La hermana de Liam Payne

veintiseis

Elizabeth despertó tras sentir unas manos recorrer su piel. Su boca, cubierta con cinta, hizo que ella se sobresaltara y abriera sus ojos con busquedad.
Se encontró con sus muñecas atadas a la cabecera de la cama y a unos ojos negros clavados en los suyos.
-Hola, reinita mía.- susurró el ex-socio de Carl con su voz ronca y gruesa.
Por mas que quiso gritar y soltarse, nada fue posible y, mientras ese hombre se salía con la suya, pesadas lágrimas caían por las mejillas de ella.
-Nos vamos a ir,- susurró. -mañana no va a quedar nadie y ustedes van a tener que lidiar con los mafiosos a los que ya no podemos enfrentarnos. Me gustaría llevarte conmigo, reina,- susurró él acariciándole la mejilla.- pero tu novio podría enojarse.
Tras esas palabras, salió por la ventana de la habitación. Ella, con el rostro bañado en lágrimas hizo otro esfuerzo por gritar y soltarse pero nadie la oía.
Harry.-pensó. Ahora todos estaban en peligro y encima sentía que había engañado a Harry.
La sangre se deslizaba por sus muñecas por la presión de las sogas.
A pesar de su cansancio, no durmió. Permaneció despierta, intentando soltarse hasta que la puerta se abrió y su Louis entró en la habitación.
-Bonita, vamos a..
Su frase se interrumpió al verla desnuda, atada a la cama con la boca tapada y sangre en sus muñecas. Las lágrimas volvieron a fluir y él se aproximó a ella.
-¡Chicos! -gritó llamándolos mientras la desataba y la cubría con una manta.-¿Quién fue? ¡Chicos!
-¡Dejá de gritar!-gruñó Zayn y se paralizó ante la escena de él desatando a la chica.- Ay Dios mío.- susurró.
Ella apartó la mirada avergonzada sabiendo que los pasos que se acercaban eran los de su hermano.
-No.- dijo Liam. -Elizabeth.
La cinta fue retirada.
-Van a irse todos.- susurró con un hilo de voz.- Van a dejar que nos ataquen. Tenemos que salir de acá.
Liam se tiró junto a ella y le tomó el rostro entre las manos.
-Decime que no lo hicieron.- suplicó.
Ella cerró sus ojos con fuerza y Liam la presionó entre sus brazos.
-¿Quién fue?- rugió una voz fría al otro lado de la habitación.
Harry.