La hermana de Liam Payne

treinta y uno

Harry la guiaba entre la gente mientras la tomaba por la cintura dulcemente. Podía ser todo una jodida mierda, podían estar metidos en una pesadilla constante de la que no sabían cómo despertar pero, al menos, seguían juntos.
-¿A dónde vamos a ir?- preguntó ella.
Harry la miró y le pareció tan pequeña y asustada que le hubiera encantado tomarla en brazos y pegarla lo más posible a su pecho pero, en ese mar de gente, le sería imposible.
-Tengo una casa acá, bonita.-susurró él.
Ella lo siguió en silencio. Tras cada paso que se sentía peor, necesitaba a Liam, a Louis, a Niall, a Mike y a Zayn. Necesitaba despertar de la pesadilla en la que ella suponía una amenaza para ellos. Al volver en si, se encontró con la mirada de Harry. Intentó sonreír pero sólo logró hacer una mala mueca que provocó que la preocupación en los ojos de su novio, aumentara.
Ya habían salido del aeropuerto y estaban en un lugar más tranquilo y desierto.
-¿Los extrañas? -preguntó Harry.
-¿Crees que estén bien?- preguntó ella en un susurro.
-Van a estarlo, mi vida.- dijo él acariciándole las mejillas con ambas manos.-Ahora tenemos que preocuparnos de estar a salvo ¿Si?- ella asintió.- Te amo.
-Yo te amo más.- murmuró ella antes de sentir los labios de él sobre los suyos.
En silencio entraron en la casa. Él comenzó a abrir las ventanas dejando pasar la luz y ella permaneció inmóvil en la entrada.
-Amor. ¿Qué pasa?
-Nada.- intentó decir ella pero la voz no salió.
Harry se acercó y la rodeó con sus brazos. Las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Elizabeth y a Harry lo embargó tal preocupación que terminó por asustarse.
-Mi vida, no puedo verte así.- susurró él.- Si queres que vayamos a buscar a tu hermano y a los demás, decime y vamos. Pero te suplico que me digas que es lo que queres.
-Despertarme.- sollozó ella.
Harry besó su frente sintiendo como las lágrimas resbalaban también por su rostro. Sabía que era lo que ella necesitaba. Elizabeth necesitaba a Liam.