1- Pecado Roto

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La toalla se deslizó hasta quedar en el suelo, y entonces estaba completamente desnuda frente a él. Tragó saliva, pero sus ojos nunca se desviaron de mi cuerpo, lo recorrían como si me comiese con ellos, lo que me ponía cada vez más caliente.

Vi que su entrepierna se ponía dura bajo sus pantalones deportivos, su mirada que siempre permanecía fría y calculadora ahora era oscura y llena de lujuria, luego de todo lo que me había dicho y el hecho de que estaba sin ninguna pizca de ropa a tan solo tres pasos de él me hacían sorprenderme de cuanto auto control tenía.

-Hazlo- dije sin ningún remordimiento-Tómame- mi voz no era más que un susurro, pero él podía oírme bien, porque lo siguiente que sé es que su boca chocó contra la mía y me reclamaba fervientemente con ella.

Sus manos se deslizaban por mi cuerpo todavía empapado por la ducha y me acariciaban sensualmente, luego me apretujaban contra él haciéndome sentir su erección y su esculpido cuerpo mientras su dominante lengua se metía en mi boca y me hacía ponerme cada vez más mojada.

Lancé un gemido cuando su mano derecha me empezó a acariciar un pezón y sus labios se movieron a mi cuello y bajaban hasta el otro pezón que chupó como si fuese un caramelo del mejor sabor.

-No tienes idea- dijo entre chupones-De cuantas veces fantaseé con esto- su mano se deslizó por mi estómago lentamente, lo que enviaba escalofríos por todo mi cuerpo, nadie jamás me tocó de la forma en que él lo estaba haciendo, siempre el más mínimo roce en mi estómago o cintura de cualquier persona me daba cosquillas, pero él, él podría hacer lo que quisiera conmigo-Dime Mara- su otra mano abandonó mi pezón y se deslizó por mi cuello hasta llegar a mi nuca, me agarró con una fuerza suave para que no desviara mis ojos de los suyos- ¿Por qué dejas que toque?- entonces la mano que se paseaba por mi estómago llegó hasta mi monte de venus, y sin darme tiempo de reaccionar, sus dedos acariciaron mi zona más sensible. Gemí entre dientes, nunca jamás había gemido frente a alguien, o para alguien- ¿Por qué yo, ah?- su lengua se paseó por mis labios antes de volver a devorarme la boca con esos labios que tanto tiempo me pregunté a qué sabían, y finalmente podía saberlo: menta y un toque de brandy- Habiendo tantos hombres, alguna persona has de encontrar interesante- su voz ronca y la forma en que me acariciaba, lenta y deliciosa sólo me hacían querer tenerlo dentro de mi de una bendita vez- ¿Por qué te entregas a mi?- y con eso paró.

Me asusté, no quería que dejara de tocarme o que se alejara de mí. Lo jalé por la camiseta cuando su auto control volvió y empezó a irse para atrás con evidente desesperación-Podrán haber otros, pero yo sólo te quiero a ti, quiero que seas tú- dije mirándolo sin parpadear.

Lo quería, lo ansiaba, lo necesitaba, todo él, quería que me apretujara contra la pared y me hiciera gritar su nombre una y otra vez, que me haga suplicar que parara luego de venirme tantas veces que mi cuerpo ya no resistía más, quería que fuera él quien me tomara de una buena vez.

-¿Segura?- susurró recorriendo su nariz por mi rostro.

-Totalmente- dije al segundo, y gracias a Dios ya no hubo más dudas.

Sus labios y sus manos estaban sobre mí otra vez y me relajé, cualquier duda si la hubiese tenido antes se había ido y me dejé llevar totalmente por su dominante fuerza, que me hicieron retroceder hasta la cama y me aplastaba debajo de él.

-Desde que te vi por primera vez, pude notarlo, era tan evidente y a la vez no demasiado- largó una risita mientras hacía un camino de besos desde mi mentón hasta mi ombligo-Eres más valiente y fuerte de lo que piensas Mara, es por eso que me gustabas más y más, pero oh, tan dulce e inocente, con una mente pervertida y traviesa- sus besos se detuvieron justo antes de llegar a mi clítoris-Oh mira esto, estás tan mojada- su sonrisa de lado, la cual sabía solo se presentaba cuando veía algo que era totalmente de su agrado se hizo presente-Apuesto a que nadie jamás te besó como yo lo hago- ante eso negué con la cabeza, estaba abierta de piernas con él teniendo una perfecta vista de mis partes más íntimas- Apuesto a que nadie te tocó como yo lo hago ahora- sus manos se volvieron a deslizar por mi cuerpo hasta llegar hasta mis pezones y los acariciaban y pinchaba suavemente mientras hablaba, volví a negar con la cabeza- Nadie nunca supo como tratarte- su voz no era más que un gruñido letal que me quemaba las entrañas- Déjame mostrarte cómo siempre deben alabarte- un lenguetazo, húmedo y cálido me hizo dar un pequeño salto, a lo que él sólo sonrió malévolamente y volvió a lamerme.

Broken Sin / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora