a entender que comprendía.

Liam la ayudó a ordenar su ropa.

Ya es tarde, bebé. Sabes que voy a encontrarte ¿no? Sabes que me vas a pagar el haberte ido en medio de la noche ¿no?- Carl.

Ella suspiró y tiró el celular en la cama. Liam tomó el teléfono y se contuvo las ganas de responder. Se sentó junto a su hermana y empezó a cepillarle el pelo cuidadosamente.

-Perdón por meterte en esto.- dijo él.

-No importa.- dijo ella tomándole la mano.- Ya está, después de todo llevo años metida en esto ¿no?

Liam la rodeó con ambos brazos y ella se dejó caer hacia atrás haciendo que su espalda chocara con el pecho de él.

-Ojalá nunca te hubieran metido en esto.

...

Por la mañana ella se levantó y bajó ya cambiada buscando la cocina.

-Tienen horarios. - le dijo un hombre.- El señor Horan no quiere verlos.

-Tranquilo.- dijo el rubio bajando las escaleras.- Dejala. Ella no tiene horarios. Vení, vamos a desayunar.

La chica caminó junto al rubio.

-Los dos salieron.- dijo él. Ella bajó la vista.- Veo que no te gusta eso.

-Claro que no. No me gusta ni siquiera pensar en qué pueden estar ahora.

-¿Por qué estás con ellos?

-Liam es mi hermano. Yo no sabía nada.

-Y ahora tenes que estar acá porque te vieron en la casa con ellos.

-Maté a uno.- dijo ella mordiéndose el labio con fuerza y él la miró sorprendido.- Ellos estaban ahí, le apuntaban a mi hermano y a Harry. No sabía qué hacer. Liam es todo lo que tengo, no podía ver a ese tipo apuntándole. Él disparo y yo automáticamente apreté el gatillo. Mi hermano se había agachado evitando que la bala de él le diera. Cuando vi el cuerpo del que le había disparado, en el piso yo...-las lágrimas salían de sus ojos.- Yo no lo pensé, sólo lo hice. Estaba cegada por el miedo.

-Hey, tranquila.- dijo él y le pasó el brazo por los hombros.- Todos hacemos cosas malas por defender a los nuestros. Tranquila, sé que es difícil pero vas a olvidarte.

Ella apoyó su cabeza en el hombro de él.

-Soy Niall.- dijo él.

-Soy Elizabeth.- dijo ella regalándole una sonrisa.

-Bueno, Elizabeth, vamos a desayunar.- dijo él.

Mientras la cocinera les preparaba un desayuno él le contaba sobre su vida.

Cerca del mediodía él salió y ella igual. No quería quedarse en esa enorme mansión, no sola.

Caminó por las calles de Londres con su teléfono en la mano. Esperaba que Liam la llamara. Esperaba que le dijera que ya estaba en casa.

Al doblar en una esquina chocó de frente con alguien.

-Perdón.- dijo ella.

-¿Siempre vamos a encontrarnos así?- rió él.

Ella levantó la vista y vio a Zayn sonriéndole. Negó riendo.

-Por lo menos esta vez no te tiré el café.

-Cierto.- dijo él.- ¿Ya almorzaste?- ella negó con una pequeña sonrisa bajando la vista.- No podes rechazarme, Elizabeth, romperías mi corazón.- la chica sonrió mirándolo.- Tomó esa sonrisa como un si. Esperame unos minutos que arreglo unas cosas con mi primo ahí enfrente y vengo.

-Está bien.- dijo ella. Él sonrió y cruzó la calle.

Pasaron unos minutos antes de que una mano tomara su muñeca con fuerza. Ella volteó automáticamente encontrándose con unos penetrantes ojos negros que conocía a la perfección.

Zayn volteó en lo que esperaba que su primo volviera con las llaves de la moto que le había prestado. Fijó su vista en la ventana y frunció el ceño. Elizabeth forcejeaba con un tipo alto, morocho que la tomaba por ambas muñecas. Él la miraba furioso.

Él salió rápidamente y cruzó la calle.

-¿Pensaste que te venías a Londres y todo se terminaba?¿Tan estúpido crees que soy?

-Soltala.- dijo el moreno serio. El chico lo miró de arriba a abajo y lo ignoró.- Te dije que la sueltes, imbécil.

Zayn lo empujó provocando que él soltara a la chica. Ambos empezaron a pelear pero, al parecer, Zayn era mejor en eso porque no tardó mucho en dejar a Carl con tan pocas fuerzas que le era imposible ponerse de pie. Elizabeth no notó que lloraba hasta que Zayn se acercó y le secó las lágrimas suavemente con sus dedos.

-¿Estás bien?- ella asintió lentamente.- Nos vamos de acá.

La tomó de la mano y se alejaron de ahí a paso rápido.

-¿Quién era él?- preguntó cuando entraron en un pequeño callejón.

-Mi ex novio.- dijo ella.- Te comenté que era algo... Violento.

-Si me lo hubieras dicho diez minutos atrás lo habría matado.- dijo él apretando la mandíbula.

Ella se acercó a él y lo abrazó con fuerza.

-Matar es malo,- susurró.- es una mierda.

Él tardó un poco antes de corresponder el gesto. Apoyó su mejilla en el pelo de ella. Le resultaba extraño hacerlo, él no mostraba cariño, nunca, pero ella lo ablandaba en cierta forma.

-Vamos a almorzar,- dijo entonces ella.- te lo debo por haberme salvado hoy.

Él sonrió y asintió.

-Vamos.