Miraba mi reflejo una y otra vez frente al espejo, en mi mente una sola pregunta se repetía, una y otra vez, como un disco rayado: ¿Le gustará?
Parte de mí se avergonzaba al pensar en que me estaba poniendo este vestido nuevo, que fui a comprar apenas le conté la nueva noticia a mi familia, para él. La otra parte de mí no se inmutaba ni un poco, si con este vestido iba a sentir su mirada abrazadora inundarme como los cálidos rayos del sol en un magnífico día, lo vestiría todos los días de mi vida.
Mi maquillaje no era muy elaborado, sólo rímel y un labial matte color cocoa, o eso es lo que prometía en el envase; me solté el cabello, y luego de darme una última ojeada y soltar un suspiro, fui donde mis padres para enfrentarme una vez más al mundo.
Cuando llegué al ascensor ya pasaba desapercibida entre las demás personas, no llamaba la atención de nadie en particular, excepto de una cabellera rojiza que no me simpatizaba en lo absoluto.
Dakota Brown llevaba esta vez un modelito que hacía volar la imaginación hasta al más devoto de los clérigos, y para mi horrible suerte, las miradas y atenciones que los demás le hacían no la satisfacía lo suficiente, por lo que se concentró en mí apenas puse un pie en el cubo metálico.
-Buenos días, Mara- dijo entre melosa y recelosa, con una sonrisa ensayada, lo que no me sorprendió fue eso, sino que haya recordado mi nombre.
-Buenos días, señora Brown- saludé cordial mirando al frente, los hombres a su alrededor no habían reparado ni un poco en mi existencia, seguían babeando por las piernas y el escote de ella.
-Oh, pero que educada señorita, sabe que a los superiores deben llamarlos señor o señora- largó una risita que se sintió más como un taladro directo en mí oído- Pero no lo uses conmigo, sólo dime Dakota- me guiñó un ojo sensualmente; si ella percibía vibras gay en mí era difícil saberlo o tal vez se comportaba así con todos, pero me estaba coqueteando.
Eso me hizo reír pero rápidamente volví a mi cara profesional- Está bien, Dakota- asentí cordial con la cabeza.
-¿Cómo te está tratando ese cabezota que tienes por jefe? Si tienes algún problema, puedes venir a verme cuando quieras- dijo mirándome de arriba-abajo.
-Claro, gracias- dije volviendo a asentir.
Por fin, luego de que su atención pasara de mí a un tipo de anteojos gruesos a su lado, el ascensor llegó a mi piso y salí junto a varias otras personas.
Oliver aún no había llegado por lo que me dirigí directo a mi oficina, donde las luces ya estaban encendidas, prendí el computador y luego de dejar mi bolso sobre el escritorio, me aliste un poco más el vestido y abrí la puerta que comunicaba con la de mi jefe.
El imponente hombre estaba sentado en el living, bebiendo un café de la cafetería de en frente, leyendo el periódico, y nada más verme se atragantó, oculté una sonrisita mientras él miraba mi vestido antes de darme una sonrisa de lado.
-Buenos días, Mara- saludó bajando el periódico.
-Buenos días, señor- sonreí- ¿Le traigo algo más de desayuno?- pregunté tentándome en lanzarle una sonrisa coqueta.
-Estoy bien, gracias, le he mandado por correo lo que necesitaré durante el día- se levantó y se acercó a mí, sin dejar de mirarme a los ojos ni un segundo- Sin duda su atuendo hoy es...
-¿Apropiado?- pregunté cuando se quedó callado con una media sonrisa en los labios.
-Más que eso...- dijo tan para sí, que me fue difícil saber si sólo lo imaginé.
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Broken Sin / 18+
RomanceCuando Mara Alves no logró ingresar a la universidad de sus sueños, se ve obligada a buscar empleo, y el golpe de suerte le llega al recibir el e-mail de "Miller & Associates", la prestigiosa firma de abogados más grande del mundo. Y allí sin saber...