Al día siguiente sentí que un elefante había trotado sobre mi cuerpo, estaba tan cansada que ni siquiera pude moverme enseguida para apagar el despertador. Ni me dieron ganas de maquillarme o elegir cuidadosamente qué ponerme, así que muy pronto estaba yendo hacia el edificio con mis padres, a lo que por lo visto les tocaba estar de mal humor hoy.
Saqué un suspiro de alivio una vez que bajé del auto, pero como aún tenía quince minutos extra de tiempo, decidí ir a la famosa cafetería frente al edificio, de donde Adam solía tomar de vez en cuando. Pedí un capuccino, y mientras esperaba me puse a mirar mis redes sociales, pero un cuchicheo me hizo levantar la cabeza.
Un hombre que tenía el periódico abierto frente a él, a su lado una mujer comía un cupcake como si su vida dependiera de ello, me estaban mirando sin pena, y cuando les lancé mi mirada asesina se escondieron tras el diario, donde la cara en primera plana de Adam apareció... y yo a su lado intentando ocultar mi rostro cuando salíamos del tribunal.
Sentí que mi estómago se hundía hasta el piso, y apenas escuché mi nombre cuando mi pedido estaba listo.
>El tiburón en traje ataca otra vez: esta vez es su propia asistente<
Las letras eran enormes y podían verse a unos veinte pasos de lejos; ya sin ganas de tomar mi capuccino, pero lo hice queriendo calmarme, caminé rápidamente hasta el puesto de revistas y diarios en la esquina de la cafetería, sólo para querer vomitar, tanto mi cara como la de Adam y el doctor Eisler estaban por todas partes, algunos encabezados no hacían mucho daño como el que leí anteriormente, pero otros se veían que se hicieron para llamar la atención, y lo peor era que mi padre leía uno de esos periódicos todas las mañanas.
Compré uno igual al de esos dos de la cafetería, el vendedor me lanzó una mirada curiosa, pero lo ignoré y volví hacia el edificio, donde también me llevé otras mil miradas como de animal en exhibición, por segunda vez.
Por suerte, Oliver aún no había llegado, así que corrí hasta mi oficina, abrí la puerta de golpe de Adam, pero todo seguía a oscuras.
Tragué saliva y me senté en mi escritorio, sin siquiera sacarme el abrigo o prender la computadora y comencé a leer.
>El tiburón en traje ataca otra vez: esta vez es su propia asistente.
Por V. Colucci
No es sorpresa escuchar que el mejor abogado del país, y uno de los más renombrados del mundo, ganó el caso emblemático del año, ayer por la tarde. Hablamos de Adam Henderson, que tiene fama de jamás haber perdido un sólo caso en su vida, y ayer lo demostró al ganar el divorcio a favor del doctor Eisler, contra la ex senadora Alicia Galaverna, quién fue a prisión luego de que se presentara evidencia de que había amenazado al abogado, pero lo simpático está en a quién amenazaron, pues bien, fue a su joven asistente, Mara Alves, quién se encontraba a su lado durante el juicio, y no sólo eso, sino que corre el rumor de que hace un tiempo la presentó como su prometida en la, elegante fiesta, de los Ishikawa, y puede que las fotos de las páginas 5 al 6 lo confirmen, pues luego de salir tomados de la mano del tribunal, se vieron en una cena de celebración en Boutery, donde si me lo preguntan, el anillo podía verse hasta la estratosfera ¿Cuánto creen que costó? Seguro es la renta de dos años de mi apartamento. Henderson ya había estado casado, con no otra que Laura Welsh, la emblemática modelo de Gucci, pero esta vez podemos darnos cuenta que al abogado le gustan las jovencitas...<
La puerta se abrió de golpe, y ahí, con cara de que corrió un maratón y le gritó a todo el que se pusiera en su camino, apareció Adam.
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Broken Sin / 18+
RomanceCuando Mara Alves no logró ingresar a la universidad de sus sueños, se ve obligada a buscar empleo, y el golpe de suerte le llega al recibir el e-mail de "Miller & Associates", la prestigiosa firma de abogados más grande del mundo. Y allí sin saber...