8- Rumores

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Cuando llegué a casa, las preguntas no dejaron de césar: que cómo me fue, qué cuanta gente que le roba al país estuvo presente, que qué había de comer y beber, qué tan ostentoso era el lugar, que cómo me había tratado el señor Henderson...

Di respuestas cortas pero siendo amable, y luego dije que estaba muy cansada y que todo lo que quería hacer era ir a dormir, que dudaba mucho que pudiera hacer.

Cuando estuve en el baño, quitándome el maquillaje, algo brillante y gigantesco llamó mi atención en mi mano.

Solté un grito ahogado y me tapé la boca con las manos. ¡El anillo por Dios!

Olvidé dárselo por completo, y ahora debía de ocultarlo de mi familia hasta el día siguiente, era una fortuna que no se habían fijado en él apenas llegué, con la vista de halcón que se trae mi madre.

Me acosté en la cama, y cuando apagué la luz, y escuché la respiración pesada y tranquila de mi hermana durmiendo, me di cuenta que lo que menos haría hoy era dormir. Lo eventos del día se repetían una y otra vez en mi mente, y me obligué varias veces a recordar que había pasado, que no era otra de mis fantasías que hacía despierta para evadir mi realidad. Espero no ser la única que haga eso.

Miré a mi izquierda, la mesita de noche llena de mis cosas, como cajitas llenas de joyas que nunca uso, un porta lápices lleno de bolígrafos de colores, una lámpara vieja que mi abuelo me había regalado y me había encantado, una figurita de LEGO de Harry Potter, que amaba con mi ser y desarmaba y armaba cuando estaba aburrida, unos libros que todavía ni había leído la mitad, y mi celular... que me estaba tentando a que le mandara un mensaje.

Ni siquiera sabía por qué o qué le diría, sólo quería hacerlo.

Sacudí la cabeza, no. No más de cruzar límites, con lo que pasó hoy era suficiente.

Cerré los ojos con fuerza, y me obligué a dormir un poco, pero cada vez que cerraba los ojos, él estaba ahí, con su intensa mirada de ojos grises... esos brazos perfectamente moldeados...

-Mara, Mara, cariño, despierta- sentí que me sacudían hasta que abrí los ojos, la cara preocupada de mi padre estaba ahora volviendo a la puerta- Alístate rápido, te quedaste dormida y tenemos veinte minutos para salir- dijo y salté de la cama yendo al baño.

¡Veinte minutos!

Nunca fui de las que necesitaban tanto tiempo para arreglarse, pero si quería estar decente necesitaría más que eso; vi mi reflejo en el espejo, estaba demacrada por falta de sueño, y ahora no había tiempo para maquillaje.

Me vestí en lo que canta un gallo, me lavé los dientes y me puse unas ballerinas negras que encontré a los pies de la puerta de mi habitación y tan rápido como me había despertado, tan rápido ya estaba en el auto, rumbo a otro día nuevo en la oficina.

Afortunadamente, había guardado el anillo en mi bolso, y ahora el único malestar que tenía era sobre cómo irían las cosas una vez ponga un pie en el edificio.

No tuve que esperar demasiado, tal vez sea porque dormité varias veces en el auto, pero yo ya me estaba despidiendo de mis padres, y avanzaba a paso rápido al edificio.

Nada más entré en el ascensor... y todo el mundo reparaba en mi existencia. Me miraban curiosos y luego hablaban con la persona que tenían a su lado en voz baja, como si fuera animal en exhibición.

Dios, por favor no.

Respiré hondo, y les lancé una mirada asesina que por lo visto funcionó, porque rápidamente alejaron la mirada. Llegué a mi piso y troté hacia mi oficina al ver por el rabillo del ojo a Oliver, si un rumor estaba en boca de todos, el primero que se habría enterado era sin duda él.

Broken Sin / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora